ElCapitalista007

sábado, diciembre 22, 2007

Como funciona el "capitalismo" en el sur

este es un texto que quiero que lo usen como un texto de como leer entre lienas, cosa que les ayudara a ser un buen comerciante bursatil, Ya que de eso se trata todo el negocio. pero lo mas importante, para quitar las venda a los que aun confunden la democracia con capitalismo. venezuela y petro caribe. (mi comentario viene detras).
http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=41749

El presidente de Venezuela Hugo Chávez lanzó ayer una propuesta para ampliar el esquema de intercambio del acuerdo Petrocaribe mediante un mecanismo de compensación con el suministro de bienes y servicios.

No hay bienes y servicios en el caribe que pueda ayudar a venezuela, PERIOD! ya que NO son economias de bienes y servicios, solo de agricultura y turismo. o se imaginan a jamaica o nicaragua o dominicana vendiendole Technologia o educacion a venezuela??? jejejejeje

El mandatario venezolano hizo el anuncio al pronunciar el discurso de aper tura de la Cumbre de Petrocaribe que se celebró en la ciudad de Cienfuegos , en Cuba, donde dijo que la fórmula es similar a la que Venezuela y Cuba aplican en su colaboración energética. Chávez explicó que la idea es retribuir la parte financiada de la factura petrolera y que actualmente es cerca de un 40%.

esto es falso, Cuba el afalbetismo es del 99%, en el resto del caribe no supera el 50% en total. pero encima de esto, venezuela subsidia la refineria de su crudo en texas para enviarlos a cuba, Cosa que no pasa con el resto de los paises del area.


Mientras el presidente Leonel Fernández expuso en la Cumbre que en solo dos años el acuerdo Petrocaribe ha permitido a la República Dominicana ahorrar 575 millones de dólares en su factura petrolera. El gobernante dijo que esos recursos se han utilizado para subsidiar el sector eléctrico, porque el país aún no ha podido eliminar el problema de los apagones.


falso tambien, ahora veremos porque, leer el siguiente articulo.

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=41714

dice asi (lo mas importante y lo mas delatador) :

Señaló que la deuda del porcentaje financiado asciende este año a 1,166 millones de dólares y pronosticó que en el año 2010 la deuda, que, afirmó: “no queremos que pese sobre nadie”, llegará a 4,566 millones de dólares.

la economia de l caribe es de 20 Billones anuales y es de las mas grande del caribe, asi que 1,166 billones es el casi del 6 % del PIB de casi todo el caribe y 4.5 Billones es el 100% del PIB DR, donde esta el ahorro del que hablan estos "gobernantes"???

De acuerdo a la fórmula de financiación de Petrocaribe, el 40 por ciento de la factura se financia a 25 años y a un interés del uno por ciento con hasta dos años de gracia. “Pudiera estar naciendo un espacio económico respetando los acuerdos ya existentes entre países, un nuevo espacio superpuesto a los que ya existen pero con otro perfil, con otros valores (...) utilizando como semilla, como motor de arranque, la factura que se va acumulando”, dijo.

Actualmente, si el gobierno de DR por ejemplo, hubiese Opetado por el modelo Anglo-estadoundice, donde TODO el mundo pueda importar crudo de todo el mundo libremente, el gobierno NO tuviese esa deuda y la deudas Y riesgos estarian en manos del sector privado..

Chávez defendió que “Petrocaribe trasciende un simple mecanismo de comercio, es un mecanismo integrador y mas allá unificador y más allá liberador” con la finalidad de resolver las asimetrías energéticas mediante, dijo, “intercambios favorables, equitativos y justos”.

No ha resuelto nada, lo ha empeorado. eso es un FACT, ya que los subisdios desangran todo el sector economico.

Aprovechó para proponer nuevos objetivos y ampliar el mecanismo de cooperación e integrador de Petrocaribe, creado en junio de 2005 y mediante el cual Venezuela suministra diariamente unos 53,000 barriles de petróleo y derivados diarios, cifra que asciende a 145,000 barriles de petróleo si se incluyen los 92,000 que proporciona a Cuba.

a realidad?? DR ni nadie tiene capacidad de refinar el petroleo de venezuela SOLO EEUU en este emisferio, asi que DR y paises como jamaica o cuba tiene que cubrir los costos de refinar ese petroleo en texas!!!!!, ya que el crudo de venezuela es tipo Sour y NO dulce, hasta China NO tiene capacidad de refinar ese crudo!!


ahora les explico como roban..
si el crudo de venezuela esta en 70 el barril porque es un crudo MALO, al gobierno apoderarse del suministro puede facturarlo al estado al precio que le da la gana, decir que lo compraron a 80 cuando en verdad lo compraron a 70 Y ganarse esos 10 dolares de margen sin que la poblacion se de cuenta. en pocas palabras estan disfranzando todo para robar con los subsidios y crear mas dependencia de la poblacion del estado "benefactor"..

Seria MUY diferente SI, si usaran el systema capitalista de supply side
lo correcto seria que el presidente dijera como hizo Reagan "traigan crudo todo el que quiera como si fuese camisetas o pantalones"!! eso hizo bajar el crudo de 101.70 el barril en el 79 a 15 dolares en el 1984!.

Ustedes diran : Y el crudo de HOY?? well el crudo de HOY tiene como su problema maximo el hecho de que en china e india 600 millones de personas hayan pasado a la clase media y que Europa y Estados Unidos sean mas ricos aun (incluyendo la bonanza economica gracias a las materias primas que se vive en sur american y Medio oriente).. Sin embargo, el hecho de dejar flotar la oferta y demanda, ha hecho que el mundo No se impacte de un crudo en 90 dolares!!!!.. si observan, lo que ha frenado al mundo un poquito es el problema de malos prestamos, NO el precio de las materias primas altas.. Cosa que fue MUY diferente en los 1970's cuando el gobierno hacia negocios de petroleo SOLO con otros gobiernos y Cuando intento poner un CAP a los precios, creando una grosera escases de los productos.

espero que entiendan un poco mejor que NO siempre un pais llamado democratico debe ser Capitalista.. de hecho, en el sur, NINGUN pais sabe lo que es el Capitalismo.. Nunca lo han experimentado..


solo traten de comprar gas en los oleoductos del sur como se hace en EEUU con 200 dolares y anonimamente.

CASO SHELL EN SANTO DOMINGO: LOS ATRASOS EN LAS ENTREGAS OBLIGARON A COMPRAR EN EL “SPOT”

La resistencia de Shell a importar 50,000 barriles diarios de combustibles desde Venezuela, se relaciona en parte con el hecho de que “en algunos casos los precios de PDVSA son mayores que los de otros suplidores”. Por esa razón la administración de la Refinería Dominicana de Petróleo (Refidomsa) también incurría en la ilegalidad de aplicar los ajustes de precios de paridad de los combustibles que adquiere en el mercado spot, a los mismos niveles de los provenientes de Venezuela.

Así se hace constar en el informe de la auditoría practicada por la Cámara de Cuentas a las operaciones de la Refidomsa.

El documento de 44 páginas cita comunicaciones presentadas por el representante de Shell, socio del Estado en Refidomsa, Rafael Maradiaga, donde se queja de que PDVSA, empresa suplidora de Venezuela, no estregaba los despachos a tiempo, lo cual obligaba a racionar el suministro en ocasiones.

A eso se agrega el hecho de que los contratos de suministro de combustibles de Venezuela a Refidomsa no incluyen penalidades cuando hay atrasos en los embarques, ni tampoco cuando se cambian los calendarios de entrega.

Agrega que el día nueve de noviembre de 2006, en una sesión del Consejo de Administración de Refidomsa, el gerente general de la empresa, Alfredo Nara, había informado que los atrasos de PDVSA para la entrega de los combustibles a tiempo estaban creando dificultades en el suministro, con el agravante de que “Redidomsa no tiene prácticamente poder de maniobra”, frente a la empresa estatal venezolana.

El documento hace referencia a la queja presentada por Shell el 30 de agosto de 2005, durante una sesión del Consejo que aparece en el acta número 08-05 y que expresa: “Adicionalmente existe un asunto de competitividad, ya que en algunos casos los precios de PDVSA son mayores que los de los otros suplidores de Refidomsa. Por lo tanto, si la refinería Dominicana de Petróleo importa a precios más altos que los precios a los cuales sus competidores importan, impactaría directamente en el margen y la competitividad de la empresa, ya que estos acuerdos obligan a Refidomsa, pero no a sus competidores”.

El Consejo lo aprobó
El informe de auditoría indica que el Consejo de Administración de Refidomsa, que cuenta con miembros de Shell y miembros del Estado dominicano, aprobó por unanimidad una solicitud de Maradiaga para que se le permitiera comprar combustibles en el mercado spot cuando PDVSA se atrasara en la entrega de los pedidos de importación de hidrocarburos.

Se recuerda que el Gobierno ha denunciado en varias ocasiones las limitaciones para aprovechar por completo el acuerdo de PetroCaribe, debido a que Shell no compraba la cuota completa de 50,000 barriles diario a Venezuela.

Sin embargo, no se había informado que el Consejo de Refidomsa autorizó a Shell a comprar en el mercado spot lo que le tocaba a Venezuela, cuando PDVSA se atrasara en las entregas de los pedidos.

El acuerdo PetroCaribe permite al Gobierno adquirir un crédito del 40% de la cuota de 50,000 barriles diario que le compre a Venezuela, con un plazo de 25 años para pagar, una tasa de interés de 1% anual y los dos primeros años de gracia.

Los contratos con PDVSA establece que Refidomsa debe vender los combustibles que le compre exclusivamente en el mercado dominicano.

AUDITORÍA
La auditoría que le practicó la Cámara de Cuentas a las operaciones de Refidomsa es fruto de una petición del Departamento de Prevención de la Corrupción, luego que se produjeran denuncias de irregularidades administrativas, de parte de representantes del Estado en el Consejo de Administración de la Empresa.

Shell Company es socio igualitario del Estado en Refidomsa, pero aunque el presidente del Consejo es nombrado por el Gobierno, la administración total de las operaciones es responsabilidad de la petrolera extranjera.


viernes, diciembre 21, 2007

Investment-grade credit ratings pay off after all

What a difference a few months make for issuers of corporate debt. The average spread between rates on new junk bonds and Treasuries has grown by 280 basis points since August, more than offsetting the decline in Treasury rates. As recently as June, non-investment-grade credit was all the rage. But thanks to the repricing of risk, it’s more cost-efficient today to be investment grade. While the structured finance market has largely shut down because of subprime mortgage turmoil, the investment-grade sector has remained open for business. That environment is likely to continue next year, analysts say, though a recession will make it more costly even for the best corporate credits.

The last few weeks have seen a surge in investment-grade issuance, with such companies as AT&T, Caterpillar, Harley-Davidson and Kraft Foods borrowing anywhere from $400 million to $3 billion apiece. And most of the deals were oversubscribed. In fact, 2007 could be a record year in terms of amount borrowed by investment-grade corporations, with J.P. Morgan, for instance, forecasting about $875 billion worth in the U.S. Nonetheless, investors have been asking for higher risk premiums now that the lending environment for corporations has become riskier than it was at the beginning of the year. Spreads on new bonds have been close to 50 basis points wider than on similar existing bonds, and while that’s making new bonds attractive to investors, it isn’t costing investment-grade corporations as much as it might because the higher spreads are mainly a result of falling Treasury rates.

For instance, the yield on 10-year Treasuries was at its highest point of 5.26% in mid-June, and reached its lowest point of 3.83% toward the end of November—a difference of more than 140 basis points. At the same time, investment-grade spreads are currently wide by historical standards, close to levels last seen about five or six years ago. Spreads of 10-year corporate debt rated A widened by about 95 basis points, to about 190 basis points, between the end of June and the end of November.

To what extent lower rates have offset higher spreads was clear in the case of Kraft Foods, for example, which borrowed $2 billion in 10-year bonds with a coupon of 6.125% in the first week of the month. In August, it floated $1.5 billion worth of bonds with a similar maturity with a 6.5% coupon.

Ten-year treasury yields had risen a touch to 4.15% as of a week ago, but the Federal Reserve’s interest rate cut last week by another 25 basis points, to 4.25%, could prompt yields to stay low. That will in turn fuel more bond issuance.
So it looks as if investment grade will continue to have an advantage over junk credits until conditions change dramatically. All bets may be off for financial services companies, however, as they struggle with write-downs related to subprime mortgages and collateralized debt obligations. Only a few financial services companies have tapped the bond market recently, instead selling preferred notes or stock to sovereign funds. And the cost of debt even for solid non-financial credits may rise significantly if macroeconomic conditions change. Although the balance sheets of most corporations are still in good shape, the chances of a recession next year are growing, and if one materializes, spreads could widen further without a commensurate decline in Treasury rates.

Goldman's Blankfein gets $67.9 million bonus

Goldman Sachs Group's (GS.N) board of directors awarded a $67.9 million bonus to Chairman and Chief Executive Lloyd Blankfein for 2007, according to a filing with regulators. The bonus comes after a fiscal year of record profits, even as rivals sustained large write-downs from the widening subprime crisis. Blankfein received $41.1 million of restricted shares and options, as well as cash of $26.8 million, the filing said.

miércoles, diciembre 19, 2007

Energy Newsstand: Mega-Refinery

U.S. Energy Secretary Samuel Bodman gave a warm welcome to what will be America’s biggest refinery when expansion is complete in 2010, the Houston Chronicle reports. Motiva Enterprise’s Port Arthur refinery will be able to refine 600,000 barrels of oil a day, and will be able to handle heavier crude and tar sands that are more plentiful than light, sweet crude. Now, the only question for the $7 billion project: What happens to planned tougher fuel-ecnonomy standards?

OPEC’s oil output rose in November despite the recent quota-freeze by the oil cartel, thanks to higher output from Saudi Arabia — now over the 9 million barrel a day mark — and Iraq, at its highest level in months though still off its pre-war average, notes Platt’s via CNN. The core OPEC members are now officially 280,000 barrels a day shy of their output quota — if that will be respected anyway.

And despite two days of falling prices, OPEC chiefs have found a new place to pour those petro-dollars, notes Bloomberg in Bali: Saudi Arabia, Kuwait, Qatar, and the UAE have agreed to invest $750 million to help fight climate change. Let’s see: At current production and prices, that adds up to more than 14 hours’ oil income.

Also in Bali, Bloomberg reports on a pair of new funds overseen by the World Bank to help poor countries fight deforestation, one of the leading causes of greenhouse-gas emissions and a big sticking-point at the climate conference. The first fund will help figure out how to value forests, and a second will reward countries that don’t slash and burn. “The U.S. hasn’t determined whether it supports the bank’s initiative,” Bloomberg notes.

What it has determined, the LA Times says, is that it doesn’t want firm targets for reducing GHG emissions in the next Kyoto-style treaty. “We don’t want to start out with numbers,” chief U.S. negotiator Harlan L. Watson said. Meanwhile, the WaPo chronicles John Kerry’s “20 minutes” in Bali where he preached the opposite message.

And a day after the Britain announced plans to rule the waves with massive offshore windfarms, Cleantech blog takes a gander at why offshore wind is still fraught with challenges. Two guesses: It’s wind power, and it’s miles offshore.


Para solucionar problemas lingüísticos, EE.UU. recurre a los médicos latinoamericanos

Gilberto Cota estudió medicina en Mexicali, México, pero nunca se convirtió en doctor titulado debido a que no pudo entrar a uno de los pocos programas de residencia en su país natal. Tras mudarse a California años después, Cota tuvo que resignarse a trabajar como asistente en temas de diabetes. Sus estudios de medicina no tenían ningún valor en Estados Unidos. Hoy, Cota practica medicina como parte de un programa piloto que trata de aprovechar el exceso de médicos en América Latina, con el objetivo de compensar la escasez crónica de médicos estadounidenses que hablen español.

A medida que el número de inmigrantes latinoamericanos que llega a EE.UU. alcanza nuevos récords, los hospitales de todo ese país pasan apuros por atender a los pacientes de habla hispana.
Cota, de 33 años, se está preparando para convertirse en un médico licenciado en EE.UU. Recibe una beca anual de US$21.000 de la Universidad de California, en Los Ángeles, para tomar cursos de preparación para los exámenes del Colegio de Médicos. Con su preparación universitaria estadounidense y unas cartas de recomendación, será admitido en un programa de residencia en un hospital. Hace poco, Cota fue entrevistado en el Centro Médico del condado de Riverside, en California. Aproximadamente dos tercios de los pacientes son hispanos, y muchos no hablan inglés. Sin embargo, sólo ocho de los 27 residentes de medicina familiar hablan español. El resultado es una pobre comunicación que cada año se traduce en millones de dólares gastados en exámenes innecesarios, visitas a urgencias y diagnósticos poco precisos o tardíos. La falta de entendimiento provoca confusiones sobre las dosis de los medicamentos y sus efectos secundarios, y contribuye a que no se cumplan las indicaciones médicas y haya un bajo seguimiento.

"Para proveer un cuidado seguro y de calidad, un médico debe entender al paciente", dice Patrick Dowling, un profesor de medicina familiar de la Escuela de Medicina David Geffen en UCLA.

Los hispanos representan 14% de la población de 300 millones de EE.UU. Pero sólo 5% de todos los médicos practicantes son hispanos. El Centro Hispano Pew, un grupo de investigación, reportó recientemente que menos de uno de cada cuatro latinos dice ser capaz de hablar bien inglés.

En California, donde 35% de la población es hispana, sólo 4% de los médicos son latinos. Ante esta realidad, Dowling y su colega Michelle Bholat diseñaron un programa de 14 meses que certifica a doctores de países latinoamericanos para participar en las residencias de medicina familiar en los hospitales universitarios del estado.

Antes del lanzamiento de este programa, muchos participantes habían trabajado en EE.UU. como técnicos de rayos X, asistentes de enfermería o voluntarios. Según Bholat, "es una solución obvia aprovechar las reservas existentes de graduados médicos con habilidades lingüísticas y culturales".

Tras completar sus residencias, los participantes se comprometen a trabajar al menos tres años en algún "área necesitada", en una ciudad o alguna comunidad rural. Actualmente, 14 médicos graduados en Latinoamérica están inscritos en alguna etapa del programa de UCLA, con un costo aproximado de US$48.000 cada uno. El programa, financiado en su totalidad por fundaciones privadas, cumplirá su primer año en febrero. Ahora, Dowling y Bholat buscan recaudar fondos para incrementar la capacidad de inscripción. Ambos doctores planean replicar el programa en otros campus de la Universidad de California, e introducirlo en otros estados donde también hay dificultades con los pacientes de habla hispana.

Texas, donde 35% de la población es hispana, ya está considerando el programa piloto de UCLA. "Se trata de un programa de responsabilidad social que necesitamos adaptar en Texas", dice Carlos Jaén, presidente de la junta del Departamento de Medicina Familiar y Comunitaria en el Centro de Ciencias Médicas de la Universidad de Texas, en San Antonio.

Jaén dice que ha visto "múltiples ocasiones" en las que la mala comunicación ha causado "situaciones peligrosas". Por ejemplo, la palabra "once": en inglés significa "una vez" y en español es el número. Cuando una receta médica dice que debe tomarse el medicamento once a day (una vez al día), algunos pacientes hispanoparlantes lo han interpretado como 11 píldoras al día. En el caso de los medicamentos cardíacos, esta dosis puede ser tóxica e incluso provocar la muerte.

A su vez, los países latinoamericanos generan más graduados de medicina de los que pueden emplear sus hospitales. En México, unos 12.000 estudiantes terminan cada año la carrera, pero los hospitales sólo ofrecen 4.300 puestos de residencia. El programa de UCLA está diseñado para aprovechar ese exceso.


La bonanza de las materias primas inaugura la era de las megamineras

Primero fue la creación de los grandes conglomerados privados de petróleo. Ahora están por llegar los grandes conglomerados privados mineros.Las mineras se han enriquecido en los últimos años al proveer las materias primas que han alimentado el auge del consumo desde China a India y Brasil. Con los precios de los commodities por las nubes, estas compañías han conseguido abultar sus reservas en efectivo y adquirir a sus rivales. Ahora, se están embarcando en una nueva ronda de consolidación que promete crear una nueva clase de monstruo industrial.

Las nuevas megamineras podrán ejercer una gran influencia sobre el costo de materias primas como el mineral de hierro, el cobre y el uranio y, por extensión, sobre el precio de los electrónicos de consumo, los autos y las viviendas.

En noviembre, la anglo-australiana BHP Billiton propuso una fusión con la también anglo-australiana Rio Tinto por US$135.000 millones. De concretarse, sería la combinación entre la primera y segunda minera del mundo, que daría vida a una compañía con un valor de mercado de más de US$335.000 millones. Eso es más que cualquier otra petrolera privada a excepción de Exxon-Mobil Corp. La fusión crearía el mayor productor mundial de cobre y aluminio, el segundo proveedor de mineral de hierro y, posiblemente, la mayor fuente de uranio.

La propuesta de BHP desató rumores de nuevos acuerdos. La semana pasada, la minera suiza Xstrata Plc, la quinta mayor del mundo, sugirió que estaba dispuesta a ser adquirida. Entre los posibles interesados figuran otras dos de las cinco mayores mineras del mundo: la británica Anglo American Plc y la brasileña Companhia Vale do Rio Doce, más conocida como Vale.

Estos movimientos se producen tras dos años en los cuales los acuerdos mineros sumaron más de US$100.000 millones. La estadounidense Freeport-McMoRan Copper & Gold Inc. adquirió a su compatriota Phelps Dodge Corp.; Vale compró a la canadiense Inco Ltd.; Xstrata se hizo con el gigante canadiense del níquel Falconbridge Ltd. al paso que Rio Tinto se quedó con el gigante canadiense de aluminio Alcan Inc.

La historia se repite

A inicios de esta década, el sector minero estaba en manos de compañías relativamente pequeñas que tenían escaso peso sobre la economía mundial. Pero las adquisiciones de los últimos años evocan la consolidación de la industria petrolera que comenzó en los años 90 y que creó a los gigantes de hoy. Exxon se unió con Mobil, Chevron con Texaco y British Petroleum con Amoco y Atlantic Richfield. "Si uno observa la industria (minera) y la historia del petróleo, en verdad es el mismo juego", dice Alex Gorbansky, director gerente de la firma de asesoría de mercados emergentes Frontier Strategy Group.

No todas las fuerzas que motivaron las fusiones petroleras, en todo caso, están presentes en la consolidación minera. A fines de los 90, los precios del crudo estaban deprimidos y las petroleras pensaban que las fusiones las ayudarían a reducir costos y sobrevivir la época de las vacas flacas. Las mineras de hoy enfrentan la situación contraria: los precios de las materias primas son tan altos y las compañías tienen tanto dinero que no saben qué hacer con él.

Las similitudes, sin embargo, son asombrosas, aseguran los banqueros y analistas del sector. Gracias al explosivo crecimiento económico de China y otros países en desarrollo, los commodities mineros han adquirido una relevancia estratégica que comienza a rivalizar con la del petróleo. Al igual que en el caso del crudo, ya se ha explotado la mayor parte de los depósitos de minerales de alto grado fáciles de encontrar. Lo que queda son recursos de menor grado a los cuales cuesta acceder y que están ubicados en regiones donde hay mayores turbulencias políticas. Al fusionarse, las mineras esperan enfrentar mejor estos desafíos.

Tamaño, tamaño, tamaño

Muchas mineras occidentales esperan que su tamaño y poderío tecnológico les sirvan para ser los socios escogidos por países como Mongolia, que necesitan de la pericia extranjera para desarrollar sus recursos naturales.

Las grandes mineras, asimismo, tratan de fortalecer sus operaciones para competir con los rivales que han surgido en países como Rusia y China.

El tamaño también será importante en una época de mayor nacionalismo. India, Indonesia y Bolivia protegen cada vez más sus recursos minerales, siguiendo el ejemplo de Rusia y Venezuela, que han tomado drásticas medidas para restringir el acceso de las petroleras extranjeras a sus recursos naturales. Compañías gigantescas, con una amplia presencia internacional, podrían tener más influencia para convencer a estos países a abrir su desarrollo minero. Por otro lado, si los gobiernos no quieren cooperar, estas megamineras tendrían un vasto portafolio de reservas como protección.

La era de la gran minería podría aumentar las ganancias de las compañías líderes, así como la consolidación del crudo impulsó los resultados de las grandes petroleras.

Sin embargo, la tendencia podría complicarles la vida a los consumidores. Un puñado de compañías tendría el poder de adoptar una postura de espera durante períodos de debilidad en los mercados y mantener los precios altos al cancelar proyectos o tomarse su tiempo antes de comenzar proyectos nuevos. "A mayor concentración, mayor poder de monopolio", afirma Amy Jaffe, experta de estudios de energía del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice de EE.UU. En un estudio publicado en noviembre, Jaffe halló que la consolidación del sector petrolero resultó en menos crudo, no en más. Jaffe sugiere que ello se debe a que las grandes petroleras han invertido en dividendos y recompras de acciones en detrimento de nuevas exploraciones. "La gente que tiene poder monopólico no lo usa para bajar los precios y desarrollar más suministro", observa.

Concentración minera

Aunque un acuerdo entre BHP y Rio Tinto dista mucho de estar a la vuelta de la esquina, la oferta de BHP ilustra las fuerzas que, en opinión de los analistas, están detrás de la consolidación de la industria.

Una mirada a la potencial fusión entre BHP Billiton y Rio Tinto ofrece un vistazo de cómo se vería el mundo tras la creación de las megamineras.

De realizarse una fusión, sólo dos empresas, BHP-Rio y Vale, controlarían más de 70% del comercio mundial de mineral de hierro. En contraste, la Organización de Países Exportadores de petróleo apenas controla un 40% del petróleo mundial. A su vez, cerca de un 70% del uranio proviene de unas 12 minas, incluyendo tres controladas por BHP y Rio.

BHP y Rio tienen su origen en el siglo XIX, cuando sus antecesores desarrollaron minas en Australia, España y otros países. A lo largo de los años, las empresas crecieron mediante fusiones y minas nuevas hasta convertirse en los mayores protagonistas de la minería.

BHP era conocida como la empresa más agresiva que tenía geólogos que favorecían los proyectos grandes y complejos. Rio tenía la reputación de ser una empresa más estirada pero financieramente inteligente, con una tendencia a hacer estimaciones bajas del valor de sus activos con el fin de manejar las expectativas de los inversionistas.

Hasta 2001, sin embargo, la industria todavía estaba fragmentada. Había más de 10 compañías de tamaño medio con capitalizaciones de mercado de entre US$3.000 millones y US$5.000 millones. Ninguna dominaba el sector. Pero el negocio comenzó a cambiar con el auge en el precio de las materias primas que se inició en 2002.

El dinero proveniente de las economías de rápido crecimiento, en especial China, se acumulaba en las arcas de las mineras. Las compañías aumentaron los dividendos y recompraron acciones para complacer a sus accionistas. Ello, sin embargo, no mejoraba los pronósticos para su crecimiento futuro. Así que, BHP y sus pares comenzaron a comprarse unos a otros.

Hacia 2007, el paisaje minero había cambiado y estaba dominado por un puñado de grandes protagonistas, entre ellos BHP, Rio, Vale, Xstrata y Anglo American. Hoy, el valor de mercado de BHP supera al de Cisco Systems o Chevron Corp. La brasileña Vale tiene una capitalización de mercado superior a ConocoPhillips. Las mineras de tamaño medio prácticamente han desaparecido.

La próxima meta

"Estamos en el juego de las sillas musicales", dice Wayne Atwell, un ex analista minero de Morgan Stanley que está lanzando Pontis Global, un fondo de inversión dedicado a los recursos naturales. "Hay cada vez menos sillas y si uno quiere hacer otra adquisición, mejor que sea ahora o ya se habrá ido".

Las perspectivas de la industria minera podrían cambiar radicalmente si el crecimiento económico de China se frenara en forma abrupta. En ese caso, los precios de los commodities podrían desplomarse, dejando a las mineras con activos que fueron adquiridos durante la época más cara del mercado de recursos naturales.

Sin embargo, la mayoría de los observadores predice que la demanda china seguirá siendo sólida y que la ola de consolidación se está moviendo con tal rapidez que será difícil que otras compañías no formen parte de ella.

Una vez que la consolidación haya avanzado, la minería tendrá que inventar nuevas formas de crecer. Una de las ideas que circula es que las grandes mineras comiencen a adquirir a las grandes petroleras.



Una deuda que Cristina Kirchner podría tener con Hugo Chávez

Argentina no es muy concienzuda a la hora de pagar sus deudas, pero eso podría cambiar bajo la flamante presidenta Cristina Kirchner. Dos noticias que se revelaron la semana pasada sugieren que su gobierno podría tener una abultada cuenta abierta con el presidente venezolano Hugo Chávez y que está haciendo un gran esfuerzo para pagarla.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos sostiene que la reciente campaña electoral de Cristina Kirchner era el destino de US$800.000 en efectivo que había en un maletín de Chávez que se envió a Argentina en agosto. Si resulta cierto, esto confirmaría lo que muchos argentinos sospechan desde hace tiempo: Argentina, bajo el mando del ex presidente Néstor Kirchner y ahora de su esposa, han sido "arrendados" por hombre fuerte venezolano de la misma manera en que Bolivia y Nicaragua cayeron bajo su influencia.

Esto no sólo es sombrío para la democracia argentina. Si algunos miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) están de verdad en la nómina salarial de Chávez, ello explicaría por qué el organismo multilateral con sede en Washington ha sido tan tímido con el gobernante antidemocrático de Venezuela, a pesar de su mandato de defender la democracia.

También arroja dudas sobre si Cristina Kirchner estaba actuando de buena fe la semana pasada cuando se reunió con el presidente colombiano Álvaro Uribe, el enemigo declarado de Chávez en Sudamérica, para discutir la desesperada situación de la rehén franco-colombiana Ingrid Bentancourt y otras 44 personas que están retenidas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La presidenta Kirchner pasó a la ofensiva la semana pasada, calificando la acción del FBI (que detuvo a cuatro personas relacionadas al caso del maletín) como una "operación basura". Pero el FBI tiene un punto. Hay que recordar que el hombre que transportaba el maletín con los US$800.000 retornó a su hogar en Florida después de que las autoridades argentinas lo dejaran libre. El fiscal estadounidense en Miami dice que tres venezolanos y un uruguayo actuaron como agentes extranjeros cuando viajaron a Estados Unidos para tratar de silenciar al portador del maletín "en un esfuerzo por tapar un creciente escándalo internacional".

Dada la despreocupación con la que el contrabandista del maletín abordó su tarea, no es difícil imaginar que Venezuela considerara la transacción como una rutina y que pensara que sencillamente fue in infeliz al que pillaron. El periódico argentino La Nación reveló hace unos meses que aviones y funcionarios venezolanos aterrizan regularmente en el aeropuerto Jorge Newberry en Buenos Aires y que pasan por alto las inspecciones aduaneras.

Si Chávez de verdad subvencionó la campaña de Cristina Kirchner, ella le debe mucho. Esto tal vez explica la postura pro Chávez que asumió el martes 11 en el tema de los rehenes colombianos cuando se reunió con el presidente Uribe en Buenos Aires. En vez de abogar por la Convención de Ginebra de 1949 y de hacer un llamado a las FARC para que liberen a sus rehenes sin condiciones, como lo hizo hace poco la presidenta chilena Michelle Bachelet, Cristina Kirchner presionó al jefe de Estado colombiano a ser más abierto. En otras palabras, adoptó la misma postura que Chávez y las FARC: ambas partes insisten en que Uribe es el obstáculo que impide el progreso.

La presidenta puede tener razones de política interna para evitar el tema de la Convención de Ginebra. Su gobierno -y el de su marido antes-dependen de aliados, asesores y miembros del gabinete que son ex miembros de grupos de terror argentinos y que se ganaban la vida en los años 70 mediante secuestros. Si las FARC son culpables de violar la Convención de Ginebra, entonces también lo son muchos kirchneristas.

Si tiene una deuda con Chávez, tiene motivos adicionales para tratar de culpar a Uribe en vez de los terroristas. Chávez no oculta su apoyo a las FARC o su animosidad hacia Uribe. La cúpula de las FARC pasa el tiempo en Caracas y manejan su narcotráfico en el patio trasero de Chávez. Si por razones puramente humanitarias quisiera liberar a los rehenes, ya lo podría haber hecho. Las guerrillas necesitan un pasaje a través de Venezuela y podrían cuadrarse frente a Chávez cuándo él quisiera.

Uribe tal vez cometió un gran error al solo considerar una negociación de rehenes con las FARC. Los rebeldes jamás han sugerido que están interesados en la paz. Quieren intercambiar sus prisioneros "políticos" -policías, soldados, políticos y tres contratistas estadounidenses- por un beneficio estratégico que mejore la eficiencia de sus negocios de narcóticos y secuestros. A la luz de esta realidad, Uribe hubiera obrado mejor al mantener una política de cero conversaciones con los terroristas.

Sin embargo, el gobierno colombiano está bajo una fuerte presión del presidente francés Nicolas Sarkozy y los familiares de los secuestrados, por lo que Uribe abrió un diálogo. Asumió un riesgo aún mayor al concordar en que Chávez fuera un negociador. Casi de inmediato, el presidente venezolano violó las reglas básicas al tratar de hablar directamente con los militares. Su meta era asegurar la principal demanda de las guerrillas: un nuevo territorio rebelde libre de fuerzas armadas colombianas. Uribe tomó la rápida y sabia decisión de despedir al "negociador" venezolano. Pero ahora se encuentra bajo la presión renovada de Cristina Kirchner para que haga más con el fin de satisfacer las demandas de los narcotraficantes.

Según informes de la prensa local, en su encuentro con Uribe, Cristina Kirchner no mostró ningún agradecimiento por la última concesión que Colombia hizo a las FARC: una zona desmilitarizada bajo observación internacional. Se trata de 150 kilómetros cuadrados que serán entregados durante 30 días para servir de lugar para intercambiar los rehenes por 500 insurgentes de las FARC que retiene el gobierno. Las FARC también han ignorado esta oferta.

Y la presidenta argentina tampoco parece estar interesado en llegar a fondo en el "caso del maletín". En vez de ello, una enojada Kirchner se plantó frente a las cámaras de televisión y sacó la carta del género. "Esta presidenta puede ser mujer, pero no se va a dejar presionar", dijo en referencia a la antipatía de Estados Unidos hacia su amigo Chávez.

Su actitud no sirve de mucho consuelo para los hombres y mujeres colombianos que viven bajo el terror de las FARC, un terror que Chávez, y ahora Cristina Kirchner, quieren apaciguar.


ex secretario del Tesoro, pide estímulos fiscales para evitar recesión

El ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers, alguna vez considerado como el miembro fiscalmente mas republicano del equipo de Bill Clinton, afirma que el gobierno debería considerar un paquete de recorte tributario y gasto fiscal de entre US$50.000 millones y US$75.000 millones para evitar una fuerte recesión.

Summers, que ahora ejerce como profesor en la Universidad de Harvard y como gestor en un fondo de inversión, también urgió a la Reserva Federal a tomar medidas más agresivas para asegurarse de que los recortes en las tasas de interés en verdad lleguen hasta los consumidores y así estimulen el gasto.

"Pienso que la probabilidad de una recesión es mayor a 50% y que existe una posibilidad cierta de una recesión más seria que lleve al peor desempeño económico desde finales de los años 70 y comienzo de los 80", afirmó. Incluso una recesión suave le costaría a la familia estadounidense promedio de cuatro miembros entre US$4.000 y US$5.000 al año, mientras que elevaría el déficit anual del gobierno en US$100.000 millones.

El gobierno, afirmó Summers, debería enfrentar el bajón mediante gastos específicos y temporales, incluyendo una extensión preventiva de los beneficios de desempleo y una rebaja universal en los impuestos, entre otras cosas.

Críticas a la Fed

Durante el fin de semana, el ex presidente de la Fed, Alan Greenspan, hizo comentarios en la TV que llevaron a algunos observadores a pensar que él también defiende la postura de un estímulo fiscal. Pero en comentarios a The Wall Street Journal ayer, Greenspan disputó esa caracterización. "Hablo de ayuda de emergencia, similar a lo que el gobierno hace cuando ocurren desastres naturales". Greenspan dijo que se opone a cualquier medida del gobierno que pudiera alterar los términos de los contratos hipotecarios, al igual que cualquier intervención que pretenda evitar que los precios de las viviendas caigan. Esto "retrasaría el clímax, tan necesario para terminar con la actual crisis".

Las críticas de Summers también se extendieron a la Fed. Dijo que los recortes de las tasas de interés apenas han tenido efecto debido a la desgana de las instituciones financieras a conceder créditos. La Fed ha reducido su tasa de interés de referencia de corto plazo en un punto porcentual desde agosto, de 5,25% a 4,25%.

Summers analizó de una forma similarmente pesimista la parte clave de la respuesta del gobierno Bush a la creciente ola de embargos hipotecarios entre los propietarios de bienes raíces con préstamos ajustables de alto riesgo. El actual secretario del Tesoro de EE.UU., Henry Paulson, ha respaldado un plan voluntario que otorgaría nuevas hipotecas o tasas congeladas para hasta 1,2 millones de prestatarios de alto riesgo en los próximos dos años.

Sin embargo, Summers también se opuso a este plan. En su lugar, propuso cambios en las leyes de bancarrota para que permitan a los propietarios insolventes reducir su deuda existente. Argumentó que un plan así haría que la gente pudiera quedarse con sus casas, pero costándoles menos dinero a los prestamistas que lo que supondría la ola de embargos que vaciaría los vecindarios y hundiría aún más los precios de las viviendas.

Summers también destacó que sus comentarios no están influenciados por el hecho de que se desempeñe como director gerente de D.E. Shaw, un firma de inversión y capital privado de Wall Street. "En D.E. Shaw son conscientes de mis puntos de vista", dijo. "Sus estrategias de inversión no están motivadas por consideraciones de política macroeconómica".



El BCE y la Fed pisan el acelerador en su campaña por combatir la crisis de liquidez

En un esfuerzo enorme por impedir una crisis de fin de año en el mercado de dinero, el Banco Central Europeo inyectó ayer 348.600 millones de euros, unos US$501.650 millones, en préstamos a dos semanas para los bancos, la mayor suma que el banco central ha facilitado de una sola vez.

En una medida que evoca los preparativos para la crisis informática del año 2000, a fines de 1999, el BCE lanzó un asalto frontal contra cualquier probabilidad de que la búsqueda de los bancos de fondos entre ahora y finales de año deteriore aún más el debilitado sistema de mercado de dinero. Basta que, por ejemplo, una sola institución descubra a finales de diciembre que está corta de efectivo para que se desate una búsqueda urgente que podría disparar las tasas de los mercados hacia las nubes. "La inmensidad de la suma es un indicio de lo estresada que estaba la gente", dice James Nixon, economista de la zona euro para Société Générale, en Londres.

Nixon y otros analistas indicaron que aunque los fondos seguramente suavizarán las tensiones a corto plazo, la maniobra no eliminará los temores sobre la profundidad de la exposición de los bancos europeos a los créditos hipotecarios de alto riesgo en Estados Unidos. "Esto no soluciona el problema", opina Nixon. "Solamente lo pospone".
La respuesta inicial de los mercados fue positiva. Las tasas interbancarias a dos semanas cayeron a entre 4,25% y 4,3%, cerca del nivel de la tasa del BCE para los préstamos a un día, que se ubica en un 4%. Los fondos a dos semanas se ofrecieron a una tasa de 4,21%.

Batalla de los mercados

La decisión del BCE es el último cañonazo en la campaña de los bancos centrales del mundo, anunciada la semana pasada, que tiene como fin persuadir a los bancos para que otorguen más crédito, en especial entre ellos. Los bancos quieren dinero en efectivo para apuntalar sus balances de fin de año, que serán minuciosamente revisados por los analistas y las agencias de calificación de riesgo.

Por su parte, la Reserva Federal de Estados Unidos empezó a subastar esta semana el primer tramo de unos US$40.000 millones en préstamos a 28 días a los bancos. Los resultados serán anunciados hoy. Una segunda subasta, con préstamos a 35 días por hasta US$20.000 millones, tendrá lugar el 20 de diciembre.

El Banco de Inglaterra, mientras tanto, añadió 10.000 millones de libras esterlinas, unos US$20.200 millones, en fondos a tres meses para los mercados de dinero británicos.

La Fed lanzó las subastas de fondos debido a la renuencia de los bancos de acudir directamente a su ventana de descuento, ya sea porque tales créditos podrían estigmatizarlos o porque la tasa de 4,75% era considerada poco atractiva.

Los analistas seguirán de cerca los resultados de la subasta de la Fed para determinar cuánto dinero buscaron los bancos y a qué tasas se endeudaron.

"El desenlace más tranquilizador es que las ofertas, por la tasa a la cual los bancos están dispuestos a endeudarse, estén cerca del mínimo", dice Lou Crandall, economista jefe de la firma de investigación de Wall Street Wrightson Associates. "Sería una señal de que los bancos están felices de obtener los fondos, pero que no los necesitan". J.P. Morgan Chase & Co. y Bank of America Corp. figuran entre los bancos grandes que participaron en la subasta de la Fed. Kenneth Lewis, presidente ejecutivo de Bank of America, dijo la semana pasada que la oferta de su entidad iba probablemente a ser superada por la de otros bancos que necesitan más los fondos y están dispuestos a pagar un interés más alto.

Desde agosto, los bancos han estado reevaluando los riesgos asociados con toda clase de préstamos, incluyendo los realizados a otros bancos. Esto distingue el actual momento de otras crisis, donde los bancos se limitaban a reducir sus créditos a sus clientes tradicionales. "Habitualmente no se ve que los bancos disminuyan sus préstamos a otros bancos", disse David Fanger, director de crédito para instituciones financieras de la calificadora de riesgo Moody's Investors Service. "Al parecer están acumulando efectivo".

¿Contraproducente?

No todos aplaudieron las medidas del BCE. "Han confundido al mercado y creado mucha volatilidad", dijo Erik Nielsen, economista europeo para Goldman Sachs Group, en Londres. "¿Por qué el BCE abandonó las subastas y se la jugó por una inyección de liquidez? Honestamente no lo sé, pero tienen que haber estado terriblemente preocupados por la falta de liquidez durante las últimas semanas del año".

Una opción menos dramática habría sido bajar la tasa a la cual el BCE presta a los bancos directamente, el equivalente en la zona euro de la tasa de descuento de la Fed, que actualmente llega al 5%, dice Nielsen. El BCE, no obstante, es renuente a desplegar nuevas herramientas para combatir las tensiones del mercado por temor a que se interprete como una señal de que la entidad cree que se avecina una crisis.

Las autoridades tanto del BCE como del Banco de Inglaterra esperan tener un cuadro más claro sobre las pérdidas relacionadas a los créditos de alto riesgo durante el segundo trimestre, luego de que los bancos revelen los resultados auditados de este año, entre marzo y abril de 2008.

El BCE había preparado a los mercados para la medida de ayer, al señalar en la noche del lunes que el organismo no fijaría un tope sobre las ofertas que aceptaría en la subasta de hoy. El BCE había estimado previamente que los bancos necesitarían 180.500 millones de euros para realizar sus negocios de rutina en el curso de las próximas dos semanas. La enormidad de la cifra que demandaron ayer demuestra el nerviosismo de los bancos acerca de sus niveles de efectivo al final del año.

"Ahora necesitamos paciencia para atravesar el período por el cual los bancos deben revelar sus pérdidas", dijo el gobernador del Banco de Inglaterra Mervyn King en testimonio ante el Parlamento Británico. En forma separada, el primer ministro británico Gordon Brown invitó a los líderes de Francia y Alemania a Londres a una cumbre sobre estabilidad financiera en los mercados globales. Se espera que el presidente francés Nicolas Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel asistan al encuentro.



lunes, diciembre 17, 2007

El alza del arroz dejaría hambrientos a muchos

El auge de las materias primas, desde la gasolina al oro, está empujando ahora el precio del arroz (un alimento básico para la mitad del mundo) a su nivel más alto en casi 20 años. El encarecimiento del arroz tiene consecuencias complejas para la economía global. El grano, utilizado para hacer desde sushi a burritos, se está viendo afectado por malas cosechas y una escasez de suministros en algunos de los mayores países exportadores y consumidores de arroz, justo cuando la demanda crece en lugares como India y Filipinas.

El incremento del precio ha beneficiado a algunos agricultores e inversionistas. Pero, al mismo tiempo, se espera que contribuya a una prolongada ola de inflación en los alimentos para el futuro próximo, lo cual podría ampliar la brecha entre los ricos y los pobres.

Una preocupación humanitaria es que los consumidores más pobres del mundo, muchos de los cuales dependen del arroz, a menudo carecen de voz para reclamar en situaciones semejantes. "Cuando hay escasez de alimentos, pasan hambre de forma silenciosa", señala Joachim von Braun, director general del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias.

Los precios exorbitantes están atrayendo a una multitud de inversionistas. En el Chicago Board of Trade, el número de apuestas sobre los contratos a futuro del arroz alcanzó un máximo, una clara señal de que cada vez más corredores ven una oportunidad de ganar dinero con el auge de los precios. Jugadores poco tradicionales en este sector, como los fondos de cobertura, están transando arroz, según Fred Seamon, director asociado de investigación sobre commodities del CBOT.

Mientras que los precios de otras materias primas como el petróleo han coqueteado con máximos históricos en los últimos meses, en términos ajustados a la inflación, los commodities agrícolas aún tienen un margen para subir antes de alcanzar ese punto. Por ejemplo, el precio del trigo tendría que ver un salto del 106% para establecer un alza récord en términos reales, según cálculos de Lewis.

El viernes, en el CBOT, los contratos de futuro del arroz cerraron en US$13,12 por 100 libras, una caída de US$0,55. Se trata de un alza frente a los US$9,87 de hace un año y está apenas a unos decimales del récord previo de US$13,40, establecido en enero de 1998, cuando el arroz se transaba en el Mid-America Exchange.

Si bien estos precios no están en los niveles máximos en términos reales, amenazan con agravar la pobreza en grandes partes del mundo.

Las materias primas agrícolas suelen tener un impacto humano más directo que, digamos, el petróleo o el acero. Los granos se han transado a precios apenas vistos en parte por la combinación de una mayor demanda por los biocombustibles (como el etanol a base de granos) así como un crecimiento de la población mundial, lo cual significa básicamente más bocas por alimentar en el mundo en desarrollo.

Además, la debilidad del dólar ha impulsado este auge global de los precios del arroz, debido a que la mayoría es transado en dólares. En Tailandia, el mayor exportador de arroz del mundo, el precio del arroz de grano largo ha subido casi un 20% en lo que va de año, según Nathan Childs, economista del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.


Cinco razones por las que Estados Unidos puede esquivar una recesión dolorosa

Con los mercados financieros conmocionados y con los precios de los bienes raíces en Estados Unidos que siguen cayendo, se habla mucho de que una recesión es casi inevitable. Sin embargo, la economía estadounidense podría eludir un bajón doloroso. En la última encuesta realizada por WSJ.com, la página Web de The Wall Street Journal, la posibilidad de que EE.UU. entre en recesión, definida como dos caídas trimestrales consecutivas del Producto Interno Bruto, llegó a 38%. Se trata de la cifra más alta de los últimos dos años, pero la mayoría de los economistas piensa que EE.UU. no va a caer en una recesión.

Es imposible saber a ciencia cierta lo que va a pasar. Predecir la trayectoria de la economía es especialmente difícil durante los puntos de inflexión y la economía está enviando señales confusas. Hay razones, sin embargo, para pensar que la economía estadounidense no va a caer en un precipicio.

La Fed está en ello. La Reserva Federal, que ha recortado su tasa de interés de referencia en un punto porcentual desde agosto, podría seguir reduciendo las tasas hasta mediados del año entrante para atenuar los golpes provenientes de los mercados de crédito y de bienes raíces. La Fed también está experimentando con nuevas herramientas para aliviar la contracción del crédito y estimular a los bancos a que no dejen de otorgar préstamos.

Las medidas de la Fed tal vez ya hayan ayudado. Habitualmente, las recesiones no se inician cuando las tasas de interés son tan bajas como en la actualidad, dice Joseph LaVorgna, economista jefe para EE.UU. de Deutsche Bank. La tasa de fondos federales, que se cobra a los préstamos interbancarios, alcanzó un máximo de 3% real en el ciclo actual, muy por debajo del 4% previo a la recesión de 2001 y al 5,3% antes de la recesión de 1990-91. "Estamos cifrando muchas esperanzas en la Fed", dice LaVorgna. "Una Fed proactiva y tasas bajas desde un comienzo son dos factores muy poderosos para impedir una recesión".

La economía global apuntala a EE.UU. El crecimiento de la economía mundial ha elevado la demanda por bienes estadounidenses, lo que ha contrarrestado la caída en el consumo interno. Los mercados emergentes, que absorben más de la mitad de las exportaciones de EE.UU., siguen creciendo, algunos a un ritmo acelerado.

La debilidad del dólar, que se debe en parte a la baja de tasas decretada por la Fed, abarata el costo de las exportaciones estadounidenses e incentiva a que las multinacionales de otros países inviertan en EE.UU. para reducir sus costos.

La economía aún genera empleo. El mercado laboral experimenta una caída modesta en los niveles de contratación, pero no un drástico aumento en los despidos. Aunque las empresas ligadas a los bienes raíces y las finanzas están despidiendo a más gente, el crecimiento en el sector servicios sigue siendo robusto y otros sectores siguen a flote. Los economistas que participaron en la encuesta de WSJ.com predicen la creación mensual de 84.000 empleos, en promedio, no ligados a la agricultura en el transcurso del próximo año. Esto haría que los ingresos sigan creciendo y los consumidores sigan gastando.

La crisis inmobiliaria seguirá, pero gran parte del daño ya está hecho. Durante buena parte de esta década, la construcción de viviendas ha sido uno de los principales motores del crecimiento. Desde el año pasado, sin embargo, cuando la construcción de viviendas empezó a derrumbarse, la contribución de los bienes raíces al crecimiento de EE.UU. ha caído en forma significativa. Ahora, el aporte del sector de la construcción residencial es tan bajo, que hay poco margen para que afecte aún más el crecimiento.

El gasto fiscal sigue siendo fuerte. El gasto del gobierno —no solamente de Washington, sino también de los gobiernos estatales y locales— sigue siendo dinámico. Este año, el gasto de los gobiernos estatales y locales está contribuyendo un 25% al crecimiento del PIB. "El gasto local y de los estados ha sido un héroe al cual no se le han cantado sus victorias", dice LaVorgna.

Las probabilidades de una recesión ciertamente han aumentado y los cielos están nublados. Pero hay una probabilidad de que el tiempo se despeje hacia mediados del año entrante.



Rice Prices Are Steaming

The global commodities boom that has lifted prices of everything from gasoline to gold is now elevating rice -- a staple food for half of the world -- to its highest level in nearly 20 years.Rice's surge has complex consequences for the global economy. Used in everything from sushi to burritos to Rice Krispies, the ubiquitous grain is suffering poor harvests and tight supplies in some of the biggest rice-exporting and rice-consuming nations, just as demand grows in places like India and the Philippines.

The higher price is a boon for some farmers and investors. But at the same time, it is expected to contribute to a protracted bout of food-price inflation for the foreseeable future, which could widen the rift between the world's haves and have-nots.

"At the end of the day, the fight will be between the industrialized world and the developing world," says Michael Lewis, managing director at Deutsche Bank.

A particular humanitarian concern is that the world's poorest consumers, many dependent on rice, often have little or no voice. "When they suffer food shortages, they starve in silence," says Joachim von Braun, director general at the International Food Policy Research Institute.

Soaring prices are drawing myriad investors into the market. On the Chicago Board of Trade, the number of bets outstanding on rice futures contracts recently reached a high -- a basic sign that more traders see a chance to make money on rising prices.

Nontraditional players, such as hedge funds, are now trading in rice, according to Fred Seamon, associate director of commodity research at the CBOT, and new exchange-traded investment products aimed at individual investors are also being rolled out. Two months ago, Jim Rogers, founder of the Rogers International Commodities Index, launched the Rogers Agricultural Exchange Traded Note.

While prices for other commodities like oil have been flirting with records in recent months, in inflation-adjusted terms, agriculture commodities still have room to rise before reaching that point. For example, the price of wheat will have to increase by 106% before it reaches its record high in real terms, according to Mr. Lewis at Deutsche Bank.

As rice prices rise, food aid for developing countries is becoming scarcer. And the international price for broken rice, an affordable grade favored in many African countries, has increased 40% since last year, according to the United Nations Food and Agriculture Organization.

On the CBOT Friday, rice futures contracts settled at $13.1250 per 100 pounds, down 5.5 cents. That is up from $9.87 a year ago and just shy of the previous record price of $13.40, set in January 1988 when rice was traded at the Mid-America Exchange.

While prices like these aren't at record levels in inflation-adjusted terms, they nevertheless threaten to exacerbate poverty in large areas of the world.

Senegal Riot

One risk is that, in some cases, rising prices lead to food shortages and social unrest. Indeed, in November a riot that broke out in Senegal was in part attributed to higher prices for rice, a staple there. Protesters, throwing rocks and burning tires, were met with police firing tear gas.

The story of rice echoes that of nearly all commodities, whether petroleum, copper or wheat. Prices for many commodities are surging thanks to booming demand from emerging economies like China. It is having broad ripple effects: Steel prices make it costlier to construct buildings; the rising cost of oil helps to drive up the cost of world shipping rates.

Rising oil prices also make it costlier to grow and ship rice and other grains -- which, in turn, drives up food prices.

Human Impact

Agricultural commodities, of course, tend to have a more direct human impact than, say, oil or steel. Grains have been trading at or near historic highs partly because of a combination of growing demand for biofuels -- such as ethanol made from grain -- as well as a rising global population, which means more mouths to feed in the developing world.

In addition, the weaker dollar has helped to boost global rice prices, as most rice is traded in dollars. In Thailand, the world's largest rice exporter, the price of long-grain rice has increased nearly 20% since last year, according to Nathan Childs, senior economist at the Department of Agriculture.

All these factors have depleted global grain stocks to levels not seen in decades. Wheat stocks are at their lowest level in 60 years. Rice stocks are at 24-year lows.

Complicating matters: Historically, rice has been a thinly traded market. Only about 7% of global rice production is traded on the world market, according to Mr. Childs. This means that, in the event of a supply shock, rice importers have to scour the globe for available supplies, driving up the price even further. For comparison, about 16% of other grains, like wheat and corn, are traded globally.

Permanent Trend

Increased demand and tightening supplies are likely to persist. The Agriculture Department estimates that food prices will increase about 4.5% this year over last, compared with a 2.4% annual increase last year. In the developing world, food prices have increased about 9% over last year, according to the International Monetary Fund.

Higher food costs tend to hit people in poor countries harder than those in developed countries as households in developing countries spend a larger percentage of their income on food. In the U.S., food makes up about 18% of the overall consumer-price-index basket, compared with as much as 40% in some emerging economies, according to a report by Deutsche Bank.

For countries that rely on donations or aid to feed the hungry, higher prices can mean less food. At the United Nations World Food Program, rice is the third-most-frequently purchased commodity, and it supplies more than 70% of caloric intake in poor countries like Cambodia.

"If prices go up we'll be getting less of that particular commodity," says WFP spokeswoman Jennifer Parmelee. She says the price of procuring food has increased 50% over the past five years.

Since 2000, global rice consumption has increased 7.5%, while production increased about 5.4%. As supplies run short, the risk for the world market is that big rice exporters start keeping the food for themselves rather than selling it on the market, further driving up prices.

In July, Vietnam -- the world's second-largest rice exporter after Thailand -- said it would restrict rice exports in order to meet domestic needs first. India, another large exporter, announced similar export restrictions in October.

The U.S. accounts for only about 1.5% to 2% of global rice production, but it is the fourth-largest exporter, behind Thailand, Vietnam and India.

This year, U.S. rice acreage was 3% smaller than last year because of strong prices for competing crops, like corn and soybeans. However the crop is estimated to be 2% bigger because of higher yields. U.S. exports are expected to be nearly 20% higher than last year.


domingo, diciembre 16, 2007

Bolivariano con buen gusto

Chávez, el bolívar y el dólar

por Manuel Hinds.-A principios de la semana pasada el Presidente Hugo Chávez de Venezuela apareció en los medios de comunicación de todo el mundo demandando que los países de la OPEP coticen el petróleo en una moneda distinta al dólar. Inmediatamente después él anunció el fin del poder del dólar y, con éste, del poder económico y político de los Estados Unidos. Como era lógico esperar, con la excepción de a Irán ninguno de los otros países de la OPEP apoyó su idea de cotizar el petróleo en una moneda distinta al dólar. Era lo que podía esperarse porque la moneda en la que se cotiza un producto no hace ninguna diferencia a su precio real. Si usted quiere saber el precio del petróleo en euros, sólo tiene que dividir el precio en dólares por la tasa de cambio de los dólares a euros. Y ya usted sabe cual es la regla que sigue Chávez en cuanto a fijar los precios del petróleo: lo más que se pueda, aunque revienten los países pobres. Es decir, el cotizar el petróleo en monedas distintas al dólar no haría ninguna diferencia. Pero, ¿qué tal su anuncio de que el poderío económico del dólar y los Estados Unidos han llegado a su fin?

Da la impresión de que Chávez se ha emborrachado tanto de poder que ha perdido el sentido de las proporciones. Oyéndolo parece que cree que el Bolívar está triunfando sobre el dólar y Venezuela sobre los Estados Unidos, sin ponerse a pensar (quizás sin saberlo) que la economía de los Estados Unidos sigue siendo la más grande del mundo, que es prácticamente 100 veces más grande que la de Venezuela y que debe su poder no a un golpe de suerte de la naturaleza (tener petróleo) sino a fuentes mucho más poderosas y permanentes: su educación, tecnología y competitividad. Con respecto al Bolívar, déle una mirada a la gráfica adjunta, que muestra los cambios en los precios del dólar y del Bolívar y la tasa de cambio entre las dos monedas, expresada como porcentaje de lo que eran cuando Chávez tomó en poder en Febrero de 1999. Note usted que los precios en Estados Unidos en septiembre de 2007 eran 127% de los de febrero de 1999, lo que indica que han crecido 27% desde esa fecha. Los precios en Venezuela eran el 441% de los de febrero de 1999 y el tipo de cambio se había devaluado con respecto al dólar (que Chávez dice se ha acabado) al punto que era 377% del de febrero de 1999. Es decir, si el dólar estuviera acabado, el Bolívar estaría cuatro veces acabado. Si alguien tiene el techo de vidrio es Chávez, que tiene la tasa de inflación más alta del continente americano, por bastante (15% a Septiembre de 2007).

Pero la borrachera de poder de Chávez es más evidente en que no realiza cuán dependiente es él de la economía de Estados Unidos. Si fuera cierto que ésta colapsara, su proyecto de dominar Latinoamérica se vendría inmediatamente al traste. Presa de la miopía de la ignorancia, él no realiza que Estados Unidos consume uno de cada cuatro barriles de petróleo que se consumen en el mundo, ni mide que sus exportaciones totales (2,2 millones de barriles diarios) es apenas un 10% de lo que Estados Unidos consume (21 millones de barriles diarios). Es decir, Chávez no se da cuenta de que él es una fritanga pequeña ni de que si los Estados Unidos colapsaran la demanda de petróleo caería catastróficamente y con ella sus precios y la riqueza que Chávez ahora usa para comprar voluntades en toda Latinoamérica. Pobre Chávez. No sabe de quién come. Come de los Estados Unidos.


GANANDO LA BATALLA: PRODUCCION DE PETROLEO IRAQUI SUPERA NIVELES ANTES DE LA INVASION

La producción de petróleo iraquí está por encima de los niveles anteriores a la invasión del país en 2003 liderada por Estados Unidos, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés). El aumento de producción ocurrió en un oleoducto que une el norte de Irak con Turquía. La IEA afirma que la producción iraquí es actualmente de 2,3 millones de barriles diarios, comparado con los 1,9 millones de barriles de comienzos de año. A pesar de estas buenas noticias, la IEA advierte que los ataques contra la infraestructura petrolera iraquí siguen constituyendo una amenaza. En su informe mensual sobre el mercado del crudo, la IEA segura que el aumento se debe a una mayor seguridad, especialmente en el principal oleoducto que une los campos petroleros del norte del país con el puerto de Ceyhan en Turquía.

Durante los últimos años, este oleoducto ha sido blanco de ataques que han provocado su cierre durante largos periodos.

Demanda creciente


"Las mejoras en seguridad están generando todo tipo de dividendos en el país, algunos de los cuales podrían ser enormemente lucrativos", afirmó el corresponsal de la BBC en Bagdad Crispin Thorold.

Irak tiene las terceras reservas probadas más importantes del mundo después de Arabia Saudita e Irán, pero las exportaciones se derrumbaron debido a ataques de la insurgencia que surgió tras la invasión liderada por EE.UU.

Por otro lado, la IEA afirmó que la demanda de petróleo aumentará en 2008 más rápidamente de lo que se esperaba.

La agencia espera que el próximo año se vendan 2,1 millones de barriles de crudo diarios, 200.000 más que la estimación anterior.

Hitler, Mussolini y Roosevelt

por David Boaz.-El 7 de mayo de 1933, solamente dos meses después de la inauguración de Franklin Delano Roosevelt (FDR), la reportera del New York Times Anne O’Hare McCormick escribió que la atmósfera en Washington era “extrañamente parecida a Roma durante las primeras semanas después de la marcha de los Camisas Negras, de Moscú al principio del Plan de Cinco Años… EE.UU. hoy literalmente pide órdenes”. El gobierno de Roosevelt, añadió ella, “tiene la visión de una federación de industria, trabajo y gobierno semejante al Estado corporativo tal como existe en Italia”. Ese artículo no es citado en el libro Three New Deals, un estudio fascinante realizado por el historiador alemán Wolfgang Schivelbusch. Pero está detrás del argumento central: que hay similitudes sorprendentes entre los programas de Roosevelt, Mussolini y Hitler.

Con nuestro conocimiento de los horrores del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial, encontramos casi imposible considerar tales aseveraciones sin apasionarnos. Pero en los 1930s, cuando todo el mundo estaba de acuerdo que el capitalismo había fracasado, no era difícil encontrar características comunes y admiración mutua entre Washington, Berlín y Roma, ni hablar de Moscú. (Three New Deals no se enfoca mucho en esta última). Tampoco es esto una mera curiosidad histórica, de ninguna gran importancia en la era que vino después de que la democracia derrotó al fascismo, al nacional socialismo y al comunismo. Schivelbusch concluye su ensayo con la advertencia del periodista socialista John T. Flynn, en 1944, que el poder estatal se nutre de las crisis y los enemigos. Desde ese entonces hemos advertido acerca de muchas crisis y muchos enemigos, y hemos llegado a aceptar un estado más poderoso e intruso que el que existió antes de los treintas.

Schivelbusch encuentra paralelos en ideas, estilo y programas de estos regimenes disímiles —hasta entre su arquitectura. “El monumentalismo neoclásico”, escribe, es “el estilo de arquitectura en el que el estado manifiesta su poder y su autoridad”. En Berlín, Moscú y en Roma, “el enemigo que debía ser erradicado era la herencia de la arquitectura laissez-faire del liberalismo del siglo diecinueve, una mezcla de estilos y estructuras sin planificación”. Washington erigió muchos monumentos neoclásicos en los años treinta, aunque con menos destrucción que en las capitales europeas. Considere las esculturas del “Hombre controlando el comercio” en frente de la Comisión Federal de Comercio, con un hombre muscular sosteniendo a un caballo enorme. Ellos hubieran estado perfectamente en casa en la Italia de El Duque.

“Comparar”, Schivelbusch indica, “no es lo mismo que equiparar”. EE.UU. durante el New Deal de Roosevelt no se volvió un estado de un solo partido; no tenía una policía secreta; la Constitución siguió siendo respetada en gran parte, y no hubieron campos de concentración; el New Deal preservó las instituciones del sistema liberal-democrático que el Nacional-Socialismo abolió”. Pero a lo largo del los años treinta, los intelectuales y periodistas señalaron “áreas de convergencia entre el New Deal, el Fascismo y el Nacional Socialismo”. Los tres eran vistos como algo que trascendía al “clásico liberalismo anglo-francés”— el individualismo, los mercados libres y el poder descentralizado.

Desde 1776, el liberalismo transformó al mundo occidental. Mientras que The Nation editorializaba en 1900, antes de que abandone al viejo liberalismo, “Librados del fastidioso entrometimiento de los gobiernos, lo hombres se dedicaron a su tarea natural, el mejoramiento de su condición, con los maravillosos resultados que nos rodean”—industria, transportación, teléfonos y telégrafos, aguas servidas, alimentos en abundancia y electricidad. Pero el editor se preocupó de que “su confort material ha cegado los ojos de la actual generación frente a la causa que lo ha hecho posible”. Los viejos liberales murieron, y los liberales jóvenes comenzaron a cuestionarse si el gobierno no podía ser una fuerza positiva, algo que debía ser utilizado en vez de limitado.

Otros, mientras tanto, comenzaron a rechazar al liberalismo en si. En su novela de los 1930s, The Man Without Qualities, Robert Musil escribió, “La desgracia ha decretado que…el ánimo de los tiempos debería apartarse de las viejas directrices del liberalismo que había favorecido Leo Fischel —los grandes ideales guiadores de la tolerancia, la dignidad del hombre y el libre comercio— y la razón y el progreso en el mundo occidental serían desplazadas por teorías racistas y eslóganes callejeros”.

El sueño de una sociedad planificada infectó tanto a la derecha como a la izquierda. Ernst Jünger, un militarista influyente de derecha en Alemania, reportó su reacción a la Unión Soviética: “Me dije: de hecho, no tiene constitución, pero ellos si tienen un plan. Esto podría ser algo excelente”. Tan pronto como en 1912, FDR alabó el modelo prusio-germánico: “Ellos fueron más allá de la libertad de cada individuo de hacer lo que este le plazca con su propiedad y lo consideraron necesario restringir su libertad para el beneficio de la libertad del pueblo”, dijo él en un discurso ante el Foro del Pueblo de Troy, Nueva York.

Los progresistas estadounidenses estudiaron en universidades alemanas, Schivelbusch escribe, y “llegaron a apreciar la teoría hegeliana de un estado fuerte y al militarismo de Prusia como la manera más eficiente de organizar las sociedades modernas que ya no podían ser gobernadas por los principios anárquicos del liberalismo”. El influyente ensayo del pragmático filósofo William James de 1910 “The Moral Equivalent of War” resaltó la importancia del orden, la disciplina y la planificación.

Los intelectuales se preocupaban de las desigualdad, de la pobreza de la clase trabajadora, de la cultura comercial creada por la producción masiva. (Ellos no parecían darse cuenta de la tensión entre la última queja y las dos primeras). El liberalismo parecía ser inadecuado para lidiar con tales problemas. Cuando se dio la crisis económica —en Italia y Alemania después de la Primera Guerra Mundial, en EE.UU. con la Gran Depresión— los anti-liberales se aprovecharon de la oportunidad, argumentando que el mercado había fracasado y que era hora de embarcarse en experimentos radicales.

En el North American Review en 1934, el escritor progresista Roger Shaw describió al New Deal como “Una manera fascista de lograr fines socialistas”. El no estaba alucinando. El consejero de FDR, Rexford Tugwel, escribió en su diario que Mussolini había hecho “muchas de las cosas que a mi me parece que son necesarias”. Lorena Hickok, una confidente cercana de Eleanor Roosevelt quien vivió en la Casa Blanca por un corto periodo de tiempo, escribió de manera positiva acerca de un funcionario que había dicho, “Si el [Presidente] Roosevelt en realidad fuese un dictador, podríamos llegar a algún lado”. Ella añadió que si ella fuese más joven, a ella le gustaría liderar “el Movimiento Fascista en EE.UU.”. En la Administración de la Recuperación Nacional (NRA, por sus siglas en ingles), agencia que se dedicaba a crear carteles y que era la clave de los inicios del New Deal, un reportero declaró sin titubear, “Los Principios Fascistas son muy similares a aquellos que hemos estando desarrollando aquí en EE.UU.”.

Roosevelt mismo denominó a Mussolini “admirable” y predicó que él “estaba profundamente impresionado con lo que él había logrado”. La admiración era mutua. En una crítica favorable del libro de 1933 de Roosevelt Looking Forward, Mussolini escribió, “Similar al Fascismo es el principio de que el estado ya no deja a la economía por si sola…Sin duda alguna, el ánimo acompañando a este tremendo cambio se parece al Fascismo”. El principal periódico Nazi, Volkischer Beobachter, varias veces alabaron “la adopción de Roosevelt de restricciones Nacional Socialistas al pensamiento de sus políticas económicas y sociales” y “del desarrollo hacia un estado autoritario” basado en “la demanda de que el bien público sea puesto delante del interés individual”.

En Roma, Berlín y D.C., había una afinidad por las metáforas militares y las estructuras militares. Los fascistas, Nacional Socialistas y los New Dealers todos habían sido jóvenes durante la Primera Guerra Mundial, y ellos recordaban con nostalgia los experimentos durante la planificación para la guerra. En su primer discurso inaugural, Roosevelt convocó a la nación: “Si hemos de avanzar, debemos avanzar como una armada entrenada y leal dispuesta a sacrificarse por el bien de la disciplina común. Estamos, yo lo se, listos y dispuestos a someter nuestras vidas y propiedad a tal disciplina, porque esta hace posible el liderazgo que busca un bien mayor. Asumo sin titubear el liderazgo de esta gran armada…Le pediré al Congreso el único instrumento que falta para enfrentar la crisis —poder ejecutivo amplio para librar una guerra en contra de la emergencia, tan grande como el poder que se me daría a mi si de hecho fuésemos invadidos por un enemigo extranjero”.

Ese fue un tono nuevo para el presidente de la república estadounidense. Schivelbusch argumenta que “Hitler y Roosevelt eran ambos líderes carismáticos que mantenían a sus masas en trance —y sin este tipo de liderazgo, ni el Nacional Socialismo ni el New Deal hubieran sido posibles”. El estilo plebiscitario estableció una conexión directa entre el líder y las masas. Schivelbusch argumenta que los dictadores de los 1930s eran distintos a los “déspotas anticuados, quienes basaban su poder en gran parte en la fuerza coercitiva de guardias pretorianos”. Las protestas masivas, las cadenas radiales —y en nuestra propia era— la televisión pueden poner al gobernador directamente en contacto con la gente de una manera que nunca antes había sido posible.

Con ese fin, todos los nuevos regímenes de los treintas llevaron acabo esfuerzos de propaganda sin precedentes. “La propaganda”, dice Schivelbusch “es el medio a través del cual el líder carismático, evadiendo instituciones sociales y políticas intermediarias tales como los parlamentos, los partidos y los grupos de interés, se gana la atención directa de las masas”. La campaña de las Águilas Azules de la NRA, en la cual a los negocios que obedecían al código de la agencia se les permitía exhibir el símbolo del “Águila Azul”, era una manera de enfilar a las masas y convocar a todos para que exhiban un símbolo visible de apoyo. El director de la NRA, Hugh Johnson hizo claro su propósito: “Aquellos que no están con nosotros están en contra de nosotros”.

Los académicos todavía están estudiando esa propaganda. A principios de este año el museo de Berlín montó una exhibición titulada “Arte y Propaganda: El Choque de Naciones —1930-1945”. De acuerdo al crítico David D’Arcy, en ella se muestra como los gobiernos alemanes, italianos, soviéticos y estadounidenses “ordenaban y financiaban obras de arte cuando la construcción de imagines servía el propósito de construcción de naciones en su máximo extremo… Los cuatro países reunieron a sus ciudadanos detrás de la causa con imagines de renacimiento y regeneración”. Un póster estadounidense de un martillo llevaba el eslogan “Trabaja para Mantenerte Libre”, el cual D’Arcy halló “espeluznantemente cercano al ‘Arbeit Macht Frei’, el signo que saludaba a los prisioneros en Auschwitz”. De igual manera, una reproducción del documental clásico del New Deal, The River (1938) provocó que el crítico del Washington Post, Philip Kennicott escriba que “ver esto 70 años después en un nuevo DVD Naxos es un tanto espeluznante… Hay momentos, especialmente los que involucran tractores (el gran objeto de obsesión de los propagandistas del siglo veinte), cuando usted está seguro de que este film podría haber sido producido en una de las fábricas de películas políticas de los estados totalitarios de Europa”.

El programa y la propaganda se mezclaban en las obras públicas de los tres sistemas. La Autoridad del Valle de Tennessee, el autobahn, y la recuperación estatal de los pantanos de Pontine en las afueras de Roma eran todos proyectos de vitrina, otro aspecto de la “arquitectura del poder” que demostraba el vigor y la vitalidad del régimen.

Usted podrá preguntarse, “¿Dónde esta Stalin en este análisis? ¿Por qué este libro no se llama Los Cuatro New Deals?” Schivelbusch si menciona a Moscú varias veces, como lo hizo McCormick en su artículo del New York Times. Pero Stalin se tomó el poder dentro de un sistema que ya era totalitario, él era el victorioso dentro de un golpe. Hitler, Mussolini y Roosevelt, cada uno de manera distinta, llegaron al poder como líderes poderosos dentro del proceso político. Ellos por lo tanto comparten el “liderazgo carismático” que Schivelbusch considera tan importante.

Schivelbusch no es el primero que ha notado tales similitudes. B.C. Forbes, el fundador de la famosa revista, denunció al “fascismo rampante” en 1933. En 1935 el anterior Presidente Herbert Hoover estaba usando frases como “la regimentación Fascista” cuando discutía el New Deal. Una década después, el escribió en sus memorias que “el New Deal introdujo a los estadounidenses al espectáculo de los decretos Fascistas para los negocios, el trabajo y la agricultura”, y que las medidas tales como la Ley del Ajuste Agrícola, “en sus consecuencias de control de productos y mercados, establecieron un paralelo estadounidense casi indistinguible con el régimen agrícola de Mussolini y Hitler”. En 1944, en The Road to Serfdom, el economista F.A. Hayek advirtió que la planificación económica podría llevar al totalitarianismo. El advirtió a los estadounidenses y a los ingleses que no piensen que había algo malo exclusivamente en el alma alemana. El Nacional Socialismo, decía el, se valía de ideas colectivistas que habían penetrado el mundo occidental desde hace una generación o más.

En 1973 uno de los historiadores estadounidenses más distinguidos, John A. Garraty de Columbia University, creó una controversia con su artículo “El New Deal, Nacional Socialismo y la Gran Depresión”. Garraty era un admirador de Roosevelt pero no podía evitar darse cuenta, por ejemplo, de los paralelos entre el Cuerpo Civil de Conservación y programas similares en Alemania. Ambos, escribió él, “eran esencialmente diseñados para mantener a los hombres jóvenes fuera del mercado laboral. Roosevelt describía a los campos de trabajo como un medio para mantener a la juventud fuera de las ‘esquinas en los callejones de la ciudad’, Hitler como una manera de evitar que ‘se pudra sin ayuda en las calles’. En ambos países mucho se decía del resultado social beneficioso de mezclar miles de personas jóvenes de distintas clases sociales en los campos. Además, ambos eran organizados bajo lineamientos semi-militares con el propósito añadido de mejorar la habilidad física de potenciales soldados y estimular el compromiso público con el servicio nacional durante una emergencia”.

Y en 1976, un candidato presidencial Ronald Reagan se ganó la ira del Senador Edward Kennedy (Demócrata de Massachusetts), el historiador pro-Roosevelt Arthur M. Schlesinger Jr. y el New York Times cuando le dijo a los reporteros que “el fascismo era en realidad la base del New Deal”.

Pero Schivelbusch ha explorado estas conexiones en más detalle y más distancia histórica. Mientras que la memoria viviente del Nacional Socialismo y el Holocausto se disipa, los académicos —tal vez especialmente en Alemania— están gradualmente comenzando a aplicar las ciencias políticas a los movimientos y eventos de los 1930s. Schivelbusch ocasionalmente se sobrepasa, como cuando escribe que Roosevelt una vez se refirió a Stalin y a Mussolini como “sus ‘hermanos de sangre’?”. (De hecho, parece queda claro en la fuente de Schivelbusch—The Age of Roosevelt de Arthur Schlesinger—que FDR estaba diciendo que el comunismo y el fascismo eran hermanos de sangre entre sí, no de él). Pero en general, este es un formidable trabajo de estudio.

Comparar no es equiparar, como dice Schivelbusch. Es un poco tranquilizante darse cuenta de los verdaderos paralelos entre estos sistemas. Pero es aún más importante acordarse de que EE.UU. no cedió ante una dictadura. Roosevelt puede haber estirado la Constitución hasta que esta se volvió irreconocible, y el tenía un deseo de planificación y poder nunca antes visto en la Casa Blanca. Pero él no era un pandillero asesino. Y a pesar de una población que “literalmente pedía ordenes”, como lo dijo McCormick, las instituciones estadounidenses no colapsaron. La Corte Suprema declaró algunas medidas del New Deal inconstitucionales. Algunos líderes empresariales se resistieron a estas. Los intelectuales tanto en la derecha como en la izquierda, algunos de los cuales terminaron en el movimiento libertario que recién se iniciaba, criticaron a Roosevelt. Los políticos republicanos (¡aquellos eran esos días!) solían oponerse al flujo de poder hacia Washington y al fortalecimiento de la autoridad ejecutiva.

Alemania tenía un parlamento y partidos políticos y líderes empresarios, y todos colapsaron frente al movimiento de Hitler. Algo era diferente en EE.UU. Tal vez era el hecho de que el país se formó por personas que habían dejado atrás a los déspotas del mundo viejo para encontrar libertad en el nuevo, y quienes luego hicieron una revolución liberal. Los estadounidenses solían considerarse como individuos, con derechos y libertades iguales. Una nación cuya fundamental ideología es, en las palabras del difunto sociólogo Seymour Martin Lipset, “anti-estatismo, laissez-faire, individualismo, populismo y equidad” será mucho más resistente a las ideologías no liberales.

Crítica del libro Three New Deals: Reflections on Roosevelt's America, Mussolini's Italy, and Hitler's Germany, 1933 – 1939, por Wolfgang Schivelbusch, New York: Metropolitan Books, 242 páginas, $26



Dios NO es socialista

Las dos vertientes principales del pensamiento occidental (griega y judeocristiana) contribuyeron a desarrollar el concepto de libertad. Según el Antiguo Testamento, el pueblo de Israel vivía sin rey ni autoridad coercitiva alguna, y se gobernaba en virtud de su acuerdo mutuo con Dios, sin recurrir a ningún tipo de fuerza. De con el libro primero de Samuel, los judíos fueron a ver a Samuel y le dijeron: «Danos un rey que nos juzgue como hacen las demás naciones». Pero cuando Samuel transmitió a Dios la petición del pueblo judío, Dios respondió:

Así será el rey que reinará sobre vosotros. Se llevará a vuestros hijos a sus ejércitos. Se llevará a vuestras hijas a su cocina. Se llevará vuestros campos y vuestras plantaciones de olivos y los entregará a sus sirvientes. Y se llevará también el diezmo de vuestra semilla, vuestros viñedos y vuestras ovejas. Y vosotros seréis sus sirvientes. Y ese día os lamentaréis de vuestro rey que vosotros mismos habréis escogido, y el Señor no escuchará vuestros lamentos ese día.


A pesar de que el pueblo de Israel ignoró esta horrible advertencia e instauró la monarquía, el pasaje citado nos recuerda constantemente que los orígenes del Estado no se encuentran, bajo ningún concepto, en la inspiración divina. El impacto de la advertencia de Dios no sólo resonó en el antiguo Israel, sino que también ha llegado hasta los tiempos modernos. Thomas Paine lo menciona en su ensayo Sentido común, para recordar a los americanos que, en los 3.000 años transcurridos desde los tiempos de Samuel, «los pocos reyes buenos» que se sucedieron «no pudieron borrar el pecado original» de la monarquía. El gran historiador de la libertad, lord Acton, tras haber supuesto que todos los lectores británicos del siglo XIX estarían familiarizados con esta cita bíblica, se refirió por casualidad a la «trascendental protesta» de Samuel.

Si bien los judíos instauraron la monarquía, es probable que fueran los primeros en desarrollar la idea del sometimiento del rey a una ley superior. En otras civilizaciones, el rey era la ley, en muchos casos porque era considerado un ser divino. Por el contrario, los judíos declararon ante el faraón de Egipto y ante sus propios reyes que un rey sigue siendo un hombre, y que todos los hombres deben someterse a la ley de Dios.

a lo largo de la historia no han existido más que dos filosofías políticas: libertad y poder. O bien se debería disponer de libertad para vivir la vida como se desee, siempre y cuando se respeten los derechos iguales de los otros, o bien se debería otorgar a algunos la facultad de utilizar la fuerza y obligar a otros a actuar de una forma distinta a la que elegirían por voluntad propia.

No es de extrañar que la filosofía del poder haya seducido siempre más a los que lo ejercen. Esta filosofía ha sido denominada de muchas maneras: cesarismo, despotismo oriental, teocracia, socialismo, fascismo, comunismo, monarquismo, estatismo de bienestar, etc., y las diferencias existentes entre las bases fundamentales de cada uno de estos sistemas no han hecho sino sepultar sus principales similitudes.

La filosofía de la libertad también ha sido denominada de varias maneras, pero sus defensores siempre han coincidido en el respeto por el individuo, la confianza en la capacidad del hombre común para tomar decisiones acertadas sobre su propia vida y la hostilidad hacia los que están dispuestos a recurrir a la violencia para lograr sus objetivos.

Es probable que el primer liberal conocido haya sido el filósofo chino Lao-Tse, famoso sobre todo por escribir el Tao Te Ching en el siglo VI antes de Cristo. Como él mismo afirmaba, «sin ley ni compulsión, los hombres vivirían en armonía». El taoísmo es una afirmación clásica de la serenidad espiritual que asociamos con la filosofía oriental. Se basa en «el yin y el yang», es decir en la unidad de los opuestos, y anticipa la teoría del orden espontáneo mediante su enseñanza de que la competencia puede ser un medio para alcanzar la armonía. El taoísmo recomienda, además, la no intervención de los gobernantes en las vidas de los pueblos.

Al margen del ejemplo de Lao-Tse, las auténticas raíces del liberalismo se encuentran en Occidente. ¿Se convierte por ello acaso el liberalismo en una cerrada idea occidental? No lo creo. Los fundamentos de la libertad y de los derechos individuales son universales, al igual que lo son los principios de la ciencia, a pesar de que el descubrimiento de una buena parte de ellos tuviera lugar en Occidente.

También los griegos desarrollaron el concepto de ley superior. En el siglo V antes de Cristo, el dramaturgo Sófocles relató la historia de Antígona, cuyo hermano había atacado la ciudad de Tebas y había muerto en el combate. Por este motivo, el tirano Creonte ordenó arrojar su cadáver fuera de los muros de la ciudad, sin ritos fúnebres ni sepultura. Antígona desafió a Creonte y enterró a su hermano. Cuando fue llevada ante el tirano, declaró que una ley dictada por un simple mortal, aunque fuera rey, no podía abrogar «las leyes infalibles y no escritas de los dioses» que existían desde tiempos inmemoriales.

La noción de una ley superior a la que incluso los gobernantes debían someterse se asentó y creció a lo largo de la civilización europea. Fue desarrollada en el mundo romano por los filósofos estoicos, quienes aun aceptando la soberanía del pueblo, afirmaban que éste sólo podría actuar de acuerdo con lo que la ley natural determina que es justo. El duradero impacto de esta idea concebida por los estoicos en el mundo occidental se debe en parte a un afortunado accidente: el jurista estoico Cicerón fue considerado por las generaciones que le sucedieron como el mayor exponente de la prosa latina, y durante muchos siglos sus ensayos fueron leídos por los intelectuales europeos.

En un famoso episodio ocurrido poco después de la época de Cicerón, a Jesús se le preguntó si sus seguidores debían pagar tributos. «Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César», respondió Jesús. Con esta respuesta, Jesús dividió el mundo en dos reinos, y dejó bien claro que el Estado no debía controlar todos los aspectos de la vida del hombre. Esta noción radical se afianzó en el cristianismo occidental, aunque no en la Iglesia oriental, que quedó completamente sometida al control del Estado, sin dejar espacio en la sociedad para que otras fuentes de poder pudieran desarrollarse.

El pluralismo

La independencia de la Iglesia de Occidente, conocida como la Iglesia católica romana, fue la causa en Europa de la rivalidad por el poder entre dos poderosas instituciones. Ni a la Iglesia ni al Estado les agradaba esta situación, pero su poder dividido abrió una puerta a la evolución de los individuos y a la sociedad civil. Con frecuencia, papas y emperadores denunciaban las actuaciones del otro, lo que contribuía a desacreditar la legitimidad de ambos. De nuevo, este conflicto entre Iglesia y Estado no se podía comparar a ningún otro en el mundo, lo que demuestra que los principios de la libertad se desarrollaron primero en Occidente.

En el siglo IV el emperador Teodosio ordenó a san Ambrosio, obispo de Milán, que entregara su catedral al imperio. Ambrosio respondió:

No es legal que nosotros entreguemos la catedral, ni tampoco lo es que Vuestra Majestad la reciba. Ninguna ley os faculta para expropiar la casa de un hombre. ¿Creéis acaso que puede ser incautada la casa de Dios? Se afirma que todas las cosas son legales para el emperador y que todas las cosas le pertenecen. Pero no agobiéis vuestra conciencia con el pensamiento de que como emperador poseéis cualquier derecho sobre lo sagrado. No exaltéis vuestra vanidad. Que vuestro reinado sea largo y se someta a Dios. Está escrito, a Dios lo de Dios y a César lo de César.

El emperador se vio obligado a visitar la catedral de san Ambrosio e imploró el perdón por su pecado.

Algunos siglos más tarde, un conflicto similar se produjo en Inglaterra. El arzobispo de Canterbury, Thomas Becket, defendía los derechos de la Iglesia contra la usurpación de Enrique II. Éste manifestó que deseaba librarse de ese «sacerdote entrometido», y cuatro caballeros cabalgaron a Canterbury para asesinar a Becket. Cuatro años más tarde Becket había sido proclamado santo, y Enrique II fue obligado a caminar descalzo en la nieve hasta la iglesia de Becket, en penitencia por su crimen y en arrepentimiento de sus exigencias sobre la Iglesia.

Debido a que la lucha entre Iglesia y Estado impidió la consolidación del poder absoluto, quedaba todavía espacio para el desarrollo de instituciones autónomas y, al no ejercer la Iglesia el absolutismo, ciertas visiones religiosas disidentes pudieron florecer. Mercados y asociaciones, compromisos vinculantes, gremios y universidades contribuyeron al desarrollo del pluralismo y de la sociedad civil.

La tolerancia religiosa

Con frecuencia, el liberalismo se suele considerar una filosofía de libertad económica, pero sus auténticas raíces históricas se aproximan más a la lucha por la tolerancia religiosa. Los primeros cristianos desarrollaron teorías de tolerancia para combatir la persecución del Estado romano. Uno de los primeros fue Tertuliano, cartaginense conocido como el «padre de la teología latina», quien en los albores del año 200 de nuestra era escribía:

Es un derecho fundamental del hombre, un privilegio otorgado por la naturaleza, que el ser humano pueda practicar su fe según sus propias convicciones. La práctica religiosa de un hombre no daña ni ayuda a otro. Es cierto que imponer una religión no forma parte de ningún acto de fe, al que sólo debemos llegar a través de nuestra libre voluntad y nunca mediante la fuerza.

La defensa de la libertad se basa en este caso en derechos fundamentales o naturales.

La expansión del comercio, las variadas interpretaciones religiosas y el desarrollo de la sociedad civil multiplicaron las fuentes de influencia en cada comunidad. El pluralismo reinante permitió exigir limitaciones formales al poder del gobierno. En una década memorable se produjeron tres avances significativos hacia la limitación del gobierno en tres zonas muy distantes de Europa. El más destacado, al menos en los Estados Unidos, tuvo lugar en Inglaterra en 1215, cuando los barones se enfrentaron al rey Juan en Runnymede y le obligaron a suscribir la Carta Magna, que defendía la justicia para todos y garantizaba protección a todo hombre libre contra las interferencias ilegales en su persona y sus bienes. Se limitó la capacidad del rey para recaudar tributos, se garantizó a la Iglesia un cierto grado de libertad y se consagraron las libertades de los burgos.

Mientras tanto, en los alrededores de 1220, la ciudad alemana de Magdeburgo promulgó un conjunto de leyes que destacaban la libertad y el autogobierno. Fue tan profundo el respeto que se profesó a estas leyes, que acabaron siendo adoptadas por centenares de ciudades recién fundadas de toda Europa central. Algunas de las ciudades de la parte oriental y central de Europa acudían a los jueces de Magdeburgo para dar solución a ciertos procesos jurídicos. En 1222, los caballeros de la baja nobleza de Hungría, que por aquel entonces formaba parte de la corriente política dominante en Europa, obligaron al rey Andrés II a firmar la Bula Dorada, que exoneraba de impuestos a los caballeros y al clero, les otorgaba libertad para disponer de sus dominios como desearan, les protegía contra la detención y la confiscación arbitrarias, les garantizaba una asamblea anual para presentar reclamaciones y les reconocía el derecho a enfrentarse al rey (Ius Resistendi) si éste violaba los derechos y privilegios consagrados en la Bula Dorada.

Los principios contenidos en estos documentos se encuentran aún muy lejos del liberalismo desarrollado de nuestros días. Muchos grupos sociales quedaban fuera de las garantías de libertad reconocidas en ambos escritos, y tanto la Carta Magna como la Bula Dorada expresaban una clara discriminación hacia los judíos. Aun así, estos documentos representan auténticos hitos en el continuo avance del hombre hacia la libertad, el gobierno limitado y la extensión del concepto de persona a todos los individuos. Estos principios demuestran que los pueblos de toda Europa reflexionaban sobre los conceptos de libertad, y fueron los que posibilitaron el surgimiento de diversos grupos dispuestos a defender sus libertades.

En el siglo XIII, santo Tomás de Aquino (quizás el más importante de los teólogos cristianos) desarrolló, en colaboración con otros filósofos, la justificación teológica para limitar el poder del rey. Santo Tomás escribió:

Un rey que no es fiel a su deber pierde su derecho a exigir obediencia. Derrocarlo no constituye rebelión, pues él mismo es un rebelde a quien la nación tiene derecho a destituir. Si bien es preferible limitar su poder, e impedir así que pueda abusar de él.

De esta forma la autoridad teológica manifestaba su apoyo a la idea de que los tiranos podían ser destituidos. Juan de Salisbury, obispo inglés que presenció el asesinato de Becket en el siglo XII, y Roger Bacon, letrado del siglo XIII, a quienes lord Acton identificaba como los dos escritores ingleses más notables de sus respectivas épocas, defendieron el derecho de matar a los tiranos, una postura entonces inimaginable en cualquier otra parte del mundo.

Los pensadores escolásticos españoles del siglo XVI, conocidos también como la Escuela de Salamanca, continuaron la labor exploratoria de los caminos de la teología, la ley natural y la economía iniciada por santo Tomás. Se adelantaron a muchos temas que más tarde aparecerían en las obras de Adam Smith (finales del siglo XVIII) y de la Escuela Austriaca (finales del siglo XIX y siglo XX). Desde su puesto en la universidad de Salamanca, Francisco de Vitoria condenaba la esclavitud de los indios en el Nuevo Mundo, y aludía al individualismo y a los derechos naturales:

Cada indio es un ser humano y por tanto es capaz de conseguir la salvación o la condena […] Es una persona, y como tal goza de libre albedrío y es la dueña de sus acciones […] Cada hombre es el propietario de su propia vida y tiene derecho a la integridad física y mental.

Vitoria y sus condiscípulos también desarrollaron la doctrina de la ley natural en campos como la propiedad privada, los beneficios, los intereses y los impuestos. Sus obras influyeron en Hugo Grocio, Samuel Pufendorf y, por medio de éstos, en el pensamiento de Adam Smith y sus discípulos escoceses.
La prehistoria del liberalismo termina con la llegada del Renacimiento y la Reforma protestante. En líneas generales, se considera que el mundo moderno comienza al finalizar la Edad Media, con las corrientes humanistas y el redescubrimiento de la sabiduría clásica que marcaron el Renacimiento. Con pasión novelesca, Ayn Rand sintetiza un aspecto del Renacimiento que alude al liberalismo racional, individualista y secular:

La Edad Media fue una era de misticismo, regida por una fe ciega y una obediencia ciega al dogma que supeditaba la razón a la fe. Con el Renacimiento llegó la resurrección de la razón, la liberación de la mente del hombre, el triunfo de la racionalidad sobre el misticismo. Fue un triunfo parcial, incompleto pero apasionado, que condujo al nacimiento de la ciencia, el indivi-dualismo y la libertad.

El historiador Ralph Raico sostiene, sin embargo, que se ha sobrestimado la función del Renacimiento como padre del liberalismo. Las cartas de derechos y las cortes independientes de la Edad Media proporcionaron una vía más segura hacia la libertad que la que ofrecía el individualismo del Renacimiento.

La Reforma contribuyó significativamente a desarrollar el pensamiento liberal. Reformadores protestantes como Lutero y Calvino no eran liberales en modo alguno. Al romperse, no obstante, el monopolio de la Iglesia católica, permitieron sin quererlo que proliferaran las sectas protestantes, algunas de las cuales, como es el caso de los cuáqueros y los baptistas, alimentaron el pensamiento liberal. A raíz de las guerras de religión se empezó a cuestionar la idea de que a cada comunidad le debía corresponder una sola religión. La creencia de la época dictaba que sin una única autoridad religiosa y moral las comunidades serían testigo de la proliferación interminable de códigos morales que destruirían la fibra social. Esta regla, profundamente conservadora, esconde una larga historia. Se remonta al menos a la insistencia platónica de regular todos los aspectos de una sociedad ideal, incluso su propia música. El concepto ha sido enunciado en nuestra época por el escritor socialista Robert Heilbroner, quien afirma que el socialismo necesita de «un objetivo moral, colectivo y deliberadamente aceptado,» para el que «cualquier voz disidente representa una amenaza». Este concepto ha encontrado eco también en los temores de los habitantes de la comunidad rural de Catlett (Virginia) que declararon al Washington Post su preocupación por la construcción de un templo budista en su pequeña ciudad, y precisaron: «Creemos en un solo Dios verdadero, y tememos que la convivencia con una religión falsa pueda perjudicar a nuestros niños». Tras la Reforma, la mayoría de los hombres constataron que afortunadamente la proliferación de religiones y códigos morales, lejos de resquebrajar la sociedad, la hizo más fuerte, por haber ac modado en su seno la diversidad y la competencia.

La respuesta al absolutismo

A finales del siglo XVI, la Iglesia, debilitada por su propia corrupción interna y por la Reforma, necesitaba del apoyo estatal más de lo que el Estado podía necesitar el respaldo de la Iglesia. La debilidad de la Iglesia plantó la semilla que daría lugar al nacimiento del absolutismo, que alcanzó su máxima expresión en los reinados de Luis XIV en Francia y de la dinastía Estuardo en Inglaterra. Los monarcas instauraron sus propias burocracias, impusieron nuevos tributos, crearon ejércitos permanentes y concedieron cada vez más privilegios al poder que ostentaban. El trabajo de Copérnico, quien demostró que los planetas giran alrededor del Sol, sirvió a Luis XIV para autodenominarse «Rey Sol», porque toda la vida de Francia giraba a su alrededor. Así, el mismo decía: L’état, c’est moi («Yo soy el Estado»). Además, erradicó la religión protestante con el fin de proclamarse jefe de la Iglesia católica de Francia. Su reinado duró casi setenta años, y ni una sola vez llegó a convocar una reunión de la asamblea representativa. Su ministro de finanzas puso en marcha un sistema mercantilista que hacía responsable al Estado de la supervisión, orientación, planificación y vigilancia de la economía mediante subsidios, prohibiciones, concesiones monopolistas, nacionalizaciones, controles de precios, controles de salarios y garantías de calidad.

En Inglaterra, la dinastía Estuardo también trató de instaurar el absolutismo. Su objetivo era ignorar el derecho consuetudinario y decretar nuevos tributos sin tener que contar con la aprobación de la asamblea representativa de Inglaterra. Pero la sociedad civil y la autoridad del Parlamento demostraron mayor resistencia en Inglaterra que en el resto del Continente, y las pretensiones absolutistas de los Estuardo fueron abortadas antes de cumplirse los cuarenta años de la coronación de Jacobo I. La experiencia del absolutismo culminó en 1649, con la decapitación de Carlos I, hijo de Jacobo I.

Mientras el absolutismo se asentaba en Francia y en España, los Países Bajos se convertían en la pioneros de la tolerancia religiosa, la libertad de comercio y el gobierno limitado. Los holandeses se independizaron de España a principios del siglo XVII y formaron una confederación de ciudades y provincias que pronto se convertiría en la principal potencia comercial del siglo y en un paraíso para muchos refugiados que huían de la opresión. Fueron numerosos los libros y folletos escritos por disidentes ingleses y franceses que se publicaron en las ciudades holandesas. Uno de los refugiados, el filósofo Baruch Spinoza, hijo de judíos que habían huido de la persecución católica en Portugal, describe en su Tratado teológico-político la feliz dinámica holandesa de tolerancia religiosa y prosperidad que reinaba en el Ámsterdam del siglo XVII:

La ciudad de Ámsterdam cosecha los frutos de la libertad en forma de enorme prosperidad y de la admiración que causa entre los demás pueblos. En este floreciente Estado, en esta espléndida ciudad, hombres de todas las naciones y religiones viven juntos en la más absoluta armonía, sin preguntar a sus conciudadanos antes de confiarles sus bienes. No se consi-dera importante la religión o la secta de los ciudadanos, porque éstas no son determinantes para un juez a la hora de ganar o perder un caso, y no existe ninguna secta tan despreciable para provocar que sus adeptos, siempre que no causen daño a los demás, paguen sus deudas y lleven una vida correcta, sean privados de la protección de la autoridad de los magistrados.

El ejemplo holandés de armonía social y progreso económico inspiró a los primeros liberales de Inglaterra y de otras naciones.

La Revolución inglesa
La oposición de los ingleses al absolutismo del monarca estimuló enormemente el desarrollo intelectual, y las primeras manifestaciones de ideas claramente a favor del liberalismo se pueden observar en la Inglaterra del siglo XVII. Comprobamos, una vez más, que las primeras ideas liberales se desarrollaron a raíz de la defensa de la tolerancia religiosa. En 1644 John Milton publicó Areopagítica, una poderosa argumentación a favor de la libertad religiosa y en contra del sistema de autorizaciones públicas de la prensa. Sobre la relación entre libertad y virtud, un tema que continúa enervando a día de hoy a los políticos de los Estados Unidos, Milton escribió: «la libertad es la mejor escuela de virtud… la virtud sólo es virtuosa cuando es escogida libremente». Sobre la libertad de expresión se preguntaba «si alguien ha visto alguna vez a la Verdad salir mal parada en un encuentro libre y abierto».

Durante el interregno, período transcurrido después de la decapitación de Carlos I, cuando Inglaterra se encontraba sin soberano y estaba siendo gobernada por Oliver Cromwell, el debate intelectual fue intenso y acalorado. El grupo de los Levellers empezó a trabajar en la recopilación de las ideas que darían lugar posteriormente a lo que se hoy conoce como liberalismo. Para ellos, la defensa de la libertad religiosa y de los derechos tradicionales del pueblo inglés se situaba en el contexto de la «autopropiedad» y del derecho natural. En el famoso ensayo An Arrow against All Tyrants (Una flecha contra todos los tiranos), el líder de los Levellers, Richard Overton, afirmaba que cada individuo posee una «autopropiedad», es decir, que cada uno es dueño de sí mismo y, por lo tanto, tiene derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. «Ningún hombre tiene poder sobre mis derechos y libertades, ni yo tengo poder sobre los derechos y las libertades de otro hombre».

A pesar de los esfuerzos realizados por los Levellers y otros grupos radicales, la dinastía Estuardo regresó al trono en 1660 en la persona de Carlos II. Éste prometió respetar la libertad de conciencia y los derechos de los terratenientes, pero tanto él como su hermano, Jacobo II, procuraron ampliar nuevamente el poder del rey. Tras la Revolución Gloriosa de 1688, el Parlamento ofreció la corona a Guillermo y María de Holanda, ambos nietos de Carlos I. Guillermo y María se comprometieron a respetar los derechos «auténticos, tradicionales y evidentes» del pueblo inglés, compromiso que quedó reflejado en la Carta de Derechos de 1689.

Podemos situar el nacimiento del liberalismo en la época de la Revolución Gloriosa. Con gran acierto, se considera a John Locke el primer liberal auténtico y el padre de la filosofía política moderna. Sin conocer las ideas de Locke es imposible entender el mundo en que vivimos. Su obra más importante, Segundo tratado sobre el gobierno civil, fue publicada en 1690, pero había sido escrita algunos años antes para rebatir al filósofo absolutista, sir Robert Filmer. Este tratado conseguía defender de forma más radical los derechos individuales y el gobierno representativo.

Locke preguntaba para qué sirven y por qué se crean los gobiernos, y respondía:

Los hombres poseen derechos que son anteriores a los gobiernos, y por eso se llaman derechos naturales, porque existen en la naturaleza. Los hombres instauran gobiernos para proteger sus derechos. Podrían hacer lo mismo sin necesidad de crear gobiernos, pero éstos constituyen un método eficiente de protección. Si el gobierno sobrepasa los límites de esa función, la revolución está justificada. El gobierno representativo es la mejor manera de garantizar que éste se mantenga dentro de los límites de su función legítima.

Locke se adhiere a una tradición filosófica que había permanecido en Occidente durante siglos cuando escribe: «Los gobiernos no son libres de actuar como desean. La ley de la naturaleza se erige como regla eterna para todos los hombres, tanto para los legisladores como para todos los demás». Locke también articula con claridad el concepto de los derechos de propiedad:

Cada hombre es propietario de su propia persona. Nadie más que él tiene derecho sobre sí mismo. Podemos afirmar que las faenas de su cuerpo y el trabajo de sus manos le pertenecen. Como consecuencia, todo lo que el hombre hubiera extraído del patrimonio que la naturaleza le ha proporcionado, o que hubiera dejado en él, hubiera mezclado con su trabajo, o lo que de su propiedad le hubiera añadido, lo ha convertido en suyo.

La vida y la libertad son derechos inalienables del hombre, y éste adquiere derecho de propiedad sobre bienes que antes no le pertenecían tras haberlos «mezclado con su trabajo», como ocurre en la agricultura. La función del gobierno es proteger «las vidas, las libertades y los patrimonios» del pueblo.
Estas ideas fueron recibidas con entusiasmo. Europa continuaba sometida al absolutismo monárquico, pero gracias a sus experiencias con la dinastía Estuardo, el pueblo inglés desconfiaba de toda forma de gobierno. Por este motivo, ofreció una calurosa bienvenida a la poderosa defensa filosófica de los derechos naturales, el imperio de la ley y el derecho a la revolución, y, por supuesto, empezó a exportar las ideas de Locke y del grupo de los Levellers a través de los barcos que viajaban al Nuevo Mundo.

El liberalismo del siglo XVIII
El gobierno limitado no impidió que Inglaterra prosperara. Así como Holanda había inspirado a los liberales en el siglo anterior, en el siglo XVIII los pensadores liberales del Viejo Continente y más tarde de todo el mundo empezaron a citar el ejemplo inglés. Podríamos situar el inicio del Siglo de las Luces aproximadamente en 1720, cuando el escritor francés Voltaire llegó a Inglaterra para escapar de la tiranía de su tierra natal. Allí encontró tolerancia religiosa, gobierno representativo y una próspera clase media. Observó que el comercio era mucho más respetado en Inglaterra de lo que lo era en Francia, donde los aristócratas franceses miraban con desprecio a los comerciantes. Asimismo, se dio cuenta de que cuando se respetaba la libertad de comerciar, los prejuicios de los hombres pasaban a segundo plano, y el propio interés era lo que prevalecía. Así lo expone en su famosa descripción de la bolsa de Londres, contenida en su obra Cartas inglesas:

Si va a la bolsa de Londres, lugar más respetable que muchas cortes, verá reunirse a los representantes de todas las naciones para prestar servicio a la humanidad. Allí, el judío, el mahometano y el cristiano se tratan como si pertenecieran a la misma religión, y sólo califican de infieles a aquellos que entran en quiebra. Allí, el presbiteriano confía en el anabaptista, y el anglicano acepta la promesa del cuáquero. Al salir de estas asambleas libres y pacíficas, unos van a la sinagoga, otros a la iglesia para recibir la inspiración divina, otros a la taberna… y todos están contentos.

El siglo XVIII fue por excelencia el siglo del pensamiento liberal. Las ideas de Locke fueron desarrolladas por muchos autores, sobre todo por John Trenchard y Thomas Gordon, quienes escribieron una serie de artículos periodísticos publicados bajo el pseudónimo Cato, por referencia a «Catón el joven», el defensor de la república de Roma contra las pretensiones imperialistas de Julio César. Estos artículos, que denunciaban las violaciones del gobierno contra los derechos de los ingleses, empezaron a conocerse con el nombre de «las cartas de Cato».1 (Los nombres evocadores de la república de Roma eran populares entre los escritores del siglo XVIII. Nótese, por ejemplo, que los Papeles Federalistas2 fueron rubricados con la palabra Publius). En Francia, los fisiócratas desarrollaron la moderna ciencia de la economía. El nombre de estos pensadores tiene raíces griegas: physis, que significa naturaleza, y kratos, que significa regla. Así, los fisiócratas defendían la ley de la naturaleza, y lo que querían decir era que la sociedad y la creación de riqueza se regían por leyes naturales, similares a las leyes de la física. Sostenían que el comercio libre, sin el freno de los monopolios, sin las restricciones gremiales y sin los elevados impuestos, constituía la mejor forma de aumentar la oferta de bienes, y que la ausencia de trabas coercitivas produciría abundancia y armonía. Fue en este período cuando se escuchó el famoso grito liberal de multitudes: laissez faire. Cuenta la leyenda que Luis XV preguntó a un grupo de mercaderes: «¿Cómo puedo ayudaros?» Y ellos respondieron: «Laissez-nous faire, laissez-nous passer, le monde va de lui-même» (dejadnos hacer, dejadnos pasar, el mundo se mueve solo).

Entre los principales fisiócratas se encuentra François Quesnay y Pierre Dupont de Nemours, quien huyó de la Revolución Francesa y se instaló en los Estados Unidos. Su hijo abrió un pequeño negocio en el Estado de Delaware.3 Por su parte, A. R. J. Turgot, amigo de los fisiócratas y economista brillante, fue ministro de finanzas nombrado por Luis XVI. Conocido como el «déspota iluminado», quiso aligerar la carga que el gobierno imponía sobre el pueblo francés, y quizá también crear más riqueza sobre la que dirigir los impuestos, ya que, como habían apuntado los fisiócratas, «campesinos pobres, reino pobre, y reino pobre, rey pobre». Turgot promulgó los Seis edictos para abolir los gremios, que se habían convertido en monopolios fosilizados. Eliminó también los impuestos internos y el trabajo forzado (la corvée), y consiguió una mayor tolerancia para los protestantes. Tuvo que enfrentar la hostilidad de los grupos de intereses creados hasta su destitución en 1776. Con la caída de Turgot, escribe Raico, «se perdió la última esperanza para la monarquía francesa», que llegaría a su fin trece años después.

La Ilustración francesa es la más conocida en la historia, pero existió también la Ilustración escocesa. Durante mucho tiempo, el pueblo escocés había tenido que soportar la dominación inglesa, había sufrido enormemente las consecuencias del mercantilismo británico y había alcanzado, en el transcurso del último siglo, mayores tasas de alfabetización y mejor calidad del sistema educativo que en Inglaterra. El pueblo escocés se encontraba muy preparado para desarrollar las ideas liberales y para dominar durante un siglo la vida intelectual de Inglaterra. Entre los exponentes de la Ilustración escocesa destaca Adam Ferguson, autor de un Ensayo sobre la historia de la sociedad civil, y creador de la expresión: «Es el resultado de la acción humana pero no del diseño humano», que inspiraría el desarrollo del concepto de orden espontáneo en futuras generaciones. Encontramos también a Francis Hutcheson, que se adelantó a los utilitaristas con su idea de «el mayor bienestar posible para el mayor número posible», y a Dugald Stewart, cuya Philosophy of the Human Mind (Filosofía de la mente humana), fue muy leída en las primeras universidades de los Estados Unidos. Pero los autores más destacados de ese período fueron David Hume y su amigo Adam Smith.

David Hume era filósofo, economista e historiador formado en el período anterior al decreto de la aristocracia universitaria que ordenaba dividir el conocimiento en categorías discretas. Los estudiantes de nuestra época lo identifican principalmente con el escepticismo filosófico, pero también contribuyó a desarrollar nuestro entendimiento moderno de la productividad y benevolencia del libre mercado. Defendió la propiedad y los contratos, la banca libre y el orden espontáneo de la sociedad libre. Criticó la doctrina de la balanza comercial de los mercantilistas y señaló que cada uno de nosotros se beneficiaría con la prosperidad de otros, incluso con la prosperidad de los que viven más allá de nuestras fronteras.

Junto con John Locke, Adam Smith es el otro padre del liberalismo. Y ya que vivimos en un mundo liberal, Locke y Smith bien pueden considerarse los arquitectos del mundo moderno. En su Teoría de los sentimientos morales, Adam Smith identifica dos clases de conducta: el interés personal y la benevolencia. Numerosos críticos afirman que Adam Smith, los economistas en general o los liberales sostienen que todo comportamiento responde sólo al interés personal. Pero en su primer libro, Adam Smith dejó bien claro algo muy distinto. Es evidente que a veces se actúa por benevolencia, y la sociedad debe estimular ese sentimiento. Pero, como explica Adam Smith, si es necesario, la sociedad podría existir sin que la beneficencia se extendiera más allá de la propia familia. Los individuos seguirían alimentándose, la economía seguiría funcionando y el conocimiento continuaría avanzando. Pero la sociedad no puede existir sin la justicia, que representa la protección de la vida, la libertad y la propiedad. La justicia, por tanto, debe ser la principal preocupación del Estado.

En su obra más conocida, La riqueza de las naciones, Adam Smith sienta las bases de la ciencia económica moderna. Como él mismo afirma, se ofrece aquí la descripción de «un sistema simple de libertad natural». En la terminología de nuestro tiempo, podríamos decir que el capitalismo es lo que ocurre cuando se deja a la gente tranquila. Smith demostró que cuando los hombres producen y comercian movidos por su propio interés, una «mano invisible» les lleva a beneficiar también al interés ajeno. Para conseguir un empleo, o para vender algo a cambio de dinero, cada individuo debería pensar sobre lo que los demás desearían obtener. La benevolencia es importante, pero «no es la benevolencia del carnicero o del panadero la que nos permite conseguir nuestra comida, sino las miras a su propio interés». Por estas razones, el mercado libre permite que sean más los que puedan satisfacer un mayor número de necesidades y por lo tanto los que puedan disfrutar de un nivel de vida más alto que los que se rigen por cualquier otro sistema.

El desarrollo de la idea del orden espontáneo constituye la contribución más importante de Adam Smith a la teoría liberal. A menudo oímos que existe un conflicto entre libertad y orden, y esta perspectiva puede parecer lógica. De manera más rigurosa que los fisiócratas y otros precursores, Adam Smith se preocupó de destacar la idea de que el orden surge de forma espontánea en los asuntos humanos. Al dejar que los hombres interactúen libremente, protejan sus derechos a la libertad y a la propiedad, el orden surgirá sin necesidad de una autoridad central. La economía de mercado es un ejemplo de orden espontáneo. Cientos o miles de individuos, miles de millones en la actualidad, penetran cada día en el mercado o en el mundo de los negocios, y se preguntan cómo producir más bienes, cómo obtener un empleo mejor o ganar más dinero para sí mismos y sus familias. No son guiados por ninguna autoridad central. Ni tampoco los guía un instinto biológico como el que empuja a las abejas a fabricar la miel. Al producir y comerciar, sin embargo, los hombres generan riqueza en beneficio propio y también en beneficio de los demás.

El mercado no es la única manifestación de orden espontáneo. Consideremos el lenguaje. Nadie se ha sentado nunca a escribir el idioma inglés para luego enseñarlo a los ingleses. Surgió y evolucionó espontáneamente, de forma natural, en respuesta a determinadas necesidades humanas. Consideremos también el Derecho. Hoy pensamos que el Derecho es algo que el Congreso aprueba, pero el Derecho consuetudinario se desarrolló mucho antes de que ningún rey o asamblea legislativa concibieran siquiera la tarea de escribirlo. Cuando dos personas estaban en desacuerdo pedían a un tercero que actuara como juez. A veces se reunía un jurado para escuchar el caso. No se suponía que los jueces y jurados debían «promulgar» las leyes, sino que su función era la de «encontrar» la ley, investigar cuál era la costumbre, o referirse a las sentencias dictadas anteriormente para casos similares. De esta manera, caso tras caso se fue creando el orden jurídico. El dinero es otro ejemplo de orden espontáneo. Surgió de forma natural, cuando comenzó a sentirse la necesidad de algo que facilitara el comercio. Hayek escribió:

Si la ley hubiera sido diseñada deliberadamente, merecería figurar entre los inventos más importantes de la humanidad. Pero por supuesto, nadie ha inventado la ley, de igual forma que nadie ha inventado el dinero, el idioma, y muchas de las prácticas y convencionalismos sobre los que descansa la vida en sociedad.

Las leyes, los idiomas, el dinero, los mercados, las instituciones más importantes de la sociedad humana, surgieron espontáneamente.

Con el desarrollo sistemático que Adam Smith llevó a cabo sobre la doctrina del orden espontáneo se completaron los principios básicos del liberalismo. Podríamos definir esos principios básicos como: la idea de una ley superior o ley natural; la dignidad del individuo; el derecho natural a la libertad y a la propiedad y la teoría social del orden espontáneo. Son muchas más las ideas específicas que se derivan de estos elementos fundamentales: libertad individual, gobierno limitado y representativo, mercados libres, etcétera. Hubiera costado mucho tiempo definirlas. Pero seguía siendo necesario defenderlas.

La construcción de un mundo liberal
Como ocurrió con la Revolución Inglesa, en vísperas de la Revolución Americana el debate ideológico fue intenso. Con más vigor que en la Inglaterra del siglo XVII, las ideas liberales dominaron América4 en el siglo XVIII. Podríamos decir incluso que apenas circulaban en América ideas que no fueran liberales. Existían dos líneas de partidarios liberales: los liberales conservadores, que instaban a los americanos a continuar con la práctica pacífica de reclamar sus derechos de súbditos ingleses, y los liberales radicales, que acabaron por rechazar incluso la idea de una monarquía constitucional y luchaban por la independencia. El liberal radical de mayor impacto fue Thomas Paine. Era algo parecido a un revolucionario exterior, a un misionero de la libertad. Nacido en Inglaterra, se trasladó a América para ayudar a crear la revolución, y al cumplir su tarea cruzó nuevamente el Atlántico para ayudar a los franceses con la suya.

Sociedad o gobierno

La gran contribución de Paine a la causa revolucionaria fue su folleto Sentido común, del cual se dice que fueron vendidos más de 100.000 ejemplares en pocos meses, en un país de tres millones de habitantes. Todo el mundo lo leyó. Los que no sabían leer acudían a las tabernas, en donde escuchaban su lectura y participaban en el debate de las ideas allí expresadas. Pero Sentido común era más que un llamamiento a la independencia. Ofrecía una teoría liberal radical como fundamento de los derechos naturales y de la independencia. Paine comenzó por establecer una distinción entre la sociedad y el gobierno:

La sociedad es producto de nuestras necesidades, el gobierno es producto de nuestras debilidades… La sociedad en cualquier condición es una bendición, pero el gobierno, incluso en su mejor condición, no es sino un mal necesario, y en su peor estado se convierte en algo intolerable […] Si pudiéramos eliminar el oscuro velo de la antigüedad, descubriríamos que el primer rey no fue mejor que el principal rufián de una banda de criminales insaciables, cuyos salvajes modales o cuya prepotencia le hicieron ganarse el título de jefe de los malhechores.

En Sentido común y en sus escritos posteriores, Paine explica que la existencia de la sociedad civil es anterior a la existencia del gobierno, y que los individuos pueden interactuar pacíficamente para crear un orden espontáneo. Su concepción del orden espontáneo se fortaleció cuando constató que la sociedad continuaba funcionando tras la expulsión de los gobiernos coloniales de las ciudades americanas y de las colonias. En sus escritos fusiona la teoría normativa de los derechos individuales con el análisis positivo del orden espontáneo.

Además de La riqueza de las naciones y Sentido Común, hubo otras fuentes de inspiración en la lucha por la libertad en el año 1776. Es probable que ninguna de estas dos obras haya representado la influencia más importante en ese año clave. En 1776, las colonias americanas emitieron su «Declaración de Independencia», quizá la obra más sutil de la historia de la escritura liberal. Thomas Jefferson proclamó al mundo la visión liberal a través de palabras tan elocuentes como estas:

Creemos que estas verdades son evidentes en sí mismas, que todos los hombres son creados iguales, que su Creador les ha conferido ciertos derechos inalienables, que entre éstos se encuentran la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Que para garantizar esos derechos, se instauraron gobiernos entre los hombres que obtienen sus justos poderes del consentimiento de los gobernados. Que cuando un gobierno se convierte en obstáculo para esos fines, el pueblo tiene el derecho de alterarlo o abolirlo.

Resulta obvia la influencia de los Levellers y de John Locke. De una forma sucinta, Jefferson destaca tres puntos: 1. Que los hombres poseen derechos naturales. 2. Que la protección de esos derechos constituye el objetivo del gobierno. 3. Que si el gobierno se extralimita en el cumplimiento de su objetivo, el pueblo tiene pleno derecho a «alterarlo o abolirlo». Por su elocuente expresión del ideal liberal, por su permanente contribución a la revolución que cambió el mundo, el columnista George F. Will nombró a Jefferson «el hombre del milenio». Nada mas lejos de mi intención que discutir tal nombramiento, pero debe quedar claro que al escribir la Declaración de Independencia Jefferson no fue demasiado innovador. Como afirmaría años más tarde John Adams,5 quizá algo dolido por las atenciones que recibía Jefferson, «no existe una idea en la Declaración que no haya sido llevada al Congreso durante los dos años anteriores». Según el propio Jefferson «si bien no fueron consultados libros ni folletos a la hora de escribir la Declaración, el objetivo no era descubrir principios o argumentos nuevos, sino simplemente materializar la expresión de la mente americana. Las ideas plasmadas en la Declaración representaban los sentimientos del día a día, que eran expresados en las conversaciones, en la correspondencia, en los ensayos impresos o en los libros elementales de Derecho público». El triunfo de las ideas liberales en los Estados Unidos fue aplastante.

Gobierno limitado

Después de su victoria militar, los americanos independientes se empeñaron en poner en marcha las ideas desarrolladas a lo largo del siglo XVIII por los liberales ingleses. El distinguido historiador de la Universidad de Harvard, Bernard Bailyn, escribió en 1973 en su ensayo The Central Themes of the American Revolution (Los temas centrales de la Revolución Americana):

Aquí se hicieron realidad los temas principales del liberalismo radical del siglo XVIII. El primero alude a la creencia de que el poder es perjudicial. Puede que sea una necesidad, pero es una necesidad perjudicial. Es algo infinitamente corruptor y debe ser controlado, limitado y restringido de todas las formas compatibles con un mínimo de orden civil. La Constitución escrita, la separación de poderes, la Carta de Derechos,6 los límites sobre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, las restricciones al derecho de represión y a la guerra organizada son evidencias que expresan la profunda desconfianza en el poder que yace en el corazón ideológico de la Revolución Americana, desconfianza que ha permanecido desde entonces en nuestros corazones.

La Constitución de los Estados Unidos aprovechó las ideas de la Declaración de Independencia para establecer un gobierno apropiado para un pueblo libre. Los principios sobre los que se basa la Constitución afirman que los individuos poseen derechos naturales anteriores al establecimiento del gobierno y que todo el poder que recibe el gobierno ha sido delegado por los individuos para proteger sus derechos. Con esta base, los forjadores de la Constitución no crearon una monarquía, ni tampoco establecieron una democracia ilimitada, es decir, un gobierno con plenos poderes que serían limitados únicamente por el voto popular. En lugar de eso, los creadores de la Constitución enumeraron cuidadosamente los poderes que tendría el gobierno federal. James Madison, vecino y amigo de Jefferson, fue el principal teórico y arquitecto de la Constitución, la cual representa una obra revolucionaria por excelencia a través del establecimiento de un gobierno de poderes delegados, enumerados y por tanto limitados.

A la primera propuesta de una «Carta de Derechos», muchos de los creadores de la Constitución respondieron que dicha Carta no sería necesaria, ya que la escrupulosa enumeración de los poderes del gobierno le imposibilitaría para infringir los derechos individuales. La Carta de Derechos fue finalmente añadida a la Constitución «para mayor cautela», según palabras de Madison.

Tras enumerar los derechos específicos de los individuos en las primeras ocho enmiendas a la Constitución, el primer Congreso de los Estados Unidos agregó dos enmiendas más que sintetizan toda la estructura del gobierno federal tal como éste fue concebido. Según establece la Novena Enmienda, «la enumeración de ciertos derechos en la Constitución no debe interpretarse como negación o menoscabo de otros derechos que el pueblo posee». Por otra parte, como dispone la Décima Enmienda, «los poderes no delegados a los Estados Unidos por la Constitución, ni vedados por ésta a los Estados, quedan reservados respectivamente a los Estados o al pueblo». Aquí nos encontramos de nuevo con los preceptos fundamentales del liberalismo: los hombres poseen derechos antes de crear gobierno y conservan todos los derechos que no han sido delegados expresamente al gobierno. El gobierno nacional no tiene más poderes que los que le son otorgados específicamente en la Constitución.

Tanto en los Estados Unidos como en Europa, el siglo que siguió a la Revolución Americana estuvo marcado por la expansión del liberalismo. Las Constituciones escritas y las cartas de derechos protegían la libertad y garantizaban el imperio de la ley. Los gremios y los monopolios fueron eliminados, y todos los oficios abrieron sus puertas a una competencia basada en la pericia. La libertad de prensa y de religión fue ampliamente propagada, se protegieron más los derechos de propiedad y se liberó el comercio internacional.

Derechos civiles

El individualismo, los derechos naturales y los mercados libres provocaron, como era de esperar, ciertas agitaciones para reclamar la ampliación de derechos civiles y políticos a ciertos grupos que, como los esclavos, los siervos o las mujeres, habían sido excluidos de la libertad y del poder. La primera sociedad en contra de la esclavitud fue fundada en Filadelfia en 1775, y tanto la esclavitud como la servidumbre fueron abolidas en todo el mundo occidental en el transcurso de un siglo. Al debate mantenido en el Parlamento Británico con respecto a la idea de compensar a los antiguos propietarios de esclavos liberados por la pérdida de su «propiedad», el liberal Benjamin Pearson respondía así : «deberían ser los esclavos los compensados y no los propietarios». El periódico Pennsylvania Journal, dirigido por Tom Paine, publicó en 1775 un argumento en defensa de los derechos de la mujer que tuvo gran repercusión. Mary Wollstonecraft, amiga de Paine y otros liberales, publicó en 1792 en Inglaterra su Vindication of the Rights of Women (Reivindicación de los derechos de la mujer). La primera reunión feminista en los Estados Unidos se celebró en 1848, cuando las mujeres comenzaron a reclamar los derechos naturales que los hombres blancos habían obtenido en 1776 y que ahora reclamaban los hombres negros. En palabras del historiador inglés Henry Sumner Maine, el mundo estaba pasando de una sociedad de estatus a una sociedad de contratos.

Los liberales también tuvieron que confrontar el permanente espectro de la guerra. En Inglaterra, Richard Cobden y John Bright argumentaban incansablemente que el libre comercio establecería vínculos pacíficos entre los pueblos de diferentes naciones, y se reducirían las probabilidades de entrar en guerra. Los límites recientemente establecidos al poder del gobierno, y el mayor escepticismo del pueblo hacia los gobernantes obstaculizaron las pretensiones de los dirigentes políticos de entrometerse en asuntos extranjeros y de iniciar la guerra. Tras la conmoción causada por la Revolución Francesa y la derrota final de Napoleón en 1815, y a excepción de la Guerra de Crimea y de las guerras de unificación nacional, la mayoría de los pueblos europeos disfrutaron de un siglo de paz y progreso.

Resultados del liberalismo

La liberación de la creatividad humana produjo asombrosos progresos científicos y materiales. Como expresaba la revista The Nation (publicación auténticamente liberal) en un artículo publicado en 1900: «Liberados de la irritante intromisión de los gobiernos, los hombres se dedicaron a realizar sus funciones naturales, a mejorar su propia condición, y he aquí los resultados maravillosos que encontramos a nuestro alrededor». Los avances tecnológicos del liberal siglo XIX fueron innumerables. La máquina de vapor, el ferrocarril, el telégrafo, el teléfono, la electricidad, el motor de combustión interna… Gracias a la acumulación de capital y al «milagro del interés compuesto», las masas comenzaron en Europa y en América a liberarse de las pesadas tareas asociadas a la condición natural de la humanidad desde tiempos inmemorables. Descendió la tasa de mortalidad infantil y la esperanza de vida experimentó un incremento sin precedentes. Si en 1800 se vuelve la vista atrás, se aprecia un mundo que apenas ha experimentado cambios durante miles de años. En 1900, sin embargo, el mundo estaba irreconocible.

El pensamiento liberal continuó evolucionando durante el siglo XIX. Jeremy Bentham propuso la teoría del utilitarismo, la idea de que el gobierno debería promover «la mayor felicidad posible para el mayor número posible». Aunque sus premisas filosóficas diferían bastante de las premisas de los derechos naturales, coincidía en muchas de sus conclusiones con las ideas del gobierno limitado y el mercado libre.

Alexis de Tocqueville fue a América para ver cómo funcionaba una sociedad libre y publicó, entre 1834 y 1840, sus brillantes observaciones en su obra La democracia en América. En 1859 John Stuart Mill publicó su ensayo Sobre la libertad, una potente defensa de la libertad individual. En 1851 Herbert Spencer, escritor sobresaliente cuyo trabajo ha sido injustamente ignorado y a menudo malinterpretado, publicó Estática social, obra en la que establece su «ley de igual libertad», que supone un testimonio precursor y explícito del credo liberal moderno. El principio de Spencer puede expresarse así: «todo hombre posee derecho a reclamar el mayor grado de libertad para ejercer sus facultades, siempre que esto no impida disfrutar de la misma libertad a todos los demás hombres». Como señalaba Spencer, «la ley de igual libertad se aplica abiertamente a toda la raza, tanto a hombres como a mujeres». Spencer amplió además la postura liberal clásica sobre la guerra, para diferenciar entre dos clases de sociedades: la sociedad industrial, donde la gente produce y comercia pacíficamente en asociaciones voluntarias, y la sociedad militante, en la que prevalece la guerra y el gobierno controla las vidas de los gobernados para alcanzar sus propios fines.

En su edad dorada, Alemania produjo grandes escritores como Goethe y Schiller, ambos liberales, a la vez que filósofos e intelectuales de la talla de Emmanuel Kant y Wilhelm von Humboldt contribuían a desarrollar el pensamiento liberal. Kant destacó la autonomía del individuo e intentó basar los derechos y las libertades individuales en los dictados de la propia razón. Propuso una «Constitución jurídica para garantizar a cada individuo su libertad en el marco de la ley, de forma que cada uno pudiera continuar siendo libre para buscar su felicidad de la forma mas beneficiosa, siempre y cuando no se violaran la libertad ni los derechos legítimos de sus semejantes». La obra clásica de Humboldt Los límites de la acción del Estado cuya influencia es más que evidente en la obra Sobre la libertad de John Stuart Mill, sostiene que el desarrollo pleno del individuo descansa «no sólo en la libertad, sino también en una multitud de situaciones». Humboldt se refiere aquí a que los hombres deberían disponer de una amplia variedad de circunstancias y formas de vida (el término moderno sería «formas alternativas de vida») para poder probar y escoger en todo momento.

En Francia, Benjamin Constant fue el liberal más conocido del Viejo Continente en la primera parte del siglo. Como afirmaba un contemporáneo suyo, Constant «amaba la libertad como otros hombres aman el poder». Igual que Humboldt, concibió la libertad como un sistema en el que las personas pueden descubrir y desarrollar mejor sus propias personalidades y sus intereses individuales. En un importante ensayo, Constant contrasta el significado de libertad en las antiguas repúblicas (igual participación en la vida pública) con el concepto moderno de libertad (la libertad individual de hablar, escribir, poseer bienes, comerciar y perseguir los intereses personales). De igual modo, madame de Staël, novelista amiga de Constant, es recordada por la siguiente declaración: «La libertad es vieja, es el despotismo el que es nuevo», que hace referencia a las intenciones de los defensores del absolutismo de llevarse las duramente reivindicadas libertades de la Edad Media.

Otro de los liberales franceses, Frédéric Bastiat, prestó sus servicios en el Parlamento, donde manifestó su pasión por el comercio libre, y escribió numerosos ensayos impactantes y humorísticos en contra del Estado y de todas sus acciones. Su último ensayo, Lo que se ve y lo que no se ve, ofrece una aclaración importante que afirma que cualquier actuación del gobierno, ya sea la construcción de un puente, la asignación de ayudas a las artes o el pago de pensiones, tiene efectos simples y obvios. El dinero circula, se crean empleos y se piensa entonces que el gobierno ha impulsado el crecimiento económico. La tarea del economista consiste en ver lo que no es obvio (las casas que no se han construido, la ropa que no se ha comprado, los empleos que no se han creado) porque el dinero se ha conseguido a través de los impuestos aplicados a aquellos individuos que lo habrían gastado en su propio beneficio. En su obra La ley, Bastiat condenó el concepto de «saqueo legal» mediante el cual el juez utiliza al gobierno para apropiarse de lo que otros han producido. Y en La petición de los fabricantes de velas se burla de los industriales franceses que pedían medidas proteccionistas al gobierno contra la competencia, e intentaban hacer creer que hablaban en nombre de los fabricantes de velas cuando solicitaban al Parlamento eliminar la competencia del sol, que era el culpable de que no se necesitaran velas durante el día. Esta era una anticipación del rechazo a las leyes antimonopolio.

En los Estados Unidos los liberales dirigieron el movimiento abolicionista. Los principales abolicionistas equiparaban la esclavitud con el «robo de seres humanos», porque la esclavitud negaba la propiedad que cada hombre tiene de sí mismo y usurpaba la misma esencia del ser humano. Sus argumentos guardaban fuerte relación con los de John Locke y los Levellers. William Lloyd Garrison escribió que su propósito no se limitaba solamente a la abolición de la esclavitud, «sino a la emancipación de toda nuestra raza del dominio del hombre, del avasallamiento de nuestro ser y de la fuerza bruta del gobierno». Otro abolicionista, Lysander Spooner, partió del argumento de los derechos naturales contra la esclavitud y llegó a la conclusión de que ningún ser humano podía ser detenido para renunciar a sus derechos naturales en virtud de ninguna forma de contrato, incluida la Constitución, que no hubiera suscrito personalmente. De igual modo, Frederick Douglass basó sus argumentos contra la esclavitud en el liberalismo clásico: la autopropiedad y los derechos naturales.

La caída del Capitalismo


A finales del siglo XIX el liberalismo clásico empezó a retroceder frente a nuevas formas de colectivismo y de concentración de poder estatal. El liberalismo había cosechado un enorme éxito: había liberado a la gran masa de seres humanos de la pesada carga del estatismo, y había generado mejoras sin precedentes en los niveles de vida. Pero, entonces ¿qué había ocurrido? Esta fue la pregunta que atormentó a los liberales durante todo el siglo XX.

Uno de los problemas fue que los liberales se volvieron perezosos. Olvidaron la advertencia de Jefferson («el precio de la libertad es la eterna vigilancia») y supusieron que la evidente armonía social y la abundancia que generó el liberalismo impedirían que alguien deseara restablecer el Antiguo Régimen. Algunos intelectuales liberales parecían suponer que el liberalismo era un sistema cerrado, y que no quedaba ya nada interesante por hacer. Surgió entonces el socialismo, en concreto la vertiente marxista, con toda una nueva teoría por desarrollar que rápidamente atrajo a la juventud intelectual.

Otra posible causa pudo ser que el duro esfuerzo realizado para crear la sociedad de la abundancia cayera en el olvido. Los americanos y los británicos nacidos a finales del siglo XIX se encontraron con un mundo en donde la riqueza crecía rápidamente, al igual que la tecnología y los niveles de vida. Para ellos, no resultaba tan obvia la idea de que el mundo no hubiera sido siempre así. Y los que sí lo sabían, quizá ya hubieran asumido que el antiguo problema de la pobreza había sido resuelto. Ya no era importante mantener vivas las instituciones sociales que habían erradicado la pobreza.

Un tercer problema pudo venir de la mano de la separación conceptual de los procesos de producción y distribución. En época de abundancia se empieza a dar por sentada la producción, y el debate se centra en «el problema de la distribución». El texto siguiente procede de una entrevista que me concedió el gran filósofo Friedrich Hayek:

Estoy convencido de que la razón que condujo a los intelectuales al socialismo, sobre todo a los del mundo angloparlante, fue un hombre, el gran héroe del liberalismo clásico: John Stuart Mill. En su célebre libro Principios de economía política, publicado en 1848 y ampliamente consultado durante varias décadas, realiza la siguiente afirmación cuando pasa de la teoría de la producción a la teoría de la distribución: «La humanidad, individual o colectivamente, puede hacer lo que desee con los bienes que ya han sido producidos». Si esto fuera cierto, yo admitiría la existencia de una clara vinculación moral a la hora de garantizar que los bienes sean distribuidos de una manera justa. Pero la afirmación de Mill no es verdadera, porque si pudiéramos elegir qué hacer con los bienes producidos, nadie volvería a producir esos bienes.

Por otra parte, por primera vez en la historia se empezó a cuestionar hasta qué punto la pobreza era tolerable. Antes de la Revolución Industrial todo el mundo era pobre. La pobreza no representaba un problema que fuera susceptible de estudio. Fue solamente a partir de que una mayoría alcanzara niveles de riqueza, teniendo en cuenta los baremos históricos, cuando la gente empezó a preguntarse por qué algunas familias no habían salido aún de la pobreza. Por eso Charles Dickens detestaba la ya debilitada práctica de trabajo infantil que mantuvo vivos a muchos niños que habrían muerto en épocas anteriores a la Revolución Industrial. Karl Marx, por su parte, ofrecía una visión de un mundo de abundancia y perfecta libertad. Mientras tanto, los adelantos de la ciencia y los negocios alimentaban la idea de que los ingenieros y directivos de las empresas podrían diseñar y dirigir la sociedad entera de la misma forma en que se dirige una gran corporación empresarial.

El énfasis utilitario de Bentham y Mill («el mayor bienestar posible para el mayor número posible») indujo a ciertos pensadores a poner en tela de juicio la necesidad de limitar el gobierno y proteger los derechos individuales. Si el objetivo final era generar felicidad y prosperidad, ¿qué necesidad había de tomar el camino largo que pasaba por la protección de los derechos? ¿Por qué no concentrar toda la energía directamente en proporcionar crecimiento económico y generalizar la prosperidad? De nuevo se había olvidado el concepto de orden espontáneo. Existía un sentimiento de resignación hacia el problema de la producción y se habían creado estrategias para orientar la economía hacia una dirección elegida por los políticos.

Sin duda no podemos ignorar que el poder es un deseo ancestral del hombre. Algunos olvidaron dónde se encontraban las raíces del crecimiento económico. Algunos guardaron luto a la destrucción de la familia y de la comunidad provocada por la prosperidad y la bonanza. Algunos creyeron, ingenuamente, que el marxismo podría traer libertad y prosperidad sin necesidad de trabajar en oscuras fábricas satánicas. Pero muchos otros se sirvieron de estas ideas como medios para alcanzar el poder. Si el derecho divino de la realeza ya no lograba persuadir a los pueblos para que entregaran su libertad y sus bienes, los hambrientos de poder tendrían que utilizar el nacionalismo, el igualitarismo, el prejuicio racial, la lucha de clases o tendrían que recurrir a la débil promesa de que el Estado aliviaría todas las dolencias de la sociedad.

A principios del siglo XX, los liberales que quedaban habían perdido toda esperanza en el futuro. Así lo expresaba la revista The Nation: «las comodidades materiales han cegado a nuestra generación, que ha olvidado la razón por la que se encuentra hoy aquí. Antes de que el estatismo sea repudiado nuevamente, se producirán luchas aterradoras en el escenario internacional». Herbert Spencer publicó The coming Slavery (La esclavitud del futuro), y en 1903 se lamentaba en su lecho de muerte de que el mundo estuviera regresando a la época de la guerra y la barbarie.

Los temores de los liberales se hicieron realidad, y el siglo de paz que empezó en Europa en 1815 se vino abajo en 1914, con el inicio de la Primera Guerra Mundial. El nacionalismo y el estatismo habían desplazado al liberalismo, y la propia guerra asestó un golpe mortal a las ideas liberales. En los Estados Unidos y en Europa, los gobiernos aumentaron su esfera de poder para responder a la guerra. Los desmesurados impuestos, el servicio militar obligatorio, la censura, las nacionalizaciones y la planificación centralizada, por no mencionar los diez millones de muertes que surcaron los campos en Flandes, Verdún y otros lugares, indicaban que la era del liberalismo, que había reemplazado recientemente al Antiguo Régimen, estaba siendo de nuevo suplantada por la era del «mega-Estado».

El resurgir del movimiento Capitalista moderno
A lo largo de la era «progresiva», la Primera Guerra Mundial, el New Deal y la Segunda Guerra Mundial, la idea de ampliar el tamaño y los poderes del gobierno seducía a muchos intelectuales de los Estados Unidos. Como afirmaba Herbert Croly, primer editor de la revista New Republic, en su obra The Promise of American Life (La promesa de la vida americana), llegaría a cumplirse la promesa «no en un ambiente de libertad económica, sino con cierta disciplina, y no debido a la satisfacción desenfrenada de los deseos individuales, sino a una alta dosis de subordinación individual y altruismo». Ni siquiera el terrible colectivismo que comenzaba a surgir en Europa era rechazado por los periodistas e intelectuales «progresistas» de los Estados Unidos. En los primeros meses del New Deal de Franklin Delano Roosevelt, Anne O’Hare McCormick escribió en el New York Times:

Es extraño observar que reina en Washington una atmósfera parecida a la que se vivía en Roma durante las primeras semanas que siguieron a la marcha de los Camisas Negras, o a la que se vive en Moscú al inicio de cada plan quinquenal […] Algo bastante más positivo que la aquiescencia confiere al presidente la autoridad de un dictador. Esta autoridad es un regalo sin ataduras, una especie de poder de representación legal. Hoy en día, América está, literalmente, pidiendo órdenes. El ocupante de la Casa Blanca posee más autoridad que cualquiera de sus predecesores, y preside un gobierno que ejerce más control sobre más actividades privadas que cualquier otro gobierno que haya existido nunca en los Estados Unidos. La Administración de Roosevelt prevé federaciones industriales, laborales y gubernamentales que sigan el ejemplo del modelo de Estado corporativo que existe en Italia.

Aunque algunos liberales, como el periodista H. L. Mencken, se mantuvieron al margen, flotaba en el ambiente una aquiescencia generalizada, tanto intelectual como popular, hacia el gobierno grande. El aparente éxito del gobierno en poner fin a la Gran Depresión y en conseguir la victoria en la Segunda Guerra Mundial, propició la idea de gobierno como sistema que podría resolver toda clase de problemas. Tendrían que pasar todavía unos veinticinco años para que el sentimiento popular comenzara a experimentar de nuevo un rechazo hacia el mega-Estado.

Los economistas austríacos

Mientras tanto, en los momentos más duros del liberalismo, continuaban apareciendo grandes pensadores dedicados a perfeccionar las ideas liberales. Uno de los más notables fue Ludwig von Mises, economista austríaco que huyó de los nazis, primero a Suiza en 1934, y luego a los Estados Unidos en 1940. El libro demoledor de Mises titulado El socialismo: análisis económico y sociológico, demostraba la inviabilidad de esta ideología debido a que la propiedad privada y el sistema de precios eran elementos indispensables a la hora de determinar qué producir y cómo. Su discípulo Friedrich Hayek nos dejó el siguiente testimonio sobre el impacto que el libro de Mises causó en una buena parte de los más altos representantes de la juventud intelectual de entonces:

El nacimiento, en 1922, de El socialismo provocó un fuerte impacto. Consiguió cambiar poco a poco, aunque con fuerza, la visión que tenían muchos jóvenes idealistas que regresaban a las universidades después de la Primera Guerra Mundial. Lo sé porque fui uno de ellos […] El socialismo prometía cumplir nuestras esperanzas de un mundo más racional y justo. Entonces apareció este libro, y nuestras ilusiones se desvanecieron.

Wilhem Roepke fue otro de los jóvenes intelectuales cuyas esperanzas se vinieron abajo por efecto del libro de Mises. Tras la Segunda Guerra Mundial, Wilhem Roepke continuó siendo el asesor principal de Ludwig Erhard, el ministro alemán de economía, el arquitecto del «milagro económico alemán» de los cincuenta y los sesenta. Otros tardaron más tiempo en aprender. Como afirmaba el economista y escritor americano de gran éxito Robert Heilbroner, en la década de los 30, cuando era estudiante de economía, el argumento de Mises sobre la inviabilidad de la planificación socialista «no le había parecido una razón lo suficientemente convincente para descartar el socialismo». Cincuenta años más tarde Heilbroner escribía en la revista New Yorker: «Por supuesto, el tiempo demostró que Mises tenía razón». Más vale tarde que nunca.

El legado más importante de Mises fue La acción humana, un completo tratado de ciencia económica. Desarrolló en él una exhaustiva ciencia económica, a la que definía como el estudio de todos los actos deliberados del hombre. Defensor incondicional del mercado libre, proclamó a diestro y siniestro que toda intervención del gobierno en el mercado tendía a reducir la riqueza y el nivel de vida de la mayoría.

Su discípulo, Friedrich von Hayek, no sólo se convirtió en un economista brillante (ganó el premio Nobel de Economía en 1974) sino que también podría ser considerado el pensador social más importante del siglo XX. Sus libros El orden sensorial, La contrarrevolución de la ciencia, La Constitución de la libertad, y Ley, legislación y libertad, exploran temas que van desde la psicología y el error de aplicar los métodos de las ciencias físicas al estudio de las ciencias sociales, hasta las leyes y las teorías políticas. En su obra más difundida, Camino de servidumbre, publicada en 1944, advierte a las naciones que se encuentran inmersas en la lucha contra el totalitarismo de que la planificación económica no desembocará en la igualdad sino en un nuevo sistema de clases y estatus; no traerá la prosperidad sino la pobreza, y no alcanzará la libertad sino la servidumbre. El libro fue criticado fervientemente por muchos socialistas e intelectuales de izquierda en Inglaterra y en los Estados Unidos, pero fue un éxito de ventas, y quizá fuera éste uno de los principales motivos por los que se ganó el rechazo de los escritores académicos. Indujo, además, a una nueva generación de jóvenes intelectuales a explorar las ideas liberales. El último libro de Hayek, La fatal arrogancia, publicado en 1988 cuando el autor estaba a punto de cumplir los 90 años, supone una vuelta a la inquietud que había ocupado la mayor parte de su búsqueda intelectual: el orden espontáneo, producto de «la acción humana pero no del diseño humano». La fatal arrogancia de los intelectuales, escribió Hayek, es creer que un grupo de hombres inteligentes pueden diseñar una economía o una sociedad mejor de lo que lo harían las aparentemente caóticas interacciones de millones de individuos. Esos intelectuales no se dan cuenta de cuántas cosas ignoran, ni tampoco conocen la manera en que el mercado utiliza todo el conocimiento que cada individuo posee.

Los últimos liberales clásicos

Existió también un grupo de escritores y analistas políticos que contribuyó a mantener vivo el pensamiento liberal. H. L. Mencken es recordado primordialmente por su labor de periodista y crítico literario, pero la política también ocupó una parte muy importante de su reflexión. Su ideal era «un gobierno apenas más visible que la falta total de gobierno». Albert J. Nock (autor de Nuestro enemigo, el Estado), Garet Garrett, John T. Flynn, Felix Morley y Frank Chodorov concentraron sus inquietudes en las expectativas de un gobierno constitucional limitado, en plena aplicación del New Deal, y en la que parecía una clara marcha hacia la guerra asumida por los Estados Unidos durante el siglo XX. Henry Hazlitt, periodista económico, fue el contacto entre estas líneas de pensamiento. Hazlitt escribía en publicaciones como The Nation, New York Times y Newsweek. Publicó, además, una serie de elogios dedicados a la obra maestra de Mises, La acción humana, y popularizó la economía del libre mercado en un pequeño libro llamado Economía en una lección, inspirado en el ensayo Lo que se ve y lo que no se ve de Frédéric Bastiat. De éste, Mencken decía: «Fue uno de los pocos economistas en la historia de la humanidad que realmente sabía escribir».

En el lúgubre 1943, en plena Segunda Guerra Mundial y en medio del Holocausto, en el momento en que el gobierno más poderoso de la historia de los Estados Unidos se había aliado con un poder totalitario para derrotar a otro, tres admirables mujeres publicaron libros que contribuyeron decisivamente a la gestación del movimiento liberal moderno. Rose Wilder Lane, hija de Laura Ingalls Wilder, la autora de La casa de la pradera y otras novelas de individualismo exaltado, publicó un apasionado ensayo histórico titulado The Discovery of Freedom (El descubrimiento de la libertad). Isabel Paterson, novelista y crítica literaria, produjo El dios de la máquina, texto que defiende el individualismo como semilla del progreso en el mundo. Y Ayn Rand publicó El manantial.

Ayn Rand

El manantial es una novela de urbanismo, que versa sobre arquitectura e integridad. El argumento individualista de la obra no encajó muy bien con la cultura de la época, y las críticas se ciñeron sobre ella de una forma devastadora. Consiguió llegar, sin embargo, a los lectores a los que iba dirigida. El libro se vendió modestamente al principio, y más tarde las ventas se dispararon. Dos años después de su primera publicación, aún figuraba en la lista de los libros más vendidos del New York Times. Tuvo cientos de miles de lectores en la década de los cuarenta, que luego se convirtieron en millones, y el impacto de la novela indujo a miles de ellos a buscar más información sobre el pensamiento de su autora. En 1957 la publicación de su segunda novela, La rebelión de Atlas, supuso un éxito aún mayor, y la autora fundó una asociación para reunir a los que compartían su filosofía, a la que ella misma denominaba «objetivista». Si bien la filosofía política de Ayn Rand se enmarcó en el ideal liberal, no todos los liberales compartieron sus opiniones sobre metafísica, ética y religión, y otros se apartaron de ella por la severidad de sus expresiones y por la ferviente devoción de sus seguidores.

Como habían hecho Mises y Hayek, Ayn Rand demostró la importancia de la inmigración, no sólo para la sociedad de los Estados Unidos, sino también para el desarrollo del liberalismo en este país. Mises había huido de los nazis. Rand abandonó su Rusia natal cuando los comunistas tomaron el poder. Después de una de sus conferencias, alguien preguntó: «¿Qué puede importarnos lo que piense una extranjera?». A lo que ella respondió con su habitual pasión: «Yo escogí ser americana. ¿Qué hizo usted, aparte de nacer?».

El resurgimiento en la posguerra

Poco después de la publicación de La rebelión de Atlas el economista Milton Friedman de la Universidad de Chicago, publicó Capitalismo y libertad, obra en la que sostiene que no puede haber libertad política si no existe propiedad privada y libertad económica. El reconocimiento de Friedman entre los economistas, que le valió el premio Nobel de Economía en 1976, se debe a sus escritos sobre economía monetaria. Su obra Capitalismo y libertad, su columna semanal publicada durante muchos años en la revista Newsweek, y su libro Libertad de elegir, publicado en 1980 y transformado en una serie de televisión (Free to choose), le convirtieron en el liberal americano más destacado de su generación. Murray Rothbard fue otro de los economistas destacados que, aunque siguió una trayectoria más discreta, desempeñó una labor fundamental a la hora de desarrollar la estructura teórica del pensamiento liberal moderno y de fundar un movimiento político consagrado a esas ideas. Escribió un tratado magistral sobre Hombre, economía y Estado; una historia en cuatro tomos sobre la Revolución Americana: Conceived in Liberty (Concebida en libertad); una concisa guía sobre la teoría de los derechos humanos y sus implicaciones: La ética de la libertad, y un manifiesto liberal que tuvo muy buena acogida: Hacia una nueva libertad. Publicó, además, un gran número de folletos y artículos en revistas y boletines informativos. Algunos liberales lo comparaban tanto con Marx, el creador de una teoría de política económica integrada, como con Lenin, el dirigente infatigable de un movimiento radical.

El pensamiento liberal recibió un fuerte impulso en el respeto hacia sus intelectuales con la publicación, en 1974, de Anarquía, Estado y utopía, por el filósofo de la Universidad de Harvard, Robert Nozick. Con una mezcla de ingenio e impecable lógica, Nozick examinaba la causa de los derechos y concluía:
Se justifica la existencia de un Estado de tamaño mínimo, cuyas funciones se limiten a proteger a los ciudadanos contra la violencia, el robo, el fraude y a garantizar el cumplimiento de los contratos. No se justifica la existencia de un Estado que exceda esos límites, ya que violará los derechos individuales de libertad para ejecutar ciertos actos. El Estado de tamaño mínimo es fuente de inspiración y rectitud.

En un pasaje más atractivo, Nozick hacía un llamamiento a la legalización de «los actos capitalistas entre adultos anuentes». Esta obra de Nozick, junto con el libro Hacia una nueva libertad de Rothbard y los ensayos de Ayn Rand sobre filosofía política, consiguieron acuñar la definición de la versión estructural del liberalismo moderno, que en esencia resucitaba la ley de igual libertad de Spencer: los individuos tienen derecho a hacer lo que deseen, siempre y cuando respeten los derechos iguales de los demás. La función del gobierno es proteger los derechos individuales contra los agresores extranjeros y los coterráneos que nos matan, violan, roban, asaltan o defraudan. Un gobierno que pretenda realizar funciones adicionales será un gobierno que nos prive de los derechos y libertades que nos han sido otorgados.

El liberalismo en la actualidad
En ocasiones, se acusa al pensamiento liberal de rigidez y dogmatismo, pero conviene recordar que el liberalismo es simplemente un marco estructural básico para las sociedades en las que los individuos libres pueden convivir en paz y armonía mientras persiguen lo que Jefferson denominó «la propia búsqueda de su ocupación y de su perfeccionamiento». La sociedad enmarcada en una estructura liberal es la más dinámica e innovadora de la historia de la humanidad, y así lo demuestran los avances sin precedentes que han tenido lugar desde la revolución liberal de finales del siglo XVIII en la ciencia, la tecnología y en los niveles de vida. En una sociedad liberal, la caridad es una costumbre generalizada derivada de la benevolencia personal, no de la coerción del Estado.

El liberalismo constituye además un marco creativo y dinámico para la actividad intelectual. Hoy en día, son las ideas estatistas las que dan la impresión de haber perdido la fuerza y la actualidad, a la vez que se observa una explosión de ideas liberales en campos como la economía, el derecho, la historia, la filosofía, la psicología, el feminismo, el desarrollo económico, los derechos civiles, la enseñanza, el medio ambiente, la sociología, la bioética, la política exterior, la tecnología y la era de la información, entre otros. El liberalismo ha creado un terreno adecuado para el desarrollo intelectual y la solución de problemas, pero aún debemos perfeccionar nuestra comprensión de la dinámica de las sociedades libres y de las que no lo son.

En la actualidad, continuamos presenciando la evolución intelectual de las ideas liberales. El impacto más fuerte de esas ideas es producto de la creciente red de publicaciones y grupos de investigación de inspiración liberal, del renacer de la tradicional hostilidad americana hacia el gobierno centralizado y, lo que es más importante, de la continua cadena de promesas incumplidas por parte de los gobiernos grandes.

.....