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viernes, febrero 01, 2008

PORQUE FRANCIA NO AVANZA: El operador de Société Générale, Kerviel pasa de villano a héroe

Jerome Kerviel, según Société Générale, perdió US$7.200 millones que eran del banco. Pero eso fue la semana pasada. Ahora, Kerviel va camino a convertirse en una figura de culto y hasta ahora ni siquiera ha perdido su trabajo. Société Générale ha dejado de pagarle y le pidió que no volviera a la oficina, pero no ha logrado despedirlo oficialmente. La ley francesa estipula que, para hacer eso, el banco primero tiene que sentarse con Kerviel y explicarle su insatisfacción. Kerviel tiene derecho a concurrir a la reunión con un dirigente sindical, un abogado o cualquier otra persona que él desee.

Eso será complicado: un juez de París le prohibió esta semana a Kerviel tener contacto con el banco. "Éste es un caso muy peculiar", dice Emmanuel Dockes, profesor de la Universidad Lyon 2, la universidad del centro del país donde estudió Kerviel.

Acusado por Société Générale de embustero y "virus mutante", Kerviel, de 31 años, está siendo ahora llamado "Robin Hood", "El Che Guevara de las finanzas" y merecedor del Premio Nobel de Economía, entre otros epítetos, por un número creciente de seguidores.

"Seamos honestos. A nadie le gustan los bancos y a todo el mundo le gusta cuando alguien se aprovecha de los ricos", dice Christophe Rocancourt, un popular delincuente francés que en los años 90 estafó millones a un grupo de estadounidenses haciéndose pasar por un miembro francés de la familia Rockefeller.


Yardeni dice que son los tribunales franceses los que decidirán si Kerviel merece ir a prisión, pero "le debemos una muestra de agradecimiento" y "claramente se merece una nota al pie en la historia económica de EE.UU."

El Partido Comunista Francés, por su parte, ha comparado a Kerviel con Alfred Dreyfus, el oficial judío del ejército francés cuya persecución por parte de la jerarquía militar a fines del siglo XIX es casi un sinónimo de injusticia.

Société Générale, que ve a Kerviel desde una óptica distinta, dice que definitivamente su intención es despedirlo, pero que aún necesita encontrar una manera legal de hacerlo.

Nunca ha sido fácil echar empleados en Francia, donde los despidos súbitos 'a la americana' son vistos como algo brutal y muy poco francés. "Esto no es EE.UU. o Inglaterra. Tenemos reglas para proteger a los empleados, sin importar qué hicieron mal", dice Stephane Boudin, un abogado laboralista.

Recuperar las pérdidas

Ni siquiera Nicolas Sarkozy, quien llegó a la presidencia promotiendo sacudir a Francia, ha propuesto que los jefes puedan despedir empleados a voluntad. Tampoco los ejecutivos franceses muestran demasiado entusiasmo por esa posibilidad. Ninguno de los miembros de la cúpula de Société Générale ha sido todavía invitado a retirarse, a pesar de haber estado al mando cuando el banco sufrió las peores pérdidas de su historia.

La semana pasada, cuando Société Générale dio a conocer el escándalo, deshacerse de Kerviel era una cosa que se daba por hecho.

Société Générale no tiene "ninguna intención" de mantener a Kerviel en su nómina, dice François Martineau, uno de los abogados del banco. Pero admite que no pueden despedirlo sin un elaborado proceso legal. "Tenemos que seguir ciertos procedimientos", dice Martineau, visiblemente contrariado.

Otro miembro del equipo legal del banco dijo ayer que le habían enviado a Kerviel una carta citándolo a una reunión de terminación de contrato. La reunión estaba prevista para ayer, pero el joven empleado no fue, según el abogado.

El banco quiere alguna compensación por el daño causado por Kerviel. No recuperará los US$7.200 millones, pero podría reclamar parte de las futuras ganancias de su empleado en caso de que decida contar sus aventuras en un libro o una película.

La abogada de Kerviel, Elisabeth Meyer, dice que todavía está esperando que el banco le envíe la carta informándole del proceso de despido. "Tienen 120.000 empleados, pero no pueden encontrar a una sola persona para mandar una carta", dice.

Cuando se conocieron las pérdidas que había provocado, el destino de Kerviel parecía ser la infamia y la vergüenza. Pero ahora, mientras se van conociendo los errores del banco, la imagen pública del joven banquero ha empezado a cambiar. Un sitio Web creado para contar su saga, jeromekerviel.com, ha estado preguntándo a sus visitantes si Kerviel es culpable: según uno de los fundadores de la página, el 65% dice que no.

Facebook, el sitio de contactos sociales, tiene ahora decenas de páginas dedicadas a varios grupos de apoyo a Kerviel, incluyendo una que quiere "luchar por la reincorporación de Kerviel a Société Générale".