ElCapitalista007

martes, enero 15, 2008

Estudio hace sonar las alarmas de los reguladores

En el segundo trimestre del año pasado, dos filiales de inversión de J.P. Morgan Chase & Co. empezaron a acumular acciones de Rural Cellular Corp., una diminuta proveedora estadounidense de telefonía móvil. Las divisiones del banco, que nunca antes habían poseído acciones, tenían una participación combinada de 2,4% a fines de junio. La ocasión no pudo haber sido más propicia. El 30 de julio, la acción de Rural Cellular subió un 34%, luego de que la empresa anunciara que iba a ser adquirida por el gigante de telefonía móvil Verizon Wireless. Ambas habían estado negociando al menos desde inicios de mayo. El banco de inversión que asesoró a Verizon Wireless fue... J.P. Morgan.

Los bancos de inversión tienen prohibido comprar o vender valores con información privilegiada sobre potenciales fusiones. Sin embargo en ocasiones, y por casualidad, una filial de inversión de un banco compra una acción sin saber que otra está trabajando en una posible fusión de la empresa. Eso es, precisamente, lo que ocurrió en el caso de Rural Cellular, dice J.P. Morgan. "Estas compras fueron hechas a nombre de nuestros clientes y fueron totalmente apropiadas", asegura un vocero.

Los reguladores estadounidenses llevan a cabo una amplia revisión de las transacciones previas a los anuncios de fusiones por parte de bancos de inversión para determinar si se trata de coincidencias o hay algo más. No está claro qué acuerdos están investigando. El interés de los reguladores fue estimulado por un estudio académico que encontró que este tipo de negociaciones ocurre con mucho más frecuencia de lo que cabría esperar si se tratara meramente de algo fortuito. El estudio, que examinó patrones estadísticos, concluye que es probable que algunos bancos estén usando información privilegiada sobre posibles fusiones para transar valores.

The Wall Street Journal revisó documentos sobre tenencia de acciones y anuncios de acuerdos e identificó docenas de instancias en las cuales bancos de inversión parecen estar comprando las acciones de las empresas que van a ser adquiridas en la misma época en que sus banqueros de inversión estaban asesorando a los compradores. Las transacciones involucraron a la mayoría de los principales bancos de inversión, incluyendo Citigroup Inc., Credit Suisse‐ Group, Goldman Sachs Group Inc., Merrill Lynch & Co. y Morgan Stanley. Las empresas declinaron comentar al respecto o dijeron que no encontraron problemas con las transacciones.

El tema "ciertamente está en nuestro radar", dice Stephen Luparello, alto ejecutivo de la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera, Finra, entidad formada el año pasado tras la fusión de la Asociación Nacional de Operadores de Valores y la división reguladora de la Bolsa de Nueva York. Luego de que el mes pasado el equipo de economistas de Finra alertara a la cúpula sobre la aparición del estudio académico, la entidad decidió preguntarles a los bancos acerca de las transacciones previas a ciertas fusiones y el rigor de los procedimientos internos para prevenir la difusión de información privilegiada. Luparello agrega que la pesquisa tal vez no halle ningún problema.

El patrón estadístico no podría ser más que una serie de coincidencias, reflejando acontecimientos desconectados en las diferentes partes de los gigantescos bancos de inversión. No obstante, si los bancos están recurriendo a información privilegiada para beneficiarse del alza en las acciones de las compañías que van a ser adquiridas, están haciendo algo ilegal e injusto para el resto de los inversionistas.

En el trabajo académico, titulado "The Dark Role of Investment Banks in the Market for Corporate Control" (algo así como "El oscuro papel de los bancos de inversión en el mercado por el control corporativo"), tres profesores europeos de finanzas examinaron más de 1.600 fusiones y adquisiciones ocurridas entre 1984 y 2003, junto a documentos enviados a los reguladores, conocidos como 13F, que detallan la tenencia de acciones de las empresas. Encontraron que durante el último trimestre antes del anuncio de una fusión, los grandes bancos de inversión que se desempeñaban como los principales asesores de la empresa compradora acumularon acciones en las empresas que eran objeto de adquisición en un 19% de las ocasiones, ya sea asumiendo nuevas participaciones o aumentando en forma significativa participaciones existentes. La cifra casi duplica la tasa de 10,5% de los bancos de inversión que no eran asesores de los compradores.

Andrei Simonov, uno de los autores del estudio, dice que los datos no son prueba de un delito. De todos modos, dice que el patrón estadístico es tan fuerte que "la explicación más probable es que los bancos están transando con información privilegiada".

Los críticos dicen que la investigación tiene fallas. Uno de los temas polémicos es que los documentos enviados a los reguladores ofrecen una visión incompleta y a veces desactualizada de las verdaderas posiciones de un banco. Los documentos no incluyen, por ejemplo, ciertos tipos de opciones. Tras bambalinas, un banco de inversión con acciones en una empresa podría en forma simultánea usar opciones para cubrir su posición o apostar a la baja de la acción.

"Tomando en cuenta que es imposible desprender conclusiones significativas acerca de la actividad de transacciones a partir de los 13F, resulta inconcebible que alguien con conocimiento del tema tome este trabajo en serio", dice Alan Cohen, director de supervisión global de Goldman Sachs. Henry Hu, profesor de derecho de valores en la Universidad de Texas, en Austin, señala que los datos del estudio "no prueban necesariamente que haya ocurrido algo siniestro".

Los investigadores reconocen las limitaciones de la información, pero agregan que es improbable que la inclusión de las tenencias que no aparecen en los documentos revisados borre la disparidad estadística entre los bancos que trabajaron como asesores y los que no. El estudio, realizado por Simonov, Massimo Massa, de la escuela francesa de negocios Insead, y Andriy Bodnaruk, de la universidad de Maastricht, en Holanda, fue presentado este mes en una conferencia organizada por la Asociación Estadounidense de Finanzas, pero aún no se ha publicado. La implicación de fondo es que las transacciones sospechosas tienen lugar en las primeras etapas de las negociaciones de fusión, mucho antes de que empiecen a sonar las alarmas.

Los bancos de inversión diversificados tratan de manejar los posibles conflictos de interés mediante barreras a la información. Los bancos tienen políticas estrictas para impedir que los empleados traten información que aún no es pública con otros departamentos y refuerzan estas barreras al separar sus divisiones en pisos o edificios distintos. Todas las transacciones, incluyendo las de las cuentas personales de los empleados, deben ser monitoreadas por departamentos de supervisión interna.

Funcionarios de la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. dicen estar preocupados de que los departamentos de supervisión tengan mucho trabajo en sus manos. En tales circunstancias, señalan, aumenta el riesgo de que información no pública sea filtrada o mal usada. La SEC dice que ha intensificado sus inspecciones de los departamentos de supervisión de los bancos para determinar si se están siguiendo los procedimientos adecuados. Walter Ricciardi, subidrector de la división de supervisión de la SEC, dice que el potencial de que los bancos estén transando antes de los anuncios de las fusiones en las cuales trabajan es "ciertamente un área de interés", aunque no se pronuncia sobre temas específicos.


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