ElCapitalista007

viernes, enero 11, 2008

Negocios en la chatarra

En México, la comercialización de metales provenientes del reciclado de chatarra es un nicho que aún reserva espacio para los emprendedores, en especial después de que se gravó el acero proveniente de Estados Unidos.Si bien el sector automotriz tiende a abrir atractivas oportunidades de negocio a corto, mediano y largo plazos, con los vehículos que terminan su vida útil, hay cerca de 500 millones de automóviles y otros vehículos automotores en circulación, las fuentes de negocios no se limitan a este sector.

Empresas como Bimbo, Unilever, Anderson Clayton, Cemex, Procter & Gamble y otras que producen alimentos, materiales de construcción, productos de belleza y farmacéuticos, también son generadores de desecho comercializable de muy buena calidad: refacciones industriales, exhibidores, máquinas obsoletas, moldes, baleros, rodillos y hojalatería de autos, es decir, fierro macizo.

Otro sector con el que se puede trabajar, aunque de menor potencial en utilidades, es el de los pequeños talleres mecánicos o de maquila a los que se les puede comprar chatarra de menor calidad, desecho mecánico y las sobras del fierro recortado, que también compran las fundidoras.

El desecho generado por los hogares, refrigeradores, alacenas, estufas, ventanas, puertas y herrería, es el menos rentable por tener pintura, grasa y plástico. Este es comprado por las trituradoras.

Con estas tres fuentes de desecho trabaja Jorge Rendón, emprendedor de 25 años de edad, quien conoce el negocio de la chatarra desde hace una década, cuando comenzó a trabajar con su familia en el reciclaje. Actualmente, es dueño del negocio que le vendió su abuelo al inicio del año pasado y ofrece el servicio de outsourcing para Bimbo, Ricolino y otras empresas. Jorge dice que en este nicho "se abre oportunidad para el chatarrero mediano en la cadena comercial".

El taller en donde trabaja con tres empleados y una secretaria lo recibió con tres clientes, una nave de 280 metros cuadrados bajo techo, servicios, dos camionetas y un equipo de corte. Con un poco más de inversión para herramientas y tres empleados, Rendón logró hacerse de otros cuatro clientes grandes, con lo que alcanzó un facturación semestral, durante 2002, de $120 mil.

"El negocio más rentable está en obtener la concesión de las empresas grandes para ser recolector del material de desecho, pues no tienen quién lo haga. El servicio incluye el flete, calidad, limpieza, puntualidad, respeto de mis trabajadores en las instalaciones de la empresa, además de buena presentación", comenta.

Según cuenta Rendón, después de comprarle el desecho a estos clientes, la chatarra de mejor calidad, por la que paga entre 80 centavos y 1 peso por kilo, lo separa y lo prepara para revenderlo a las fundidoras, que le pagan 1.40 pesos por kilo. Empresas como Aceros Ticomán, Corsa e Hylsa, entre algunas otras, compran también el desecho generado por los talleres pequeños por el que paga de 50 a 70 centavos y lo vende por 1.10 pesos.

"Con este tipo de desecho, que es la nata de la chatarra, las fundidoras fabrican varillas, viguetas, placas de metal y barras, entre otros materiales que se producen a partir del reciclado del metal", explica Rendón.

En el caso del fierro generado por los hogares, y que se considera de baja calidad, es mejor venderlo a empresas como CFF Recycling, trituradora a la que Jorge Rendón le vende por 74 centavos el kilo de chatarra que él compra por 35 o 40 centavos. Esta firma francesa tiene la ventaja competitiva de contar con una maquinaria especializada en molido y separación de metales y otros materiales, por lo que es cliente potencial para los emprendedores.

Jorge anota que del desecho de buena calidad que le compra a las grandes empresas, obtiene aproximadamente el 60 por ciento de utilidades, mientras que del negocio con los pequeños talleres, saca el 20 por ciento y sólo el diez por ciento de la chatarra que generan los hogares.

"Si le compras a los talleres pequeños y a los deshuesaderos, con $5 mil llenas una camioneta de doble uso y puedes vender a CFF", dice Rendón. Agrega que una actividad complementaria es ofrecer el servicio de distribución y transporte de las piezas.
Además de los metales, hay un gran potencial económico y ecológico en la reutilización de materiales y componentes como motores, cajas de cambios, espejos, neumáticos, escapes, aceites, filtros, baterías y combustibles.

De acuerdo con el Instituto Autónomo de Investigaciones Ecológicas (INAINE), en México sólo el tres por ciento de los vehículos se fabrican con piezas que posteriormente podrán ser recicladas. En concreto, sólo el modelo Smart (Mercedes Benz-Swatch) está construido de esta forma. Del resto de las marcas se utiliza el 100 por ciento de los metales (fierros y acero), aunque la tendencia es el uso de plásticos en la fabricación de autos.

En países como Estados Unidos, Japón y los que integran la Unión Europea, los empresarios han descubierto los múltiples atractivos de un auto convertido en chatarra. Tan sólo en Europa el reciclaje de vehículos mueve cerca de 18 mil 650 millones de euros (cifra similar en dólares) y son, en su mayoría, las empresas pequeñas y medianas las que se encargan de aprovechar hasta el 80 por ciento de las partes de un automóvil.

Aunque en México aún falta una regulación en el sector, ya se discute un proyecto para fomentar que el gobierno y las empresas automotrices saquen de circulación, compren y reciclen los autos viejos, lo que alentará, cada vez más, el desarrollo de esta industria en México.

Recientemente, el Gobierno del DF inició un programa de renovación de unidades para el transporte público concesionado, por el cual se trituraron 800 microbuses en las primeras dos etapas, mientras que el programa de sustitución de taxis contempla el cambio de tres mil vehículos. En dicho programa participó CFF Recycling.

Muchos se dedican a la recaudación de metales para su reventa, pero pocos han armado una empresa profesional para aprovechar esta rica veta de mercado. Únete a este selecto club y trabaja una férrea oportunidad de negocio.

La experiencia en otros países indica que el reciclaje consiste en extraer, primero, todos los materiales considerados tóxicos (baterías, líquido de frenos, aceites, anticongelante, filtros, etc.), que se almacenan en contenedores específicos para su correcta manipulación y reciclaje.

Después se desmontan las piezas susceptibles de ser reutilizadas, como neumáticos, salpicaderas, vidrios, plásticos, textiles y catalizadores, para venderse como piezas de segunda mano a talleres y particulares.

Todo el material comercializable se envía a los fragmentadores que se encargan de recoger los vehículos, una vez que han sido desmantelados, y los fragmentan para recuperarlos y generar materia prima.

En España la industria de reciclaje de vehículos es una exigencia reglamentada. El comerciante León García comprobó que este negocio es una buena opción para quienes ya tienen experiencia en comercializar metales. Dedicado por muchos años a la recolección de chatarra, en 1985 decidió iniciar en Toledo, la compañía "Desguaces Hermanos García". El éxito no se hizo esperar. Cada año pasan por su empresa entre dos mil y dos mil 500 vehículos y cuenta con tres mil 800 clientes.


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