ElCapitalista007

lunes, noviembre 12, 2007

RUPERTI

Ruperti, un trader de crudo, tuvo su gran golpe de fortuna en 2003 cuando fue al rescate del gobierno de Chávez, que trataba de sobrevivir a la huelga que había clausurado a la compañía estatal Petróleos de Venezuela SA. Cuando el país se estaba quedando sin gasolina, Ruperti usó su flota de buques petroleros para descargar combustible en puertos venezolanos, mostrando que éstos eran seguros. Esto abrió el camino para que otros buques trajeran gasolina, que Ruperti compraba y revendía a PDVSA, rompiendo así la espina dorsal de la huelga. Agradecido, Chávez lo condecoró con la Orden del Ejército.

Ahora, Ruperti encarna las contradicciones de la Venezuela de Chávez: un país dedicado a la redistribución socialista de la riqueza, pero que también está gozando de un auge capitalista impulsado por el petróleo y que separa aún más a los ricos de los pobres. El whisky de 18 años está en boga, los Hummer y todoterreno último modelo llenan las calles de Caracas, mientras que cuatro de cada diez venezolanos sobrevive con US$2 o menos al día.

Ruperti, cuyo padre era un inmigrante italiano que trabajó como chef en restaurantes de la ciudad, es hoy un personaje en la sociedad caraqueña. El año pasado auspició el mayor evento de la temporada, que logró reunir a los boliburgueses y a las grande dames de la oposición chavista: un concierto de beneficencia a cargo del tenor Luciano Pavarotti. Un año antes, pagó US$1,7 millones en una subasta en Nueva York para adquirir un par de ornamentadas pistolas francesas que el armero de Napoleón hizo en 1804 para Simón Bolívar. Los chismes que circulaban en Caracas afirmaban que Ruperti le iba regalar las pistolas a Chávez, un hombre tan obsesionado con el héroe de la independencia que cambió el nombre de Venezuela a República Bolivariana de Venezuela. "Esas pistolas tenían que estar en manos de venezolanos", dice Ruperti, afirmando que las dejará a sus hijos. "Hay que rescatar la venezolanidad de la gente".

Sin embargo, los críticos de Ruperti afirman que sus prácticas de negocios son un ejemplo de cómo las cosas han empeorado en el país. Este año, la organización Transparencia Internacional ubicó a Venezuela en el lugar 141 entre los 163 países que figuran en su sondeo de "niveles de corrupción percibida".

El año pasado, una comisión parlamentaria compuesta mayoritariamente por miembros del partido de Chávez examinó acusaciones de que Ruperti habría ganado millones al doblefacturarle a PDVSA algunos envíos de gasolina durante la huelga. En ese período, el sistema contable de la empresa estatal había colapsado. La comisión también investigó si Ruperti obtuvo contratos de manera irregular para transportar asfalto para Citgo, la subsidiaria de PDVSA en Estados Unidos. Al final, la comisión lo absolvió. "Ruperti prestó servicios vitales a PDVSA y éstos le fueron pagados", dice Jesús Alberto García, el presidente de la comisión investigadora.

La saga continúa. Hace unos meses, la oficina presidencial envió una carta al Congreso pidiéndole a los legisladores que volvieran a examinar la controversia. Entre las cosas que la oficina presidencial quiere investigar es si PDVSA perdió US$30 millones debido a la sobrefacturación y las boletas falsas de Ruperti, y si el trader usó "nombres de empresas sin el conocimiento de éstas para adquirir combustible de forma fraudulenta". Ruperti niega cualquier fraude.

Hasta el momento, las acusaciones no han tenido un impacto mayor sobre sus negocios. Ahora su flota está compuesta por 19 buques y planea crear un banco marítimo. Ruperti también ha invertido US$26 millones en un canal de televisión por cable que quiere convertir en una estación que emita noticias las 24 horas. "Lo voy a llamar Canal I, por inteligencia, imparcialidad e información", afirma.

La actual dolce vita de vinos finos, whisky caro y autos de lujo les recuerda a muchos venezolanos el primer auge petrolero en los años 70, una época que muchos llaman "Venezuela Saudita". En esos años, el presidente Carlos Andrés Pérez, que nacionalizó el petróleo para crear PDVSA en 1976, favorecía a una camarilla de amigos conocida como los "12 apóstoles". Todos ellos hicieron enormes fortunas gracias a contratos con el gobierno. Ahora, dice Ben Ami Fihman, editor de la revista Exceso, "los 12 apóstoles se convirtieron en los 40 ladrones".

Hoy Caracas está tan dividida como en los días de la huelga petrolera. El nombre de Ruperti encabeza la lista de los "colaboradores del régimen" que publicó en Internet "Militares Democráticos", un grupo de oficiales antichavistas que fue expulsado de las fuerzas armadas.

"Mucha gente piensa que soy un diablo, pero no es verdad", dice Ruperti. "Duermo bien por las noches y moralmente estoy tranquilo". Pero no se arriesga. Aparte de su vehículo blindado, Ruperti siempre está acompañado por dos guardaespaldas coreanos que son expertos en Taekwondo.



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