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martes, enero 01, 2008

Inversionistas acuden al mercado para estimular la producción de vacunas para los pobres

Casi 2,5 millones de niños mueren todos los años a causa de enfermedades en las que el desarrollo o distribución de una vacuna se encuentra retrasada. Las farmacéuticas han mostrado poco interés en vacunas que reduzcan esta ola de muertes infantiles debido a que no son rentables. Ahora, un puñado de países occidentales y organismos internacionales están llevando adelante un experimento de libre mercado, orientado a atacar dos grandes problemas. Uno es la falta de investigación de las vacunas que necesitan, principalmente, los países pobres. Apenas un 10% de la investigación farmacéutica relacionada con enfermedades se concentra en males que afectan al 90% de la población mundial.

El segundo problema es el tiempo que demora la distribución. La vacuna contra la hepatitis B fue desarrollada en 1981, pero pasaron dos décadas antes de que llegara a los países más pobres.
La nueva estrategia, conocida como compromisos de mercado por adelantado, funciona así: los donantes se comprometen a comprar vacunas que aún no se han desarrollado, al por mayor, para países pobres, siempre y cuando las farmacéuticas puedan entregar un producto que cumpla con ciertas especificaciones y se llegue a un acuerdo de precios por adelantado. La idea es que todos los involucrados salgan ganando: las farmacéuticas tienen un incentivo para innovar, mientras que los donantes evitan financiar investigaciones sin futuro.

Entre quienes respaldan el plan figuran Bill Gates, el Papa Benedicto XVI, además de funcionarios de salud pública, organizaciones no gubernamentales, países acaudalados y algunas farmacéuticas. Sus defensores dicen que lo atractivo de la idea es que deja que el mercado, no los gobiernos, determine qué vacuna será producida y qué compañía la fabricará.

"Si el gobierno fuera a subsidiar la investigación y el desarrollo, los burócratas terminarían decidiendo el camino de investigación, el laboratorio, las instituciones", dice Carlo Monticelli, economista del Ministerio de Hacienda de Italia, el cual ha sido uno de los principales inversionistas en la iniciativa.

Los compromisos de mercado por adelantado aún no han sido sometidos a prueba. En febrero, los donantes accedieron al primero, la producción de una vacuna contra la enfermedad del neumococo, que mata a 700.000 niños todos los años en países en desarrollo. La Fundación Gates, el Reino Unido, Italia, Canadá, Noruega y Rusia se han comprometido a aportar US$1.500 millones para el proyecto. Los promotores esperan completar el marco legal en abril y entregar la vacuna a los países participantes para 2010.

Aunque tales compromisos son más prometedores que obligar a las farmacéuticas a cooperar con las agendas de ayuda global o pagarles millones para buscar soluciones improbables, la teoría que los respalda tiene varios agujeros.

Por ejemplo, las farmacéuticas pueden no estar dispuestas a apostar su presupuesto de desarrollo en estos compromisos. Antes que se logre un acuerdo, las farmacéuticas, donantes y países receptores tienen que acordar un precio y especificaciones para la vacuna. "A las farmacéuticas siempre les preocupará qué tan confiables son los compromisos de mercado por adelantado y si podrían cancelarlos en el último momento", dice Peter J. Hotez, especialista en enfermedades tropicales de la Universidad George Washington.

Además, aunque estos compromisos fueron concebidos como una forma de estimular la investigación y el desarrollo de vacunas en etapas tempranas, como aquellas para el VIH, tuberculosis y malaria, las cuales están a años o incluso décadas de completarse, tal vez no sirvan para esto. El mayor obstáculo para conquistar estas enfermedades es científico, no financiero, afirma Adel Mahmoud, ex director de vacunas de Merck. Eso hace que los compromisos por adelantado se adapten mejor a vacunas en las últimas etapas de desarrollo, en donde la financiación es el principal problema.

Al menos dos compañías, GlaxoSmithKline PLC y Wyeth, tienen vacunas en sus últimas etapas de desarrollo que podrían ayudar a controlar la enfermedad de neumococo. (La vacuna existente de Wyeth, Prevnar, no es efectiva contra las variedades de la enfermedad que se encuentran en el mundo en desarrollo). La meta del proyecto es doble: alentar la finalización de las vacunas y ofrecer seguridad financiera a las farmacéuticas de que existe un mercado.

Otra prueba para el proyecto será el fomentar la competencia entre las farmacéuticas al conseguir que más de una firma desarrolle una vacuna. El poder de los compromisos para atraer fabricantes de vacunas de los países en desarrollo podría ser crucial, dado que estas compañías a menudo entienden cómo poner el precio y distribuir vacunas en esos mercados.



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