Una ayuda para reducir la acumulación de tarjetas
Ahora están llegando al mercado nuevos escáneres de tarjetas de presentación, facilitando más que nunca que organicemos todas esas tarjetas que se han acumulado en nuestros escritorios o billeteras.Las últimas versiones de estos aparatos tienen un tamaño cada vez más pequeño y más características. Se pueden usar, entre otras cosas, para escanear fotos, documentos de identidad y cheques, siempre y cuando estos documentos no sean mucho más grandes que una tarjeta de presentación.
Por estos días he sometido a prueba dos productos: el OptiCard 821, de la empresa californiana Plustek Technology, y el IRISCard Pro 4, de la compañía belga Image Recognition Integrated Systems (I.R.I.S.).
A mi juicio, ambos escáneres ofrecen maneras rápidas y baratas de organizar la información de las tarjetas de presentación. Sin embargo, no es fácil operar su software cuando uno trata de manipular las imágenes digitales resultantes. Además, ambas máquinas se desempeñan mejor cuando hacen su tarea original, es decir, escanear tarjetas de presentación. Los resultados no son tan óptimos cuando escanean fotos, por ejemplo.
Mejor con fondos claros
En general, el software de ambos productos genera imágenes claras de los nombres y números que aparecen en las tarjetas de presentación tradicionales. Es decir, aquellas que usan una tinta oscura sobre un fondo claro. Pero los escáneres no hicieron un buen trabajo cuando tuvieron que leer tarjetas con impresiones oscuras.
La instalación del software fue bastante fácil y sólo demoró unos pocos minutos. Después de insertar el CD del programa en la computadora, se abren ventanas pop-up que lo guían a uno a través del proceso. Al finalizar la instalación, uno conecta el escáner al puerto USB de la computadora con un cable que viene incluido con los productos.
Para comenzar el proceso de escaneo, basta con colocar las tarjetas en una ranura delantera que tienen los aparatos y apretar el botón de escanear. Los escáneres transportan las tarjetas a través del lector y las expulsan por la parte trasera del aparato.
La primera vez que uno utiliza los escáneres, las máquinas le piden que las calibre para fijar los parámetros de colores, sombras y luz. Es una tarea fácil: uno simplemente inserta una tarjeta especial que viene con los productos empacados.
Los software de los escáners pueden reconocer y categorizar tarjetas de presentación escritas en varios idiomas, incluyendo español, francés, alemán, italiano, árabe y chino. Cualquiera de las dos máquinas escanea las tarjetas en no más de cinco segundos, pero escanear fotografías demora mucho más.
Opciones de personalización
Ambas máquinas tienen dos botones en la parte superior que son para el escaneo (scan) y para personalizar (custom) aún más el escaneo. El botón de escaneo tiene unas cuantas configuraciones estándar para captar la imagen frontal de las tarjetas y transformarla en un archivo PDF.
El botón de personalización comienza con el mismo proceso, pero después permite manipular los resultados. Cuando inserté una tarjeta de presentación en uno de los escáneres y después presioné el botón de personalización, se abrió una ventana pop-up para que seleccionara detalles como el lenguaje, color, dimensiones, el archivo específico al cual quería enviar la imagen y el formato de almacenamiento.
Uno puede editar las tarjetas durante el proceso de almacenamiento y puede hacer cualquier arreglo posterior. Las imágenes se guardan en la carpeta que uno escoja cuando se realiza la configuración de las opciones de escaneo. El usuario también puede optar por tenerlas en orden alfabético.
Los escáneres vienen con un software que ayudan a que el proceso de escaneo y organización sea más eficiente. Sin embargo, también puede resultar algo confuso para algunos usuarios debido a la cantidad de opciones que ofrece.
Para poner a prueba la nueva OptiCard, que se vende en Estados Unidos por US$150, decidí procesar 20 tarjetas de presentación que escogí al azar, pero todas con fondo blanco. El escaneo fue rápido. Trece de las tarjetas de fondo blanco salieron perfectamente bien, o con detalles menores que no requerían de ninguna edición posterior. Otras cuatro necesitaron algo de edición posterior, pero no fue más que unos pocos minutos. Tres tarjetas de presentación exigieron una edición posterior más grande, incluyendo reescribir algunas partes, ya que faltaban números o el nombre se había sobrepuesto con un número de teléfono. También hice el proceso con dos tarjetas de presentación con fondo oscuro, pero no hubo caso. Una sencillamente no salió y otra tenía manchas negras.
El escáner IRISCard Pro 4, que cuesta en Estados Unidos US$200, fue, en mi opinión, un poco más preciso a la hora de escanear los textos de las mismas 20 tarjetas con fondo claro. Sólo dos tarjetas de presentación requirieron un poco de edición posterior —por ejemplo, reemplazar un guión por una coma— y sólo una tarjeta exigió una edición más profunda, que fue volver a colocar información que no había salido. Sin embargo, esta máquina tampoco pudo procesar las tarjetas de presentación de fondo oscuro.
Las fotos no son su fuerte
También usé los escáneres con unas cuantas fotos, pero las copias salieron demasiado borrosas como para guardarlas.
Ambas máquinas son más pequeñas que algunos controles remotos de televisores. La altura del OptiCard es de 3,81 centímetros, su ancho 17,5 centímetros y su grosor de 6 centímetros. Las dimensiones del IRISCard Pro 4 son 3,3 centímetros de altura, por 15,7 centímetros de ancho y 5,08 centímetros de grosor. Fui capaz de llevar los escáneres en los bolsillos de mi chaqueta a la oficina. Me puedo imaginar llevar uno de estos aparatos a un seminario de varios días para organizar toda la recolección de tarjetas de presentación. Ambas máquinas son compatibles con computadoras Windows y Mac.
Si bien la interfaz entre los escáneres y el programa de datos del usuario podría ofrecer más características para facilitar la organización, vale la pena experimentar con las herramientas que se ofrecen. Al menos uno puede deshacerse de esas montañas de tarjetas que se acumulan en nuestros escritorios.
Por estos días he sometido a prueba dos productos: el OptiCard 821, de la empresa californiana Plustek Technology, y el IRISCard Pro 4, de la compañía belga Image Recognition Integrated Systems (I.R.I.S.).
A mi juicio, ambos escáneres ofrecen maneras rápidas y baratas de organizar la información de las tarjetas de presentación. Sin embargo, no es fácil operar su software cuando uno trata de manipular las imágenes digitales resultantes. Además, ambas máquinas se desempeñan mejor cuando hacen su tarea original, es decir, escanear tarjetas de presentación. Los resultados no son tan óptimos cuando escanean fotos, por ejemplo.
Mejor con fondos claros
En general, el software de ambos productos genera imágenes claras de los nombres y números que aparecen en las tarjetas de presentación tradicionales. Es decir, aquellas que usan una tinta oscura sobre un fondo claro. Pero los escáneres no hicieron un buen trabajo cuando tuvieron que leer tarjetas con impresiones oscuras.
La instalación del software fue bastante fácil y sólo demoró unos pocos minutos. Después de insertar el CD del programa en la computadora, se abren ventanas pop-up que lo guían a uno a través del proceso. Al finalizar la instalación, uno conecta el escáner al puerto USB de la computadora con un cable que viene incluido con los productos.
Para comenzar el proceso de escaneo, basta con colocar las tarjetas en una ranura delantera que tienen los aparatos y apretar el botón de escanear. Los escáneres transportan las tarjetas a través del lector y las expulsan por la parte trasera del aparato.
La primera vez que uno utiliza los escáneres, las máquinas le piden que las calibre para fijar los parámetros de colores, sombras y luz. Es una tarea fácil: uno simplemente inserta una tarjeta especial que viene con los productos empacados.
Los software de los escáners pueden reconocer y categorizar tarjetas de presentación escritas en varios idiomas, incluyendo español, francés, alemán, italiano, árabe y chino. Cualquiera de las dos máquinas escanea las tarjetas en no más de cinco segundos, pero escanear fotografías demora mucho más.
Opciones de personalización
Ambas máquinas tienen dos botones en la parte superior que son para el escaneo (scan) y para personalizar (custom) aún más el escaneo. El botón de escaneo tiene unas cuantas configuraciones estándar para captar la imagen frontal de las tarjetas y transformarla en un archivo PDF.
El botón de personalización comienza con el mismo proceso, pero después permite manipular los resultados. Cuando inserté una tarjeta de presentación en uno de los escáneres y después presioné el botón de personalización, se abrió una ventana pop-up para que seleccionara detalles como el lenguaje, color, dimensiones, el archivo específico al cual quería enviar la imagen y el formato de almacenamiento.
Uno puede editar las tarjetas durante el proceso de almacenamiento y puede hacer cualquier arreglo posterior. Las imágenes se guardan en la carpeta que uno escoja cuando se realiza la configuración de las opciones de escaneo. El usuario también puede optar por tenerlas en orden alfabético.
Los escáneres vienen con un software que ayudan a que el proceso de escaneo y organización sea más eficiente. Sin embargo, también puede resultar algo confuso para algunos usuarios debido a la cantidad de opciones que ofrece.
Para poner a prueba la nueva OptiCard, que se vende en Estados Unidos por US$150, decidí procesar 20 tarjetas de presentación que escogí al azar, pero todas con fondo blanco. El escaneo fue rápido. Trece de las tarjetas de fondo blanco salieron perfectamente bien, o con detalles menores que no requerían de ninguna edición posterior. Otras cuatro necesitaron algo de edición posterior, pero no fue más que unos pocos minutos. Tres tarjetas de presentación exigieron una edición posterior más grande, incluyendo reescribir algunas partes, ya que faltaban números o el nombre se había sobrepuesto con un número de teléfono. También hice el proceso con dos tarjetas de presentación con fondo oscuro, pero no hubo caso. Una sencillamente no salió y otra tenía manchas negras.
El escáner IRISCard Pro 4, que cuesta en Estados Unidos US$200, fue, en mi opinión, un poco más preciso a la hora de escanear los textos de las mismas 20 tarjetas con fondo claro. Sólo dos tarjetas de presentación requirieron un poco de edición posterior —por ejemplo, reemplazar un guión por una coma— y sólo una tarjeta exigió una edición más profunda, que fue volver a colocar información que no había salido. Sin embargo, esta máquina tampoco pudo procesar las tarjetas de presentación de fondo oscuro.
Las fotos no son su fuerte
También usé los escáneres con unas cuantas fotos, pero las copias salieron demasiado borrosas como para guardarlas.
Ambas máquinas son más pequeñas que algunos controles remotos de televisores. La altura del OptiCard es de 3,81 centímetros, su ancho 17,5 centímetros y su grosor de 6 centímetros. Las dimensiones del IRISCard Pro 4 son 3,3 centímetros de altura, por 15,7 centímetros de ancho y 5,08 centímetros de grosor. Fui capaz de llevar los escáneres en los bolsillos de mi chaqueta a la oficina. Me puedo imaginar llevar uno de estos aparatos a un seminario de varios días para organizar toda la recolección de tarjetas de presentación. Ambas máquinas son compatibles con computadoras Windows y Mac.
Si bien la interfaz entre los escáneres y el programa de datos del usuario podría ofrecer más características para facilitar la organización, vale la pena experimentar con las herramientas que se ofrecen. Al menos uno puede deshacerse de esas montañas de tarjetas que se acumulan en nuestros escritorios.
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