ElCapitalista007

martes, julio 17, 2007

UNA HISTORIA QUE COMENZÓ EN CHICAGO

A comienzos de los 70 el crecimiento económico de Europa y Japón, junto con la pérdida de competitividad de las exportaciones americanas, ejercían una presión ya casi insostenible sobre el acuerdo de paridades fijas creado hacia los finales de la segunda Guerra Mundial, en Breton Woods (donde se creara el FMI). En 1971, bajo la presidencia de Richard Nixon, EE.UU. decide alejarse del patrón oro -que establecía la convertibilidad de la moneda americana por el metal precioso a razón de 35 billetes por onza-, situación que finalmente terminaría por acabar con el sistema de tipos de cambio fijos: a partir de entonces los individuos, empresas y Estados debían enfrentar el riesgo derivado de los movimientos en las cotizaciones de las divisas. Como muchas veces sucede en la historia, esta avalancha de cambios no fue inmediatamente interpretada por la mayoría. Entre este grupo seguramente no se encontraba un hombre llamado Leo Melamed.

que de muy pequeño había escapado de los nazis desde su Polonia natal para convertirse en un joven y prestigioso abogado radicado en la ciudad de Chicago. Durante algunos años había dividido su actividad profesional entre las leyes y el trading, hasta que en 1965 se concentró en su tarea de operador del Chicago Mercantile Exchange (CME), llegando a ocupar su presidencia entrado el año 1969.

Para principios de los 70, CME y el Chicago Board of Trade (CBOT) estaban ansiosos por expandir sus mercados y competían “al mejor estilo Chicago”. En aquellos momentos CBOT era el más fuerte de ambos como consecuencia de poseer recintos de operaciones para las commodities más importantes, relegando a un triste segundo lugar a CME, que era más conocido como “el lugar donde se negocia tocino”.

Pero Leo Melamed pudo ver los que estaba sucediendo. Entendió que si la paridad entre el dólar y el yen se modificaba del mismo modo en que variaba el precio de la carne de cerdo, entonces los individuos querrían negociar contratos de yenes, tal como lo hacían con el tocino de cerdo, para cubrir las variaciones del poder e compra de las monedas.

Fue así como CME constituyó en 1972 una división, llamada Internacional Monetary Market, con el innovador propósito de negociar contratos donde el activo subyacente era una divisa. Los contratos sobre libras esterlinas, dólares canadienses, yenes y francos suizos, entre otros, se convirtieron de esta manera en los primeros productos financieros en ser negociados en el marco de un mercado de futuros institucionalizado.

A la distancia, el trading de productos financieros parece una continuidad lógica y obligada del progreso de la actividad económica; sin embargo, para aquellos tiempos, en los que sólo se operaban mercaderías tangibles y valiosos por sí mismos, el concepto de operar monedas y posteriormente tasas de interés resultaba más que curioso.

En pocos años CME se convirtió en el mercado número uno del mundo. A Leo Melamed se lo conoce hoy como el padre de los futuros financieros y uno de los fundadores de la Trillion Dollar Industry. Antes de 1972 el volumen de CME se medía en millones de dólares; después de los futuros financieros hubo que llevar las estadísticas en billones. De acuerdo a Merton Miller premio Nobel de economía en 1990- la introducción de los futuros financieros ha sido la más significativa innovación financiera de los últimos 20 años.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio