Cómo los nuevos actores financieros están transformando el capitalismo global
Los fondos de pensiones, los fondos mutuos y las aseguradoras todavía retienen la mayor parte de los activos financieros globales, alrededor de US$59,4 billones (millones de millones). Pero cuatro recién llegados crecen con rapidez: los bancos centrales asiáticos, los fondos de cobertura, las firmas de capital privado y los inversionistas de petrodólares. En conjunto, este grupo gestiona unos US$8,4 Trillones, lo que equivale a US$1 de cada US$20 en el sistema financiero global. Desde 2000, sus activos se han triplicado. Incluso si el precio del crudo cae a US$50 el barril, el enorme superávit comercial de China se reduce y se desacelera el crecimiento de las firmas de capital privado y fondos de cobertura, los activos de estos cuatro grandes jugadores se duplicarán hacia 2012
El ascenso de este grupo marca una nueva etapa en la globalización de los mercados financieros. Ellos constituyen una de las vías en que se propaga de un país a otro la onda expansiva de los terremotos económicos. Europa se ve sacudida no porque Estados Unidos esté importando menos Mercedes o vino francés, sino debido al contagio de la crisis de las hipotecas de alto riesgo, que ha afectado los bancos en Düsseldorf.
"Estos nuevos actores poderosos representan un cambio estructural en los mercados globales de capital", afirma McKinsey en un análisis de 174 páginas que se publica hoy. Su crecimiento se "refuerza mutuamente", añaden los analistas, ya que los magnates de los petrodólares colocan su dinero en los fondos de cobertura y así sucesivamente.
El informe titulado The New Power Brokers (algo así como "Los nuevos actores decisivos") contiene datos como los siguientes:
— Con el barril de crudo a US$70, los productores de petróleo pueden gastar casi US$2.000 millones de petrodólares al día. Las inversiones del príncipe saudita Alwaleed Bin Talal Assaud equivalen a unos US$50.000 millones (incluyendo participaciones de 4% en Citigroup y News Corp.), con lo que su fortuna está a la par de la de Warren Buffett. Entre 20% y 25% de todos los petrodólares pertenecen a individuos muy acaudalados.
— Con activos por US$1,1 Trillones, el banco central chino es el quinto mayor gestor de dinero del mundo. Sus activos equivalen al 75% de toda la industria global de los fondos de cobertura (sin contar la deuda que asumen).
— Los cinco mayores fondos de cobertura tienen, cada uno, al menos US$30.000 millones en activos. Si se toma en cuenta la deuda que asumen, cada uno comanda unos US$100.000 millones. Los fondos de cobertura representan entre 30% y 50% del corretaje en los mercados bursátiles y de bonos de EE.UU. y el Reino Unido.
¿Qué significa todo esto? No lo sabremos durante años, pero hay algunas implicaciones.
Una parte tan grande de este dinero llega a EE.UU. que, como resultado, las tasas de interés de largo plazo de ese país se mantienen a la baja. Sólo los bancos centrales de Asia y los petrodólares reducen las tasas estadounidenses en cerca de tres cuartos de un punto porcentual. Esto contribuyó a un festín de deuda en EE.UU. que elevó los precios de las acciones y de los bienes raíces.
McKinsey piensa que el valor de las acciones es razonable, con base en la relación precio-ganancias, pero la firma culpa a estos actores de contribuir a una burbuja inmobiliaria global.
En los años venideros, una parte importante de ese dinero irá a parar a Asia, el Medio Oriente, África y otros mercados emergentes. Y ese es un recordatorio de que EE.UU. necesita liberarse de su adicción a este dinero y comenzar a ahorrar más.
El poderío financiero de muchos gobiernos está creciendo, como atestigua el auge de los fondos soberanos financiados por las reservas de los bancos centrales (el caso de Asia) o por el petróleo (en Medio Oriente y Noruega).
Esto abre la posibilidad de que se realicen inversiones con motivos políticos, mercantilistas e, incluso, militares. Hasta ahora no ha sido así, pero el riesgo persiste.
El ascenso de este grupo marca una nueva etapa en la globalización de los mercados financieros. Ellos constituyen una de las vías en que se propaga de un país a otro la onda expansiva de los terremotos económicos. Europa se ve sacudida no porque Estados Unidos esté importando menos Mercedes o vino francés, sino debido al contagio de la crisis de las hipotecas de alto riesgo, que ha afectado los bancos en Düsseldorf.
"Estos nuevos actores poderosos representan un cambio estructural en los mercados globales de capital", afirma McKinsey en un análisis de 174 páginas que se publica hoy. Su crecimiento se "refuerza mutuamente", añaden los analistas, ya que los magnates de los petrodólares colocan su dinero en los fondos de cobertura y así sucesivamente.
El informe titulado The New Power Brokers (algo así como "Los nuevos actores decisivos") contiene datos como los siguientes:
— Con el barril de crudo a US$70, los productores de petróleo pueden gastar casi US$2.000 millones de petrodólares al día. Las inversiones del príncipe saudita Alwaleed Bin Talal Assaud equivalen a unos US$50.000 millones (incluyendo participaciones de 4% en Citigroup y News Corp.), con lo que su fortuna está a la par de la de Warren Buffett. Entre 20% y 25% de todos los petrodólares pertenecen a individuos muy acaudalados.
— Con activos por US$1,1 Trillones, el banco central chino es el quinto mayor gestor de dinero del mundo. Sus activos equivalen al 75% de toda la industria global de los fondos de cobertura (sin contar la deuda que asumen).
— Los cinco mayores fondos de cobertura tienen, cada uno, al menos US$30.000 millones en activos. Si se toma en cuenta la deuda que asumen, cada uno comanda unos US$100.000 millones. Los fondos de cobertura representan entre 30% y 50% del corretaje en los mercados bursátiles y de bonos de EE.UU. y el Reino Unido.
¿Qué significa todo esto? No lo sabremos durante años, pero hay algunas implicaciones.
Una parte tan grande de este dinero llega a EE.UU. que, como resultado, las tasas de interés de largo plazo de ese país se mantienen a la baja. Sólo los bancos centrales de Asia y los petrodólares reducen las tasas estadounidenses en cerca de tres cuartos de un punto porcentual. Esto contribuyó a un festín de deuda en EE.UU. que elevó los precios de las acciones y de los bienes raíces.
McKinsey piensa que el valor de las acciones es razonable, con base en la relación precio-ganancias, pero la firma culpa a estos actores de contribuir a una burbuja inmobiliaria global.
En los años venideros, una parte importante de ese dinero irá a parar a Asia, el Medio Oriente, África y otros mercados emergentes. Y ese es un recordatorio de que EE.UU. necesita liberarse de su adicción a este dinero y comenzar a ahorrar más.
El poderío financiero de muchos gobiernos está creciendo, como atestigua el auge de los fondos soberanos financiados por las reservas de los bancos centrales (el caso de Asia) o por el petróleo (en Medio Oriente y Noruega).
Esto abre la posibilidad de que se realicen inversiones con motivos políticos, mercantilistas e, incluso, militares. Hasta ahora no ha sido así, pero el riesgo persiste.
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