ElCapitalista007

martes, julio 31, 2007

Revelan Inversión de Barderas-Hazoury II

PANAMÁ.- El primero en soltar una pista fue el viceministro de Comercio e Industrias, Manuel José Paredes, el último 11 de junio. Dijo que un consorcio 100% extranjero analizaba construir un inmenso parque energético en María Chiquita, Colón. Por razones de confidencialidad, no dio más detalles.Detrás del tibio anticipo del funcionario se esconde una de las obras más monumentales que apoya la gestión del presidente, Martín Torrijos: un megaproyecto energético que comienza en el Atlántico y termina en el Pacífico, cuya inversión solo en la primera etapa alcanza los mil millones de dólares.
La principal “joya de la corona” es la construcción de un oleoducto de alrededor de 90 kilómetros de largo que unirá ambos océanos y que pasará por debajo del Canal a la altura de la zona de Gamboa.

La firma extranjera Centro Energético de las Américas (CELA) es el principal promotor e inversionista, según se desprende del estudio de impacto ambiental (EIA) -al que tuvo acceso este diario- que la compañía presentó a la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) el pasado 3 de julio.

Naciendo en el Atlántico
En la pequeña localidad de María Chiquita, a 15 kilómetros de Colón, se encontrará el núcleo neurálgico de la empresa: un parque energético de unas mil 500 hectáreas, que incluye un centro de refinería de petróleo, plantas petroquímicas, de regasificación y un complejo de almacenamiento de gas natural, hidrocarburos y productos químicos.

En total, el parque tendrá una capacidad de refinación de petróleo de hasta 2 millones de barriles por día. A ello se suma un volumen de producción petroquímica de hasta 3 millones de toneladas por año. Del otro lado del país, la empresa prevé instalar en la antigua base aérea de Howard (en un terreno de 60 hectáreas) una terminal con capacidad de acopio de 20 millones de barriles de petróleo crudo y productos refinados (gasolina y diésel, entre otros).

Pero eso no es todo: también pretende construir un atracadero y un patio de tanques de almacenamiento -que estará conectado al continente por medio del oleoducto- en el extremo noroeste de la isla de Taboga. Para ese propósito, la empresa compró allí 20 hectáreas de tierra, aunque en la primera etapa utilizará 13 hectáreas y media. El Plan Maestro que elaboró la empresa prevé empezar la fase de construcción durante el último trimestre de 2007. En el tercer trimestre de 2009 -según ese estudio- estarían culminadas las obras de la primera etapa.

El centro industrial fue desarrollado por la empresa extranjera con la colaboración de las firmas Técnicas Reunidas (España), Cryogas (Estados Unidos) y Jurong (Singapur). Los dueños: un grupo de empresarios extranjeros que encabezan Jesús Barderas, Abraham Hazoury y Luis Marín.

Dr. Jekyll y Mr. Hyde
Como el personaje de la famosa novela de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr Hyde, el megaproyecto tiene dos caras: dará empleo directo a 6 mil 400 personas, pero su construcción y funcionamiento traerán consecuencias irreversibles para el medio ambiente: desde alteración en la calidad del agua dulce y salada, hasta la eliminación de árboles autóctonos.

El oleoducto, además, invadirá áreas protegidas en el 36.7% de su recorrido, según se aclara en el EIA. Durante su camino, en el que unirá los dos océanos, las tuberías -que irán bajo tierra- afectarán los manglares ubicados entre la desembocadura del río Viejo hasta María Chiquita (Colón), así como también los manglares situados al final del río Venado, en la comunidad de Veracruz (Panamá).

“No hemos evaluado el proyecto en sí, sino que lo hemos admitido. Ahora sigue la fase de evaluación”, aclaró Bolívar Zambrano, director nacional de Evaluación y Ordenamiento Ambiental de la Anam.

Un largo camino
El proyecto deberá tener el visto bueno, antes de comenzar la obra, de un rosario de dependencias oficiales: Ministerio de Vivienda, Autoridad del Canal de Panamá, Ministerio de Comercio e Industrias, Dirección de Áreas Protegidas y Vida Silvestre, Autoridad Marítima de Panamá e Instituto Nacional de Cultura. Según dijo Zambrano, se realizarán dos foros públicos: uno en Colón y otro en Panamá.

No obstante, en el EIA se incluyó una encuesta a 381 personas del área de Colón, Veracruz y Taboga. Según el sondeo, el 66% de las personas considera que el proyecto traerá efectos positivos sobre sus comunidades.

La gente, sin embargo, plasmó en las entrevistas sus miedos: derrame de combustible, inmigrantes de la capital, daños al ecosistema, posible contaminación del agua y las playas, destrucción de propiedades y sobrecarga del sistema vial.

La actualidad se entrelaza, a lo largo del oleoducto, con la historia de Panamá. Según el EIA se identificaron 12 posibles localidades arqueológicas a lo largo del área de influencia del proyecto.

Impulso
El Gobierno concede a la empresa facilidades fiscales y arancelarias El puntapié inicial al proyecto lo dio el 13 de marzo último el Ministerio de Comercio e Industrias.

Ese día, la empresa y el Gobierno firmaron un acuerdo de entendimiento, hasta ahora desconocido, en el cual el Estado se compromete a “realizar sus mejores esfuerzos para asistir en las actividades desarrolladas” por el Centro Energético de las Américas. También el Estado se obliga a ayudar a la empresa en la tramitación de “cualquier permiso” que requiera, previo cumplimiento de las leyes.

El memorándum -al que tuvo acceso este diario- lleva la firma del ministro de Comercio e Industrias, Alejandro Ferrer, y del vicepresidente ejecutivo de la firma, el venezolano Luis Marín.

El acuerdo establece, además, que se le concederá “el tratamiento fiscal y arancelario beneficioso de una Zona Libre de Petróleo”. El documento le entrega un cheque en blanco a la empresa. Según el artículo 5, “tendrá derecho a cualquier beneficio fiscal o arancelario que facilite el desarrollo del proyecto”, siempre que cumpla las leyes de Panamá. La compañía actuará, según el memorándum, como el principal promotor e inversionista.

El acuerdo tiene seis meses de vigencia, aunque se podrá prorrogar por seis meses más. Si la empresa -tras realizar los estudios- considera que no es viable la obra, podrá abandonar el proyecto previa entrega al Estado de los reportes, datos y demás informaciones. Oleoducto irá por áreas protegidas.

El medio ambiente “padecerá” el desarrollo del proyecto energético que pretende construir la firma Centro Energético de las Américas. Según el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que entregó la empresa a la Autoridad Nacional de Medio Ambiente, la realización del proyecto traerá como consecuencia:

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