ElCapitalista007

miércoles, septiembre 05, 2007

CURIOSIDADES: Cuando la suegra del CEO muere, mejora la compañía?:

¿Les incumbe a los accionistas que el hijo del presidente ejecutivo de la compañía haya fallecido? ¿O si se ha muerto su suegra?Este tipo de cosas no suele formar parte de las decisiones a la hora de invertir. Pero tal vez debería, según un reciente estudio realizado por tres profesores de finanzas. Al evaluar un sinfín de datos que el gobierno de Dinamarca recopila sobre empresas, los profesores pudieron esbozar vínculos entre el fallecimiento de un familiar de los presidentes ejecutivos y la rentabilidad de sus empresas a lo largo de una década.En los dos años posteriores a la muerte de un hijo, la rentabilidad de la compañía caía en promedio 20%. En cuanto a la suegra del máximo ejecutivo, los viejos chistes parecen ser ciertos: los investigadores hallaron que la rentabilidad de la empresa aumentaba ligeramente después de su fallecimiento.


Este estudio forma parte de un nuevo y polémico campo de investigación financiera que se sumerge en las vidas y personalidades de los altos ejecutivos para ver si estos factores tienen nexos con el desempeño bursátil y corporativo de las empresas. Esta tendencia de estudios es una extensión de la idea de ver a los presidentes ejecutivos como actores cruciales para los negocios que lideran. Si su desempeño es en realidad tan vital, dicen los investigadores, uno debería tratar de saber cualquier cosa que pueda afectar su rendimiento.

Mansiones de lujo

Un estudio coproducido por David Yermack, un profesor de finanzas en la Universidad de Nueva York, examinó la compra de viviendas de los ejecutivos. Descubrió que, en promedio, las acciones de las empresas cuyos líderes compran o construyen megamansiones tienen un desempeño marcadamente inferior al del mercado. Los investigadores no pretenden apuntar las razones, pero especulan que tal vez algunos de estos ejecutivos estén más centrados en disfrutar de sus riquezas que en trabajar duro. Otra especulación: en algunos casos, la adquisición de costosos bienes raíces puede ser una coartada para que un presidente ejecutivo venda sus acciones sin levantar sospechas. ¿Por qué las vendería? Porque tiene dudas acerca del futuro de la compañía.

Otros académicos han detectado un pobre desempeño bursátil y débiles ganancias en compañías que están a cargo de ejecutivos que han recibido premios de la prensa de negocios. ¿Su teoría? Una vez que se convierten en estrellas, esos presidentes ejecutivos prestan más atención a escribir sus memorias o estar en las juntas directivas de otras empresas, que a gestionar sus propias empresas.

Hace poco, dos profesores de la Universidad de Penn State trataron de clasificar a los máximos ejecutivos de empresas tecnológicas según su grado de narcisismo. Evaluaron cosas como el tamaño de las fotos de los ejecutivos en los reportes anuales y cuántas veces usaban la primera persona en entrevistas con la prensa. Los autores concluyeron que los ejecutivos narcisistas tendían a asumir más riesgos, lo que llevaba a mayores fluctuaciones en la rentabilidad de sus compañías. El estudio, llamado It's All About Me (algo así como "Todo gira en torno a mí") será publicado por la revista Administrative Science Quarterly.

'Esposas trofeo'

Esta nueva línea de investigación plantea difíciles preguntas personales. Si se intensifica, ¿se tratará la vida de los altos ejecutivos como la de los políticos y las estrellas de cine? De hecho, algunos investigadores dicen que un ámbito maduro es el de los posibles efectos que los divorcios y las "esposas trofeo" tienen sobre el éxito en los negocios.

"Me cuesta imaginar que la enfermedad de mi hijo sea de la incumbencia de alguien fuera de mi familia", dice Jerry Levin, presidente de la junta de la cadena minorista estadounidense Sharper Image Corp. "Asumir que lo que pase en mi vida privada va a afectar mi negocio es una locura. Ni siquiera le haría esa clase de preguntas a mis empleados, a mis propios ejecutivos".

Algunos inversionistas dicen que les parece bien tener más datos personales sobre los presidentes ejecutivos, siempre y cuando esta información no sea demasiado intrusiva. "Entrometerse con gente que tiene un hijo con leucemia me parece una invasión", dice Scott Black, presidente de la gestora de dinero Delphi Management Inc. Black dice que evita invertir en empresas que gastan profusamente en sus casas matrices y mobiliarios. Y si descubriera que un presidente ejecutivo adquirió una mansión, un yate o una pintura por US$20 millones, afirma, "sí que sería de interés".

Estas nuevas investigaciones también son parte de un enfoque más matizado del estudio de la gestión de las empresas. En vez de asumir que todos los altos ejecutivos están dedicados a maximizar la riqueza propia y la de sus accionistas, los investigadores sostienen que los directivos pueden tener otros objetivos, como construir su legado o hacer alarde de su riqueza mediante mansiones gigantescas. Estas pueden ser conductas perfectamente racionales, pero ciertamente no están alineadas con los intereses de los accionistas.


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